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Especial - 4 abril, 2014

Cesar, de valle a desierto

Más de 600.000 hectáreas del suelo perdieron su vida útil en el Cesar. En gran parte de sus tierras el departamento presenta desertificación severa.

La falta de planificación y control sobre permisos ambientales, ha contribuido, de acuerdo con conocedores del tema, para que el suelo muera muchos años antes de lo considerado.
EL PILÓN / Adamis Guerra.
La falta de planificación y control sobre permisos ambientales, ha contribuido, de acuerdo con conocedores del tema, para que el suelo muera muchos años antes de lo considerado. EL PILÓN / Adamis Guerra.

El único camino que llevan las tierras productoras del departamento es el recuerdo. Su estado es crítico y, según el último diagnóstico, comenzaron su etapa terminal.

Parece que la profecía de la que hablaba el exministro de Agricultura, Pedro Castro Monsalvo, y que fue plasmada en una canción vallenata (ganadora en el Festival Vallenato en 1977) por Julio Oñate Martínez se cumplió a favor de lo divino y no del hombre:

Alerta, alerta vallenato,

mira que ahí viene La Guajira

lo comentaba Pedro Castro

lo comentaba Pedro Castro

que el gran desierto se avecina

El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), hace más de diez años, presentó un análisis que identificó al Cesar como una de las regiones más afectadas por los procesos de la desertificación a nivel nacional, con un cubrimiento de 950.719 hectáreas en ecosistemas secos (42.04% ), de los que 613.795 hectáreas se encuentran en desertificación (27.14%).

La crítica situación, de acuerdo con Alberto Gutiérrez, especialista en temas ambientales, es una advertencia entregada desde hace mucho a las autoridades nacionales que cuentan con poca capacidad de respuesta, puesto a que el desarrollo no solamente es depredar, acabar y sustituir.

La especialización del índice de sequía para en el Cesar muestra que la zona norte y central presenta índices de aridez, por lo que se consideran como ecosistemas secos propensos al desarrollo de los procesos de desertificación.

El análisis de los datos climáticos por medio del índice de precipitación mostró la vulnerabilidad de las zonas secas del departamento a las sequías, en especial a fenómenos de incidencia global como el Niño, que dejó afectadas a 52.370 personas; 10.707 familias; 118 viviendas destruidas y; 2.076 viviendas averiadas durante su trance. Por otra parte, se reportaron 6.500 hectáreas y 18 kilómetros de vías afectadas.

Los municipios con mayor área en ecosistemas secos y con problemas de desertificación son: El Paso, Astrea, San Diego, Bosconia, Valledupar (40%), La Paz, Becerril, Codazzi y El Copey los cuales tienen más del 50% de su área con diferentes niveles de desertificación.

Los suelos del departamento, fundado en 1967 están perdiendo su vigencia, algunos lugares ya son estériles, la tierra está agrietada y el polvo sólo se levanta cuando es ‘atropellado’ por el fuerte viento del verano.

En esta región históricamente gran parte de las actividades económicas han estado ligadas a ganadería y agricultura. En la actualidad siguen prevaleciendo, aun cuando se destacan apuestas como la explotación del carbón, que en menos de 15 años se extendió en unas 300.000 hectáreas y sigue avanzando con las concesiones otorgadas; pero directa o indirectamente hizo perder al Cesar en las últimas dos décadas, 180.000 hectáreas en cultivos de algodón, yuca, maíz y arroz.

Tanto Gutiérrez, como Dagoberto Poveda Borbón, presidente del Comité Agropecuario del Cesar, coinciden en afirmar que el Cesar tiene un millón 100 mil hectáreas desertificadas, que han sido afectadas por fenómenos de erosión, uso excesivo de maquinaria agrícola, uso indebido de los suelos, altas temperaturas, principales ejes de la problemática.

Poveda Borbón dijo que las 600.000 hectáreas con desertificación severa y alta con que cuenta actualmente el Cesar perdieron su capacidad productiva, por síntomas como la afloración de sales y sobre todo de sodio, que las inhabilita para cualquier proceso productivo.

