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Historias - 20 octubre, 2016

El desencanto en la zona veredal de La Paz

Los campesinos del corregimiento Los Encantos siguen esperanzados en que se mantenga esa población como futura Zona Veredal Transitoria de Normalización y así lo ojos del gobierno sigan posados en ellos.

Una docena de jornaleros, dotados de machetes, mochilas, sombreros y botas, se disponía a hacerle “mantenimiento” la vía que de Media Luna, jurisdicción de San Diego, Cesar, conduce a Los Encantos, el corregimiento de La Paz en donde se establecería una Zona Veredal Transitoria de Normalización, ZVTN.

Algunos de ellos se dirigían por carretera destapada y empedrada hasta las veredas en donde recogerán el café que por estas épocas se madura en los cultivos. Al tiempo, una escuadra de soldados profesionales bien armados recorría las calles de Media Luna, muy cerca a los caminos que conducen hacia la parte alta de la Serranía de Perijá.

Uno de los campesinos es Nilson Sánchez Quintero, líder del corregimiento, que en alguna oportunidad expresó a través de las páginas de EL PILÓN el nuevo aire que se respiraba en la zona por cuenta de los diálogos de paz en La Habana y el hecho de que en esas tierras sería ubicada la ZVTN, pero él y los demás habitantes de Los Encantos ya saben que la protesta de sus vecinos los Yukpas surtió efecto en el Gobierno Nacional y las cosas también cambiaron con los resultados del plebiscito, por lo menos hasta ahora.

“Eso se ha quedado callado ahí, estamos esperando este mes que ocurre porque la verdad nosotros teníamos muchas expectativas del programa. En realidad nosotros penábamos que vendrían arreglos de la carretera pero hay muchos comentarios que se van, que se quedan, la gente está preocupada demasiado”, dijo el lugareño.

Son 45 minutos en moto los que separan al casco urbano del corregimiento sandiegano de las montañas pacificas; los recolectores de café, que tendrán trabajo hasta enero y luego tendrán que buscar labores en otros lugares, reflejan la inquietud que se respira en Los Encantos, pueblo que por algunos meses fue noticia y escenario de reuniones para consolidar el proceso de paz.

Antes de llegar al lugar en donde aun ondean banderas blancas y se leen avisos en pro de la paz, esta Caño Padilla, el resguardo Yukpa en donde habitan los indígenas que junto a los aborígenes de Becerril y Codazzi, el mes pasado se tomaron la plaza Alfonso López de Valledupar, para rechazar la ZVTN y parece que lo lograron.

“Yo le soy sincero, hay diferencias entre los indígenas y los guatillas, o sea los cachacos o civilizados. Los guatillas son muy interesados en la plata, aunque todos la necesitamos pero en estas reservas hay muchas zonas ancestrales de las comunidades indígenas, donde no solamente se ocultan secretos o habita la madre naturaleza. Las comunidades indígenas no están de acuerdo con las zonas de reserva campesinas, porque según nos lo dijo las mismas Farc, eso es un decreto del Estado y que ellos no tienen que ver nada con eso”, afirmó Fabio Enrique Ropero Bayona, un campesino que convive con una mujer Yukpa.

En este breve comentario de Ropero Bayona radica la realidad que viven hoy en esas tierras. El pasado 1 de octubre, con una reunión entre los líderes indígenas, algunos miembros de alcaldías de La Paz y Valledupar y el director de la Agencia Nacional de Tierras, Miguel Samper Strauss. La toma de la plaza en la capital del Cesar, terminó en desnudar las fuertes diferencias entre campesinos e indígenas y con el anuncio de la posible reubicación de la ZVTN a Manaure, los indígenas abandonaron la plaza y los campesinos quedaron con los brazos cruzados.

En una esquina del centro de corregimiento, Luz Miriam Escobar espera la llegada del fin de semana para que su negocio, un billar y tienda a la vez, recobre vida. Desde hace un mes y hasta diciembre, la recolecta de café le representa a esta comerciante de 35 años, buenas ventas, pero este año ha sido diferente pues la noticia de la zona veredal atrajo visitantes.

“De estos días para acá he escuchado que la zona veredal ya no es en Los Encantos y nosotros estábamos esperanzados en esto por lo menos para que arreglaran esa carretera tan mala que tenemos”, expresó.

La mujer se quejó, como se quejan todos de no tener un puesto de salud, de tener que correr con urgencias por la peligrosa vía que tienen hasta La Paz, pues el lugar más cercano es Media Luna pero pertenece a San Diego y allí no los atienden.

Los campesinos pasan de largo hasta las veredas como El Castillo, El Silencio, Bella Luz, y otros, a recoger el grano en donde los combatientes de las Farc harían su proceso de dejación de armas y desmovilización.

Los militares que se encuentran a la salida de Media Luna no son del Batallón de Combate Terrestre 155 de la Brigada Móvil 36, que llegó del Caquetá a velar por la seguridad de la ZVTN. Eso se suspendió. Los que garantizan la seguridad son soldados profesionales del Batallón de Alta Montaña Número 7, de la Décima Brigada.

De manera que las cosas vuelven poco a poco a la normalidad en Los Encantos. Sin luz por las constantes fallas eléctricas; sin puesto de salud; el teléfono del punto Vive Digital se oxida; sin la carretera necesaria para sacar los productos.

Ana Edilma Ropero Bayona dejó de sacar los 30 vasos de mazamorra de maíz al lado del Colegio Nuevo Los Encantos, como cuando llega una feria, porque ya se desencantó de las promesas de inversión que llegarían a su pueblo.

