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Editorial - 9 noviembre, 2016

Desempleo en Valledupar, una bomba de tiempo…

La economía colombiana afronta un proceso de desaceleración, es decir cada vez está creciendo menos su PIB, como consecuencia de la caída en los precios del petróleo y el carbón, entre otras materias primas que constituyen los ingresos externos fundamentales del país, es decir café y flores, entre otras. Seguimos con una economía altamente dependiente […]

La economía colombiana afronta un proceso de desaceleración, es decir cada vez está creciendo menos su PIB, como consecuencia de la caída en los precios del petróleo y el carbón, entre otras materias primas que constituyen los ingresos externos fundamentales del país, es decir café y flores, entre otras. Seguimos con una economía altamente dependiente de las materias primas y allí hay una causa profunda del problema, y derivado de esa situación, el desempleo abierto viene creciendo, como lo muestran las cifras del inefable DANE.

En efecto, la tasa promedio de desempleo pasó de 8,7 por ciento a 9,2 %, en el último trimestre (junio-agosto de 2016), frente al mismo periodo del año pasado. Es lógico que aumente el desempleo en medio de la desaceleración, son los ciclos económicos ineludibles en la vida de los pueblos. Pero ante esto es necesario un mayor liderazgo del gobierno y una mayor articulación con empresarios, sindicatos y sector educativo.

En el caso de Valledupar, la situación es bien explosiva: el desempleo creció del 8,1 por ciento, en ese periodo el año pasado, a 12,5 por ciento en el mismo periodo este año. Estamos frente a una verdadera bomba de tiempo en la capital del Cesar. Estamos ante un desempleo cercano al trece por ciento, solo superado por Riohacha, Santa Marta, Quibdó, Cúcuta y Armenia. Esto para no hablar del subempleo y el rebusque que caracteriza buena parte de nuestra economía.

Algo serio debe estar pasando en la economía regional, cuando el desempleo crece varias veces más que la tasa de crecimiento del mismo fenómeno en la nación. Sin duda, estamos ante un fenómeno multi-causal y así mismo tendrá que ser su solución, pero –de todas formas- necesitamos conocer más sobre las raíces y las características del problema.

Sabemos que Valledupar está siendo afectado por el ciclo negativo del carbón, como también por intensos veranos que golpearon la producción agrícola y pecuaria; pero es probable que estemos ante un problema estructural, es decir, más profundo y complejo que ante una situación coyuntural asociada a los ciclos económicos.

Ante este problema social nacional, consideramos que al gobierno, en particular a la ministra de Trabajo, Clara López Obregón, le ha faltado un mayor liderazgo frente al tema; la generación de empleo debería ser un objetivo indispensable de la política económica, por sus serias consecuencias económicas, sociales y hasta sicológicas. El tema ha quedado relegado por el proceso de paz, y hasta por la misma reforma tributaria que tanta polémica ha generado.

No obstante, en el plano regional, consideramos necesario que entidades como Cámara de Comercio, las universidades y el mismo Ormet investigaran ¿qué es lo que está pasando para que se esté presentando ese aumento tan preocupante en el desempleo en esta región del país?

Más allá de los ciclos, deberíamos revisar el problema de la informalidad laboral, la misma formación de empresas que es poca en Valledupar y la región, la formación de nuestra población para el trabajo, entre otros temas, para tomar el toro por los cuernos ante un problema que es una bomba de tiempo y que puede ser la causa de muchos de los problemas de inseguridad que tenemos.

Los actores involucrados en el tema del empleo, gobiernos locales, empresarios, gremios, sindicatos y sector educativo, no pueden quedarse indiferentes ante semejante problema que afecta a miles de familias que no tienen ningún ingreso y que quizás acuden a actos delictivos como mecanismo de supervivencia. Debemos actuar pronto y con criterio integral y de mediano plazo ante ese aumento del desempleo en Valledupar.

Editorial
9 noviembre, 2016

Desempleo en Valledupar, una bomba de tiempo…

La economía colombiana afronta un proceso de desaceleración, es decir cada vez está creciendo menos su PIB, como consecuencia de la caída en los precios del petróleo y el carbón, entre otras materias primas que constituyen los ingresos externos fundamentales del país, es decir café y flores, entre otras. Seguimos con una economía altamente dependiente […]


La economía colombiana afronta un proceso de desaceleración, es decir cada vez está creciendo menos su PIB, como consecuencia de la caída en los precios del petróleo y el carbón, entre otras materias primas que constituyen los ingresos externos fundamentales del país, es decir café y flores, entre otras. Seguimos con una economía altamente dependiente de las materias primas y allí hay una causa profunda del problema, y derivado de esa situación, el desempleo abierto viene creciendo, como lo muestran las cifras del inefable DANE.

En efecto, la tasa promedio de desempleo pasó de 8,7 por ciento a 9,2 %, en el último trimestre (junio-agosto de 2016), frente al mismo periodo del año pasado. Es lógico que aumente el desempleo en medio de la desaceleración, son los ciclos económicos ineludibles en la vida de los pueblos. Pero ante esto es necesario un mayor liderazgo del gobierno y una mayor articulación con empresarios, sindicatos y sector educativo.

En el caso de Valledupar, la situación es bien explosiva: el desempleo creció del 8,1 por ciento, en ese periodo el año pasado, a 12,5 por ciento en el mismo periodo este año. Estamos frente a una verdadera bomba de tiempo en la capital del Cesar. Estamos ante un desempleo cercano al trece por ciento, solo superado por Riohacha, Santa Marta, Quibdó, Cúcuta y Armenia. Esto para no hablar del subempleo y el rebusque que caracteriza buena parte de nuestra economía.

Algo serio debe estar pasando en la economía regional, cuando el desempleo crece varias veces más que la tasa de crecimiento del mismo fenómeno en la nación. Sin duda, estamos ante un fenómeno multi-causal y así mismo tendrá que ser su solución, pero –de todas formas- necesitamos conocer más sobre las raíces y las características del problema.

Sabemos que Valledupar está siendo afectado por el ciclo negativo del carbón, como también por intensos veranos que golpearon la producción agrícola y pecuaria; pero es probable que estemos ante un problema estructural, es decir, más profundo y complejo que ante una situación coyuntural asociada a los ciclos económicos.

Ante este problema social nacional, consideramos que al gobierno, en particular a la ministra de Trabajo, Clara López Obregón, le ha faltado un mayor liderazgo frente al tema; la generación de empleo debería ser un objetivo indispensable de la política económica, por sus serias consecuencias económicas, sociales y hasta sicológicas. El tema ha quedado relegado por el proceso de paz, y hasta por la misma reforma tributaria que tanta polémica ha generado.

No obstante, en el plano regional, consideramos necesario que entidades como Cámara de Comercio, las universidades y el mismo Ormet investigaran ¿qué es lo que está pasando para que se esté presentando ese aumento tan preocupante en el desempleo en esta región del país?

Más allá de los ciclos, deberíamos revisar el problema de la informalidad laboral, la misma formación de empresas que es poca en Valledupar y la región, la formación de nuestra población para el trabajo, entre otros temas, para tomar el toro por los cuernos ante un problema que es una bomba de tiempo y que puede ser la causa de muchos de los problemas de inseguridad que tenemos.

Los actores involucrados en el tema del empleo, gobiernos locales, empresarios, gremios, sindicatos y sector educativo, no pueden quedarse indiferentes ante semejante problema que afecta a miles de familias que no tienen ningún ingreso y que quizás acuden a actos delictivos como mecanismo de supervivencia. Debemos actuar pronto y con criterio integral y de mediano plazo ante ese aumento del desempleo en Valledupar.