“Desafortunadamente aquí no se ha hecho absolutamente nada para recuperar esos suelos; hay un estudio hecho por Corpocesar y el IDEAM y no se hace nada. Para eso se necesita presentar un proyecto a Colciencias para ver cómo se recuperan los suelos”, aseguró el líder agropecuario.

Poveda también explicó que los estribillos de la canción de Julio Oñate Martínez “es cierto”, pero considera que no hay voluntad política para recuperar los suelos y el proceso con el que se trata actualmente con el tema de la minería está afectando, y seguirá vulnerable si aprueban unas licencias ambientales con la que pretenden explotar cobre y hierro en la Serranía del Perijá.

Existen temas importantes por tratar en el medio ambiente, pero a ciencia cierta ¿lo intelectual público está haciendo la tarea?, contemplada en la Ley 93 de 1999, artículo 64 por el cual se otorgan “funciones de los departamentos en materia ambiental, además de las funciones que le sean delegadas por la ley o de las que se le deleguen a los gobernadores por el Ministerio del Medio Ambiente o por las Corporaciones Autónomas Regionales”.

Y mientras que para Alberto Gutiérrez y Dagoberto Poveda la situación es producto de malas planificaciones en las entidades políticas, para el arhuaco Rafael Antonio Zalabata Arroyo, que vive en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, lo que sucede tiene que ver con vainas del destino. “Este año la cosa mejoró. Porque los mamos hicieron pagamentos para que se recupere la tierra y los arroyos… Cheyrwa (el hombre) está acabando la ka’gume (Sierra Nevada)”, anotó.

Recuperación

Aunque el deterioro de los suelos en el Cesar avanza y el río Guatapurí no tiene un plan de Ordenamiento de la Cuenca (Ponca), varios organismos intentan contrarrestar las devastadoras consecuencias del cambio climático; Corpocesar, la Secretaría de Ambiente y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En la primera, según Leuger Cortés, subdirector de Gestión Ambiental, la entidad analiza cuáles son las tierras con mayor grado de desertificación, pero se centrarán en La Jagua de Ibirico y Curumaní. Igualmente dijo que hay unos criterios técnicos tratados con el PNUD en los que se concretaron inversiones para el río Garupal de un millón de dólares, este año, y para los próximos cerca de cuatro a cinco millones de dólares.

Mientras tanto, la Secretaría de Ambiente del Cesar trabaja una estrategia de declaratoria de áreas protegidas en municipios como El Paso, Aguachica, Curumaní, La Paz, Manaure, Pelaya. Valledupar, y en especial la zona forestal a los alrededores río Guatapurí, no está incluida en el plan de acción de la sectorial.

El secretario Andrés Felipe Meza aseguró que en la historia de Valledupar, según el reporte de la alcaldía, solamente se han comprado 327 hectáreas para reforestar.

Mientras todo esto sucede, se acaba el agua desde los picos en la Sierra Nevada de Santa Marta, el suelo está perdiendo su utilidad productiva, algunos sectores comerciales como la Cámara de Comercio y Fenalco le apuntan al tema de Clúster Lácteo del Departamento del Cesar, que surge con el propósito de ser un engranaje y un articulador de todos los esfuerzos que se realizan en materia de competitividad y sustentabilidad de la cadena del negocio lácteo: ¿Qué pasará en el futuro?, será qué ¿habrá la disponibilidad del suelo para el producto lácteo?.

¿Qué es la desertificación?

Es la reducción o pérdida de la productividad biológica o económica del sistema bioproductivo terrestre que comprende el suelo, la vegetación, otros componentes de la biota y los procesos ecológicos e hidrológicos, especialmente en los ecosistemas de las zonas secas, debido a los sistemas de utilización de la tierra o por un proceso o combinación de procesos, incluidos los resultantes de actividades humanas y factores climáticos.

infografia-desierto,-el-pilon

Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN

[email protected]

Especial
4 abril, 2014

Cesar, de valle a desierto

Más de 600.000 hectáreas del suelo perdieron su vida útil en el Cesar. En gran parte de sus tierras el departamento presenta desertificación severa.


