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Comunidad - 19 febrero, 2018

Un domingo de calma en Hurtado

Un ambiente de quietud casi absoluta fue el que se vivió ayer en el balneario, que permanecerá cerrado hasta el próximo miércoles 21 de febrero.

Algunos turistas que planeaban bañarse en el río tuvieron que cambiar sus planes.
Algunos turistas que planeaban bañarse en el río tuvieron que cambiar sus planes.

Un domingo atípico se percibía ayer en el Balneario Hurtado, debido a la medida decretada por la Alcaldía de Valledupar que ha dejado durante ocho días a este tramo del río Guatapurí sin vendedores, bañistas y sin los tradicionales paseos de olla, puesto que es uno de los lugares más concurridos de la ciudad durante los fines de semana. Lo que reinaba en cambio era la tranquilidad, el silencio y la calma de un lugar que ofrece su exuberante belleza natural como mayor atractivo.

Aunque el Balneario Hurtado es uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad y atrae el interés tanto de nativos como visitantes, ha sufrido las consecuencias de un uso permanente, extremo y con poco cuidado en el manejo de las basuras.

Lejos de los fuertes pick-up que entretienen con su música a las personas, la romería de bañistas y los cientos de vendedores que hacían presencia y que en los fines de semana casi duplican su cifra, las pocas personas que ayer se acercaron a Hurtado encontraron una reserva natural donde el orden reinaba, la limpieza era notable y se podía observar con total tranquilidad el paisaje con la cristalina corriente que desciende de la Sierra Nevada de Santa Marta.

A pesar del cierre de esta zona, algunos turistas que desconocían la medida llegaron al lugar con la intención de bañarse y disfrutar las amenidades de un típico domingo, pero quedaron frustrados; el sitio es custodiado por la Policía y Ejército, que se encargan de hacer cumplir la restricción.

“Es la primera vez que estoy en Valledupar, vine por trabajo y hoy día de descanso planeaba bañarme en el río, pero casi no puedo ni entrar. No sabíamos que estaba cerrado, pero toca observarlo y disfrutar la vista. Como turista me quería bañar ya que es lo más tradicional y recomendado por las personas”, manifestó Jhonatan González, turista de Bogotá.

Mientras los pocos visitantes solo pudieron recorrer el balneario a pie, mirando el río a la distancia, se realizaba una jornada de limpieza promovida por jóvenes de la Fundación Fuerzas Unidas por Causa Social (FUCS), en compañía de miembros de la Escuela Ambiental, quienes están brindando apoyo durante este proceso de Hurtado.

“Queremos invitar a la gente para que hagan parte de estas actividades y se sensibilicen del deterioro ambiental que hay en el balneario. Somos jóvenes universitarios y de colegios, desarrollando estrategias para que las personas se vinculen en estas actividades de recolección de basuras”, dijo Alexander Fernández, estudiante universitario y vicepresidente de FUCS.

A estas iniciativas de limpieza que han sido permanentes durante los días de cierre del balneario, se suma una jornada de limpieza y siembra de árboles que se estará realizando hoy, a partir de las ocho de la mañana, con alrededor de 80 personas, entre ellos miembros del voluntariado corporativo del Sistema Integrado de Transporte de Valledupar, SIVA, y cerca de 35 estudiantes de la Institución Educativa César Pompeyo Mendoza Hinojosa.

Ante la ausencia de bañistas sigue la preocupación de algunos comerciantes, como Pedro Flórez de 29 años, vendedor de raspados, oriundo de Bosconia, quien trabaja todos los fines de semana en el balneario desde hace cinco años, y ayer notó el bajón en sus ventas, pero espera que cuando se reabra este sitio turístico llegue más clientela porque el río estará en mejores condiciones.

“Han bajado las ventas en comparación a un domingo normal, pero el cierre por un lado está bien debido al tema ambiental. Sin embargo, la gente sigue llegando a la estatua de Diomedes”, contó.

En términos generales, el decreto ha sido acatado por la ciudadanía, lo que ha permitido observar otra cara del balneario, sin bulla con más espacio pública ante el desalojo de carpas y quioscos que estaban a lado y lado del afluente.

