Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 16 diciembre, 2016

Dios no ha terminado

“El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Flp 1,6. Desde el mismo momento en que Dios puso un sueño en nuestro corazón, no solo le dio la partida, sino que también fijó una fecha de finalización. Dios no nos daría un sueño y avivaría esa promesa, si […]

“El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Flp 1,6.

Desde el mismo momento en que Dios puso un sueño en nuestro corazón, no solo le dio la partida, sino que también fijó una fecha de finalización. Dios no nos daría un sueño y avivaría esa promesa, si él ya no tuviera un plan para hacerla realidad.

No importa cuánto tiempo haya pasado o lo imposible que parezca. Incluso, podemos pensar que ya es demasiado tarde, que hemos dejado escapar la oportunidad, que nunca va a suceder; pero, faltando escasas dos semanas para terminar el año, creo que aún Dios no ha terminado.

No permitamos que la mente nos engañe con los nunca. Tengamos una nueva ilusión, una nueva perspectiva, porque Dios ya ha fijado una fecha de terminación. Dios sigue teniendo la intención y el compromiso de hacer que suceda lo que él ha prometido. El hecho que todavía no haya sucedido no significa que no sucederá.

Dios le dio a Abraham una promesa de una descendencia numerosa, pero no fue sino hasta veinticinco años después cuando nació su hijo Isaac. Un ángel se apareció a un hombre llamado Simeón y le dijo que no moriría hasta que viera el nacimiento del Mesías; pero pasaron los años y Simeón no veía ninguna señal, seguramente se despertaba cada mañana creyendo, esperando y sabiendo que algún día sucedería. Hasta que finalmente, veinte años después, sus ojos vieron nacer a Cristo. ¡La promesa llegó a su cumplimiento!

Amados amigos lectores, sin tener en cuenta la realidad del informe médico, los saldos en los fondos, ni las palancas y conexiones, Dios va a terminar lo que un día comenzó. ¡Nada ni nadie podrá evitar que se cumplan sus promesas! Necesitamos prepararnos, Dios completará lo que aún nos falta. No fuimos creados para el fracaso y la mediocridad, para que nos arrastráramos por la vida, insatisfechos y sin recompensas.

Dios nos creó para grandes cosas con propósitos eternos, puso simientes de grandeza en nuestro interior. Se nos ha revelado con visiones futuristas y sueños despiertos, nos ha susurrado en medio de la noche ideas creativas y planes inmensos. Caro amigo, ese es el Señor. Ese es el sueño de Dios para nuestras vidas. Es mucho mayor de lo que pedimos o entendemos.

La pregunta del millón es: ¿Seguiremos creyendo aunque parezca imposible? ¿Permaneceremos en confianza, aunque las circunstancias nos digan que no va a suceder? En ocasiones, no sabremos si vamos en la dirección correcta, o si ya perdimos el tren de la oportunidad; pero si Dios puso una promesa en el corazón, él cumplirá lo prometido.

Raquel, la esposa de Jacob, tuvo el sueño de tener un hijo, pero era estéril; no podía concebir, mientras su hermana Lea tenía un hijo tras otro. Tal vez se desalentó y se conformó con ser tía de los hijos de su hermana; pero un día, Dios se acordó de Raquel, respondió su oración y le dio un hijo. Aunque nosotros abandonemos un sueño y nos conformemos con la realidad, no significa que Dios también lo olvidó.

La promesa para hoy es: Lo que Dios comenzó en nuestras vidas, lo terminará. Él completará lo que nos falta. Él recuerda los sueños que puso en nuestros corazones. Él tiene preparadas las personas y las oportunidades correctas.