La falta de planificación y control sobre permisos ambientales, ha contribuido, de acuerdo con conocedores del tema, para que el suelo muera muchos años antes de lo considerado.
EL PILÓN / Adamis Guerra.
La falta de planificación y control sobre permisos ambientales, ha contribuido, de acuerdo con conocedores del tema, para que el suelo muera muchos años antes de lo considerado. EL PILÓN / Adamis Guerra.

El único camino que llevan las tierras productoras del departamento es el recuerdo. Su estado es crítico y, según el último diagnóstico, comenzaron su etapa terminal.

Parece que la profecía de la que hablaba el exministro de Agricultura, Pedro Castro Monsalvo, y que fue plasmada en una canción vallenata (ganadora en el Festival Vallenato en 1977) por Julio Oñate Martínez se cumplió a favor de lo divino y no del hombre:

Alerta, alerta vallenato,

mira que ahí viene La Guajira

lo comentaba Pedro Castro

lo comentaba Pedro Castro

que el gran desierto se avecina

El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), hace más de diez años, presentó un análisis que identificó al Cesar como una de las regiones más afectadas por los procesos de la desertificación a nivel nacional, con un cubrimiento de 950.719 hectáreas en ecosistemas secos (42.04% ), de los que 613.795 hectáreas se encuentran en desertificación (27.14%).

La crítica situación, de acuerdo con Alberto Gutiérrez, especialista en temas ambientales, es una advertencia entregada desde hace mucho a las autoridades nacionales que cuentan con poca capacidad de respuesta, puesto a que el desarrollo no solamente es depredar, acabar y sustituir.

La especialización del índice de sequía para en el Cesar muestra que la zona norte y central presenta índices de aridez, por lo que se consideran como ecosistemas secos propensos al desarrollo de los procesos de desertificación.

El análisis de los datos climáticos por medio del índice de precipitación mostró la vulnerabilidad de las zonas secas del departamento a las sequías, en especial a fenómenos de incidencia global como el Niño, que dejó afectadas a 52.370 personas; 10.707 familias; 118 viviendas destruidas y; 2.076 viviendas averiadas durante su trance. Por otra parte, se reportaron 6.500 hectáreas y 18 kilómetros de vías afectadas.

Los municipios con mayor área en ecosistemas secos y con problemas de desertificación son: El Paso, Astrea, San Diego, Bosconia, Valledupar (40%), La Paz, Becerril, Codazzi y El Copey los cuales tienen más del 50% de su área con diferentes niveles de desertificación.

Los suelos del departamento, fundado en 1967 están perdiendo su vigencia, algunos lugares ya son estériles, la tierra está agrietada y el polvo sólo se levanta cuando es ‘atropellado’ por el fuerte viento del verano.

En esta región históricamente gran parte de las actividades económicas han estado ligadas a ganadería y agricultura. En la actualidad siguen prevaleciendo, aun cuando se destacan apuestas como la explotación del carbón, que en menos de 15 años se extendió en unas 300.000 hectáreas y sigue avanzando con las concesiones otorgadas; pero directa o indirectamente hizo perder al Cesar en las últimas dos décadas, 180.000 hectáreas en cultivos de algodón, yuca, maíz y arroz.

Tanto Gutiérrez, como Dagoberto Poveda Borbón, presidente del Comité Agropecuario del Cesar, coinciden en afirmar que el Cesar tiene un millón 100 mil hectáreas desertificadas, que han sido afectadas por fenómenos de erosión, uso excesivo de maquinaria agrícola, uso indebido de los suelos, altas temperaturas, principales ejes de la problemática.

Poveda Borbón dijo que las 600.000 hectáreas con desertificación severa y alta con que cuenta actualmente el Cesar perdieron su capacidad productiva, por síntomas como la afloración de sales y sobre todo de sodio, que las inhabilita para cualquier proceso productivo.

