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Columnista - 11 septiembre, 2010

Dos palabras un sombrero y un afiche

Por: Jose Gregorio G. Tenemos nosotros en nuestro léxico dos palabras, que no me incomodan, más bien muy familiarizado con ellas; pero viéndolo bien no están bien dichas, y me hizo caer en la cuenta un amigo extranjero, que cariñosamente lo llamo L´ Entranger, como Camus llamó a su premio Nobel; y de verdad que […]

Por: Jose Gregorio G.

Tenemos nosotros en nuestro léxico dos palabras, que no me incomodan, más bien muy familiarizado con ellas; pero viéndolo bien no están bien dichas, y me hizo caer en la cuenta un amigo extranjero, que cariñosamente lo llamo L´ Entranger, como Camus llamó a su premio Nobel; y de verdad que le doy toda la razón a mi migo el francés. También ha sido tema con amigos vallenatos como Robinson Chaparro Rueda, y la conclusión es la misma.
Lo del sombrero y el afiche lo dejaré de postre, vamos más bien con el plato fuerte. La primera palabra es “vallenato” que es homónima de ballenato” ya que su pronunciación es la misma, pero su significado totalmente diferente, igual que la diferencia en la escritura; el primero es el nativo de Valledupar, el segundo es el hijo de la ballena. En su español desmantelado mi amigo pensó que eran homógrafas (las que se escriben de igual manera pero tienen significado diferente), sin embargo le expliqué y le dije que nuestro gentilicio era con V de valle, más no con B de burro. Pero muy humildemente me dijo: se escucha mejor valduparense, y en eso le doy la razón, por aquello de darle una elegancia y una reingeniería al nombre que bastante gastado y estigmatizado se encuentra. El vallenato dejémoselo a la música, pero el gentilicio si pensemos en irlo cambiando. Acá se tiene que hacer un pare en el camino y arrancar de cero, en todos los campos, si queremos ser competitivos, no sÓlo en el comercio, sino como personas, en lo profesional, en lo político, en lo espiritual, hasta en el amor; la competitividad es integral.
La segunda palabra es “acordeonero” la verdad yo nunca he visto en un concierto a un pianero, a un guitarrero, a un flautero, mucho menos a un saxofonero; yo he visto un pianista, un guitarrista, un flautista y un saxofonista; es decir lo correcto sería “acordeonista” porque los “eros” que tienen que ver con instrumentos musicales, son aquellos que los fabrican o los que los reparan, como por ejemplo, Daniel Turner, guitarrero, famoso constructor de guitarras, o Jaime Elías un importante pianero de Barcelona en 1912 que construía pianos de cola. Llego entonces a la dulce conclusión: el mejor acordeonero que tenemos los valduparenses es el señor padre de la dinastía Granado, excelente reparador de acordeones y sus hijos grandes acordeonistas de la música vallenata “que bonito se escucha”.
Lo del sombrero es aun más grabe y comienzo por hacer la siguiente pregunta ¿Quién dijo que el sombrero vueltiao es propio de la cultura vallenata? Se que formamos parte de una cultura Caribe, pero cada cosa en su lugar. ¿Cuando hemos visto bailar fandango a una mujer sabanera vestida de pilonera? ¡Dios lo libre! ¡Primero muerta que bañada en sangre! Porque ellos si celan su cultura, y nos han metido los dedos en la boca introduciendo el sombrero en nuestro festival, tanto, que los cachacos cuando piensan venir al festival lo primero que compran es el vueltiao; ese gol no los metieron los sabaneros.
Por eso propongo que en las diferentes competencias del festival vallenato,  la Fundación exija al participante llevar nuestro sombrero, ese mismo con  que bailamos el pilón, y los que lleguen a la final, lleven puesta la indumentaria completa para dar a conocer y respetar lo nuestro. Lo llevo Gabo a Estocolmo y nosotros nos damos el lujo de no hacerlo respetar, el día menos pensado nos lo echan en cara. Señores de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, les dejo esa inquietud.
El afiche, pues me refiero a un excelente diseño que está participando para ser elegido como el motivo publicitario del festival, no pido que sea el ganador, sólo exalto la manera como lo vi hacer; Jacobo Solano se entregó de lleno y lo que más me gustó, como investigó; plasmó a un “Moralito” con una sonrisa picara, a Leandro mirando la vida con los ojos del alma, una trinitaria como le gustaba a Consuelo, un cañahuate florecido; un afiche variopinto, digno de tener en cuenta.
Feliz fin de semana
[email protected]

Columnista
11 septiembre, 2010

Dos palabras un sombrero y un afiche

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Gregorio Guerrero Ramírez

Por: Jose Gregorio G. Tenemos nosotros en nuestro léxico dos palabras, que no me incomodan, más bien muy familiarizado con ellas; pero viéndolo bien no están bien dichas, y me hizo caer en la cuenta un amigo extranjero, que cariñosamente lo llamo L´ Entranger, como Camus llamó a su premio Nobel; y de verdad que […]


Por: Jose Gregorio G.