Comunidad
19 febrero, 2018

Un domingo de calma en Hurtado

Un ambiente de quietud casi absoluta fue el que se vivió ayer en el balneario, que permanecerá cerrado hasta el próximo miércoles 21 de febrero.


Algunos turistas que planeaban bañarse en el río tuvieron que cambiar sus planes.
Algunos turistas que planeaban bañarse en el río tuvieron que cambiar sus planes.

Un domingo atípico se percibía ayer en el Balneario Hurtado, debido a la medida decretada por la Alcaldía de Valledupar que ha dejado durante ocho días a este tramo del río Guatapurí sin vendedores, bañistas y sin los tradicionales paseos de olla, puesto que es uno de los lugares más concurridos de la ciudad durante los fines de semana. Lo que reinaba en cambio era la tranquilidad, el silencio y la calma de un lugar que ofrece su exuberante belleza natural como mayor atractivo.

Aunque el Balneario Hurtado es uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad y atrae el interés tanto de nativos como visitantes, ha sufrido las consecuencias de un uso permanente, extremo y con poco cuidado en el manejo de las basuras.

Lejos de los fuertes pick-up que entretienen con su música a las personas, la romería de bañistas y los cientos de vendedores que hacían presencia y que en los fines de semana casi duplican su cifra, las pocas personas que ayer se acercaron a Hurtado encontraron una reserva natural donde el orden reinaba, la limpieza era notable y se podía observar con total tranquilidad el paisaje con la cristalina corriente que desciende de la Sierra Nevada de Santa Marta.

A pesar del cierre de esta zona, algunos turistas que desconocían la medida llegaron al lugar con la intención de bañarse y disfrutar las amenidades de un típico domingo, pero quedaron frustrados; el sitio es custodiado por la Policía y Ejército, que se encargan de hacer cumplir la restricción.

“Es la primera vez que estoy en Valledupar, vine por trabajo y hoy día de descanso planeaba bañarme en el río, pero casi no puedo ni entrar. No sabíamos que estaba cerrado, pero toca observarlo y disfrutar la vista. Como turista me quería bañar ya que es lo más tradicional y recomendado por las personas”, manifestó Jhonatan González, turista de Bogotá.

Mientras los pocos visitantes solo pudieron recorrer el balneario a pie, mirando el río a la distancia, se realizaba una jornada de limpieza promovida por jóvenes de la Fundación Fuerzas Unidas por Causa Social (FUCS), en compañía de miembros de la Escuela Ambiental, quienes están brindando apoyo durante este proceso de Hurtado.

“Queremos invitar a la gente para que hagan parte de estas actividades y se sensibilicen del deterioro ambiental que hay en el balneario. Somos jóvenes universitarios y de colegios, desarrollando estrategias para que las personas se vinculen en estas actividades de recolección de basuras”, dijo Alexander Fernández, estudiante universitario y vicepresidente de FUCS.

A estas iniciativas de limpieza que han sido permanentes durante los días de cierre del balneario, se suma una jornada de limpieza y siembra de árboles que se estará realizando hoy, a partir de las ocho de la mañana, con alrededor de 80 personas, entre ellos miembros del voluntariado corporativo del Sistema Integrado de Transporte de Valledupar, SIVA, y cerca de 35 estudiantes de la Institución Educativa César Pompeyo Mendoza Hinojosa.

Ante la ausencia de bañistas sigue la preocupación de algunos comerciantes, como Pedro Flórez de 29 años, vendedor de raspados, oriundo de Bosconia, quien trabaja todos los fines de semana en el balneario desde hace cinco años, y ayer notó el bajón en sus ventas, pero espera que cuando se reabra este sitio turístico llegue más clientela porque el río estará en mejores condiciones.

“Han bajado las ventas en comparación a un domingo normal, pero el cierre por un lado está bien debido al tema ambiental. Sin embargo, la gente sigue llegando a la estatua de Diomedes”, contó.

En términos generales, el decreto ha sido acatado por la ciudadanía, lo que ha permitido observar otra cara del balneario, sin bulla con más espacio pública ante el desalojo de carpas y quioscos que estaban a lado y lado del afluente.