“Desafortunadamente aquí no se ha hecho absolutamente nada para recuperar esos suelos; hay un estudio hecho por Corpocesar y el IDEAM y no se hace nada. Para eso se necesita presentar un proyecto a Colciencias para ver cómo se recuperan los suelos”, aseguró el líder agropecuario.

Poveda también explicó que los estribillos de la canción de Julio Oñate Martínez “es cierto”, pero considera que no hay voluntad política para recuperar los suelos y el proceso con el que se trata actualmente con el tema de la minería está afectando, y seguirá vulnerable si aprueban unas licencias ambientales con la que pretenden explotar cobre y hierro en la Serranía del Perijá.

Existen temas importantes por tratar en el medio ambiente, pero a ciencia cierta ¿lo intelectual público está haciendo la tarea?, contemplada en la Ley 93 de 1999, artículo 64 por el cual se otorgan “funciones de los departamentos en materia ambiental, además de las funciones que le sean delegadas por la ley o de las que se le deleguen a los gobernadores por el Ministerio del Medio Ambiente o por las Corporaciones Autónomas Regionales”.

Y mientras que para Alberto Gutiérrez y Dagoberto Poveda la situación es producto de malas planificaciones en las entidades políticas, para el arhuaco Rafael Antonio Zalabata Arroyo, que vive en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, lo que sucede tiene que ver con vainas del destino. “Este año la cosa mejoró. Porque los mamos hicieron pagamentos para que se recupere la tierra y los arroyos… Cheyrwa (el hombre) está acabando la ka’gume (Sierra Nevada)”, anotó.

Recuperación

Aunque el deterioro de los suelos en el Cesar avanza y el río Guatapurí no tiene un plan de Ordenamiento de la Cuenca (Ponca), varios organismos intentan contrarrestar las devastadoras consecuencias del cambio climático; Corpocesar, la Secretaría de Ambiente y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En la primera, según Leuger Cortés, subdirector de Gestión Ambiental, la entidad analiza cuáles son las tierras con mayor grado de desertificación, pero se centrarán en La Jagua de Ibirico y Curumaní. Igualmente dijo que hay unos criterios técnicos tratados con el PNUD en los que se concretaron inversiones para el río Garupal de un millón de dólares, este año, y para los próximos cerca de cuatro a cinco millones de dólares.

Mientras tanto, la Secretaría de Ambiente del Cesar trabaja una estrategia de declaratoria de áreas protegidas en municipios como El Paso, Aguachica, Curumaní, La Paz, Manaure, Pelaya. Valledupar, y en especial la zona forestal a los alrededores río Guatapurí, no está incluida en el plan de acción de la sectorial.

El secretario Andrés Felipe Meza aseguró que en la historia de Valledupar, según el reporte de la alcaldía, solamente se han comprado 327 hectáreas para reforestar.

Mientras todo esto sucede, se acaba el agua desde los picos en la Sierra Nevada de Santa Marta, el suelo está perdiendo su utilidad productiva, algunos sectores comerciales como la Cámara de Comercio y Fenalco le apuntan al tema de Clúster Lácteo del Departamento del Cesar, que surge con el propósito de ser un engranaje y un articulador de todos los esfuerzos que se realizan en materia de competitividad y sustentabilidad de la cadena del negocio lácteo: ¿Qué pasará en el futuro?, será qué ¿habrá la disponibilidad del suelo para el producto lácteo?.

¿Qué es la desertificación?

Es la reducción o pérdida de la productividad biológica o económica del sistema bioproductivo terrestre que comprende el suelo, la vegetación, otros componentes de la biota y los procesos ecológicos e hidrológicos, especialmente en los ecosistemas de las zonas secas, debido a los sistemas de utilización de la tierra o por un proceso o combinación de procesos, incluidos los resultantes de actividades humanas y factores climáticos.

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Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN

[email protected]