Se acaba el 2016, pero no es demasiado tarde. A pesar de los intentos fallidos, las oportunidades perdidas y los errores cometidos, Dios va a terminar lo que un día comenzó en nuestras vidas. Un abrazo festivo y muchas bendiciones…

Columnista
16 diciembre, 2016

Dios no ha terminado

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Flp 1,6. Desde el mismo momento en que Dios puso un sueño en nuestro corazón, no solo le dio la partida, sino que también fijó una fecha de finalización. Dios no nos daría un sueño y avivaría esa promesa, si […]


“El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Flp 1,6.

Desde el mismo momento en que Dios puso un sueño en nuestro corazón, no solo le dio la partida, sino que también fijó una fecha de finalización. Dios no nos daría un sueño y avivaría esa promesa, si él ya no tuviera un plan para hacerla realidad.

No importa cuánto tiempo haya pasado o lo imposible que parezca. Incluso, podemos pensar que ya es demasiado tarde, que hemos dejado escapar la oportunidad, que nunca va a suceder; pero, faltando escasas dos semanas para terminar el año, creo que aún Dios no ha terminado.

No permitamos que la mente nos engañe con los nunca. Tengamos una nueva ilusión, una nueva perspectiva, porque Dios ya ha fijado una fecha de terminación. Dios sigue teniendo la intención y el compromiso de hacer que suceda lo que él ha prometido. El hecho que todavía no haya sucedido no significa que no sucederá.

Dios le dio a Abraham una promesa de una descendencia numerosa, pero no fue sino hasta veinticinco años después cuando nació su hijo Isaac. Un ángel se apareció a un hombre llamado Simeón y le dijo que no moriría hasta que viera el nacimiento del Mesías; pero pasaron los años y Simeón no veía ninguna señal, seguramente se despertaba cada mañana creyendo, esperando y sabiendo que algún día sucedería. Hasta que finalmente, veinte años después, sus ojos vieron nacer a Cristo. ¡La promesa llegó a su cumplimiento!

Amados amigos lectores, sin tener en cuenta la realidad del informe médico, los saldos en los fondos, ni las palancas y conexiones, Dios va a terminar lo que un día comenzó. ¡Nada ni nadie podrá evitar que se cumplan sus promesas! Necesitamos prepararnos, Dios completará lo que aún nos falta. No fuimos creados para el fracaso y la mediocridad, para que nos arrastráramos por la vida, insatisfechos y sin recompensas.

Dios nos creó para grandes cosas con propósitos eternos, puso simientes de grandeza en nuestro interior. Se nos ha revelado con visiones futuristas y sueños despiertos, nos ha susurrado en medio de la noche ideas creativas y planes inmensos. Caro amigo, ese es el Señor. Ese es el sueño de Dios para nuestras vidas. Es mucho mayor de lo que pedimos o entendemos.

La pregunta del millón es: ¿Seguiremos creyendo aunque parezca imposible? ¿Permaneceremos en confianza, aunque las circunstancias nos digan que no va a suceder? En ocasiones, no sabremos si vamos en la dirección correcta, o si ya perdimos el tren de la oportunidad; pero si Dios puso una promesa en el corazón, él cumplirá lo prometido.

Raquel, la esposa de Jacob, tuvo el sueño de tener un hijo, pero era estéril; no podía concebir, mientras su hermana Lea tenía un hijo tras otro. Tal vez se desalentó y se conformó con ser tía de los hijos de su hermana; pero un día, Dios se acordó de Raquel, respondió su oración y le dio un hijo. Aunque nosotros abandonemos un sueño y nos conformemos con la realidad, no significa que Dios también lo olvidó.

La promesa para hoy es: Lo que Dios comenzó en nuestras vidas, lo terminará. Él completará lo que nos falta. Él recuerda los sueños que puso en nuestros corazones. Él tiene preparadas las personas y las oportunidades correctas.

Se acaba el 2016, pero no es demasiado tarde. A pesar de los intentos fallidos, las oportunidades perdidas y los errores cometidos, Dios va a terminar lo que un día comenzó en nuestras vidas. Un abrazo festivo y muchas bendiciones…