Por Andrés Llama Nova / EL PILÓN

 

Historias
20 octubre, 2016

El desencanto en la zona veredal de La Paz

Los campesinos del corregimiento Los Encantos siguen esperanzados en que se mantenga esa población como futura Zona Veredal Transitoria de Normalización y así lo ojos del gobierno sigan posados en ellos.


Una docena de jornaleros, dotados de machetes, mochilas, sombreros y botas, se disponía a hacerle “mantenimiento” la vía que de Media Luna, jurisdicción de San Diego, Cesar, conduce a Los Encantos, el corregimiento de La Paz en donde se establecería una Zona Veredal Transitoria de Normalización, ZVTN.

Algunos de ellos se dirigían por carretera destapada y empedrada hasta las veredas en donde recogerán el café que por estas épocas se madura en los cultivos. Al tiempo, una escuadra de soldados profesionales bien armados recorría las calles de Media Luna, muy cerca a los caminos que conducen hacia la parte alta de la Serranía de Perijá.

Uno de los campesinos es Nilson Sánchez Quintero, líder del corregimiento, que en alguna oportunidad expresó a través de las páginas de EL PILÓN el nuevo aire que se respiraba en la zona por cuenta de los diálogos de paz en La Habana y el hecho de que en esas tierras sería ubicada la ZVTN, pero él y los demás habitantes de Los Encantos ya saben que la protesta de sus vecinos los Yukpas surtió efecto en el Gobierno Nacional y las cosas también cambiaron con los resultados del plebiscito, por lo menos hasta ahora.

“Eso se ha quedado callado ahí, estamos esperando este mes que ocurre porque la verdad nosotros teníamos muchas expectativas del programa. En realidad nosotros penábamos que vendrían arreglos de la carretera pero hay muchos comentarios que se van, que se quedan, la gente está preocupada demasiado”, dijo el lugareño.

Son 45 minutos en moto los que separan al casco urbano del corregimiento sandiegano de las montañas pacificas; los recolectores de café, que tendrán trabajo hasta enero y luego tendrán que buscar labores en otros lugares, reflejan la inquietud que se respira en Los Encantos, pueblo que por algunos meses fue noticia y escenario de reuniones para consolidar el proceso de paz.

Antes de llegar al lugar en donde aun ondean banderas blancas y se leen avisos en pro de la paz, esta Caño Padilla, el resguardo Yukpa en donde habitan los indígenas que junto a los aborígenes de Becerril y Codazzi, el mes pasado se tomaron la plaza Alfonso López de Valledupar, para rechazar la ZVTN y parece que lo lograron.

“Yo le soy sincero, hay diferencias entre los indígenas y los guatillas, o sea los cachacos o civilizados. Los guatillas son muy interesados en la plata, aunque todos la necesitamos pero en estas reservas hay muchas zonas ancestrales de las comunidades indígenas, donde no solamente se ocultan secretos o habita la madre naturaleza. Las comunidades indígenas no están de acuerdo con las zonas de reserva campesinas, porque según nos lo dijo las mismas Farc, eso es un decreto del Estado y que ellos no tienen que ver nada con eso”, afirmó Fabio Enrique Ropero Bayona, un campesino que convive con una mujer Yukpa.

En este breve comentario de Ropero Bayona radica la realidad que viven hoy en esas tierras. El pasado 1 de octubre, con una reunión entre los líderes indígenas, algunos miembros de alcaldías de La Paz y Valledupar y el director de la Agencia Nacional de Tierras, Miguel Samper Strauss. La toma de la plaza en la capital del Cesar, terminó en desnudar las fuertes diferencias entre campesinos e indígenas y con el anuncio de la posible reubicación de la ZVTN a Manaure, los indígenas abandonaron la plaza y los campesinos quedaron con los brazos cruzados.

En una esquina del centro de corregimiento, Luz Miriam Escobar espera la llegada del fin de semana para que su negocio, un billar y tienda a la vez, recobre vida. Desde hace un mes y hasta diciembre, la recolecta de café le representa a esta comerciante de 35 años, buenas ventas, pero este año ha sido diferente pues la noticia de la zona veredal atrajo visitantes.

“De estos días para acá he escuchado que la zona veredal ya no es en Los Encantos y nosotros estábamos esperanzados en esto por lo menos para que arreglaran esa carretera tan mala que tenemos”, expresó.

La mujer se quejó, como se quejan todos de no tener un puesto de salud, de tener que correr con urgencias por la peligrosa vía que tienen hasta La Paz, pues el lugar más cercano es Media Luna pero pertenece a San Diego y allí no los atienden.

Los campesinos pasan de largo hasta las veredas como El Castillo, El Silencio, Bella Luz, y otros, a recoger el grano en donde los combatientes de las Farc harían su proceso de dejación de armas y desmovilización.

Los militares que se encuentran a la salida de Media Luna no son del Batallón de Combate Terrestre 155 de la Brigada Móvil 36, que llegó del Caquetá a velar por la seguridad de la ZVTN. Eso se suspendió. Los que garantizan la seguridad son soldados profesionales del Batallón de Alta Montaña Número 7, de la Décima Brigada.

De manera que las cosas vuelven poco a poco a la normalidad en Los Encantos. Sin luz por las constantes fallas eléctricas; sin puesto de salud; el teléfono del punto Vive Digital se oxida; sin la carretera necesaria para sacar los productos.

Ana Edilma Ropero Bayona dejó de sacar los 30 vasos de mazamorra de maíz al lado del Colegio Nuevo Los Encantos, como cuando llega una feria, porque ya se desencantó de las promesas de inversión que llegarían a su pueblo.

Por Andrés Llama Nova / EL PILÓN