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Columnista - 12 abril, 2018

Dinero por cuidar bosques

Lo que tratamos sobre este tema es una estrategia de sostenibilidad, es un mecanismo muy poderoso para reducir impactos ambientales que pueden ser aplicados a todas partes en Colombia, con ello contribuimos a proteger o controlar los problemas de agua que por ejemplo, se ven en La Guajira, el Cesar y todo la costa atlántico. […]

Lo que tratamos sobre este tema es una estrategia de sostenibilidad, es un mecanismo muy poderoso para reducir impactos ambientales que pueden ser aplicados a todas partes en Colombia, con ello contribuimos a proteger o controlar los problemas de agua que por ejemplo, se ven en La Guajira, el Cesar y todo la costa atlántico.

Todo se basa en el principio natural de que un árbol captura dióxido de carbono y forma sus partes como ramas y troncos a partir de la acumulación de ese gas. Hay personas y empresas que emiten CO2 a la atmosfera, al usar un automóvil a gasolina o durante sus procesos productivos. Entonces quienes contaminan buscan a los campesinos para que cuiden la porción de bosques capas de capturar aquella polución con tal de compensar su impacto ambiental, claro que les pagan por ello. Así las cosas, las organizaciones que hacen esta operación son responsables con el entorno e incluso reducen el pago de sus impuestos. De paso, los campesinos encuentran un ingreso y mejoran su día a día.

De esta forma, ya existen desde unos siete años aproximadamente algunas familias, que están vigilando porciones de bosques. En Antioquia el programa se llama BanCO2 y se desarrolla en  momentos en que el Ideam ha reiterado como la deforestación se ha extendido por todo el ámbito nacional como una epidemia que hay veces arrasa más de 120 mil hectáreas por año.

El Instituto Humboldt ha realizado investigaciones sobre bosque seco tropical en Colombia y concluyó que el 70 % que han sido deforestados y eran bosque seco presentan desertificación, es decir, ya no sirven para cultivar, son estériles. Aquí en Colombia la Corporación Autónoma Regional de los ríos Negro y Nare (Cornare) creó un sistema de pago directo y es pionera en esta operación con un programa sencillo que se aleja de las complejidades aparentes del programa de Reducción de Emisión de Carbono por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (Redd), que entre otras ha sido impulsada desde las negociaciones del cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas.

La Corporación Cornare manifiesta que cada familia vinculada al programa BanCO2, podría participar con un máximo de tres hectáreas de bosque y cada familia podrá recibir hasta un salario mínimo mensuales, por un lapso que puede ser de tres años, una tonelada de carbono capturada tenía un costo aproximado de 8 mil pesos, durante todo el tiempo las personas incluidas en el programa reciben asesoría para el desarrollo de cultivos tradicionales, la idea en definitiva es que la tala después de los tres años no haga parte de sus necesidades para conseguir ingresos.

NOTA: ¿Cuándo empezamos nosotros con estas buenas prácticas que ayudan a conservar el medio ambiente?

*Especialista en gestión ambiental     

Columnista
12 abril, 2018

Dinero por cuidar bosques

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Lo que tratamos sobre este tema es una estrategia de sostenibilidad, es un mecanismo muy poderoso para reducir impactos ambientales que pueden ser aplicados a todas partes en Colombia, con ello contribuimos a proteger o controlar los problemas de agua que por ejemplo, se ven en La Guajira, el Cesar y todo la costa atlántico. […]


Lo que tratamos sobre este tema es una estrategia de sostenibilidad, es un mecanismo muy poderoso para reducir impactos ambientales que pueden ser aplicados a todas partes en Colombia, con ello contribuimos a proteger o controlar los problemas de agua que por ejemplo, se ven en La Guajira, el Cesar y todo la costa atlántico.

Todo se basa en el principio natural de que un árbol captura dióxido de carbono y forma sus partes como ramas y troncos a partir de la acumulación de ese gas. Hay personas y empresas que emiten CO2 a la atmosfera, al usar un automóvil a gasolina o durante sus procesos productivos. Entonces quienes contaminan buscan a los campesinos para que cuiden la porción de bosques capas de capturar aquella polución con tal de compensar su impacto ambiental, claro que les pagan por ello. Así las cosas, las organizaciones que hacen esta operación son responsables con el entorno e incluso reducen el pago de sus impuestos. De paso, los campesinos encuentran un ingreso y mejoran su día a día.

De esta forma, ya existen desde unos siete años aproximadamente algunas familias, que están vigilando porciones de bosques. En Antioquia el programa se llama BanCO2 y se desarrolla en  momentos en que el Ideam ha reiterado como la deforestación se ha extendido por todo el ámbito nacional como una epidemia que hay veces arrasa más de 120 mil hectáreas por año.

El Instituto Humboldt ha realizado investigaciones sobre bosque seco tropical en Colombia y concluyó que el 70 % que han sido deforestados y eran bosque seco presentan desertificación, es decir, ya no sirven para cultivar, son estériles. Aquí en Colombia la Corporación Autónoma Regional de los ríos Negro y Nare (Cornare) creó un sistema de pago directo y es pionera en esta operación con un programa sencillo que se aleja de las complejidades aparentes del programa de Reducción de Emisión de Carbono por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (Redd), que entre otras ha sido impulsada desde las negociaciones del cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas.

La Corporación Cornare manifiesta que cada familia vinculada al programa BanCO2, podría participar con un máximo de tres hectáreas de bosque y cada familia podrá recibir hasta un salario mínimo mensuales, por un lapso que puede ser de tres años, una tonelada de carbono capturada tenía un costo aproximado de 8 mil pesos, durante todo el tiempo las personas incluidas en el programa reciben asesoría para el desarrollo de cultivos tradicionales, la idea en definitiva es que la tala después de los tres años no haga parte de sus necesidades para conseguir ingresos.

NOTA: ¿Cuándo empezamos nosotros con estas buenas prácticas que ayudan a conservar el medio ambiente?

*Especialista en gestión ambiental