Tenemos nosotros en nuestro léxico dos palabras, que no me incomodan, más bien muy familiarizado con ellas; pero viéndolo bien no están bien dichas, y me hizo caer en la cuenta un amigo extranjero, que cariñosamente lo llamo L´ Entranger, como Camus llamó a su premio Nobel; y de verdad que le doy toda la razón a mi migo el francés. También ha sido tema con amigos vallenatos como Robinson Chaparro Rueda, y la conclusión es la misma.
Lo del sombrero y el afiche lo dejaré de postre, vamos más bien con el plato fuerte. La primera palabra es “vallenato” que es homónima de ballenato” ya que su pronunciación es la misma, pero su significado totalmente diferente, igual que la diferencia en la escritura; el primero es el nativo de Valledupar, el segundo es el hijo de la ballena. En su español desmantelado mi amigo pensó que eran homógrafas (las que se escriben de igual manera pero tienen significado diferente), sin embargo le expliqué y le dije que nuestro gentilicio era con V de valle, más no con B de burro. Pero muy humildemente me dijo: se escucha mejor valduparense, y en eso le doy la razón, por aquello de darle una elegancia y una reingeniería al nombre que bastante gastado y estigmatizado se encuentra. El vallenato dejémoselo a la música, pero el gentilicio si pensemos en irlo cambiando. Acá se tiene que hacer un pare en el camino y arrancar de cero, en todos los campos, si queremos ser competitivos, no sÓlo en el comercio, sino como personas, en lo profesional, en lo político, en lo espiritual, hasta en el amor; la competitividad es integral.
La segunda palabra es “acordeonero” la verdad yo nunca he visto en un concierto a un pianero, a un guitarrero, a un flautero, mucho menos a un saxofonero; yo he visto un pianista, un guitarrista, un flautista y un saxofonista; es decir lo correcto sería “acordeonista” porque los “eros” que tienen que ver con instrumentos musicales, son aquellos que los fabrican o los que los reparan, como por ejemplo, Daniel Turner, guitarrero, famoso constructor de guitarras, o Jaime Elías un importante pianero de Barcelona en 1912 que construía pianos de cola. Llego entonces a la dulce conclusión: el mejor acordeonero que tenemos los valduparenses es el señor padre de la dinastía Granado, excelente reparador de acordeones y sus hijos grandes acordeonistas de la música vallenata “que bonito se escucha”.
Lo del sombrero es aun más grabe y comienzo por hacer la siguiente pregunta ¿Quién dijo que el sombrero vueltiao es propio de la cultura vallenata? Se que formamos parte de una cultura Caribe, pero cada cosa en su lugar. ¿Cuando hemos visto bailar fandango a una mujer sabanera vestida de pilonera? ¡Dios lo libre! ¡Primero muerta que bañada en sangre! Porque ellos si celan su cultura, y nos han metido los dedos en la boca introduciendo el sombrero en nuestro festival, tanto, que los cachacos cuando piensan venir al festival lo primero que compran es el vueltiao; ese gol no los metieron los sabaneros.
Por eso propongo que en las diferentes competencias del festival vallenato,  la Fundación exija al participante llevar nuestro sombrero, ese mismo con  que bailamos el pilón, y los que lleguen a la final, lleven puesta la indumentaria completa para dar a conocer y respetar lo nuestro. Lo llevo Gabo a Estocolmo y nosotros nos damos el lujo de no hacerlo respetar, el día menos pensado nos lo echan en cara. Señores de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, les dejo esa inquietud.
El afiche, pues me refiero a un excelente diseño que está participando para ser elegido como el motivo publicitario del festival, no pido que sea el ganador, sólo exalto la manera como lo vi hacer; Jacobo Solano se entregó de lleno y lo que más me gustó, como investigó; plasmó a un “Moralito” con una sonrisa picara, a Leandro mirando la vida con los ojos del alma, una trinitaria como le gustaba a Consuelo, un cañahuate florecido; un afiche variopinto, digno de tener en cuenta.
Feliz fin de semana
[email protected]