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Columnista - 9 septiembre, 2017

Demos el primer paso

Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, encarna la dirección de la iglesia católica, con un estilo austero, sencillo, humilde y carismático, sin perder de vista la naturaleza orientadora de la organización caracterizada por ser un tanque de pensamiento social, político y ambiental. Esta última variable fue suscrita por el Papa que durante cinco días visita […]

Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, encarna la dirección de la iglesia católica, con un estilo austero, sencillo, humilde y carismático, sin perder de vista la naturaleza orientadora de la organización caracterizada por ser un tanque de pensamiento social, político y ambiental. Esta última variable fue suscrita por el Papa que durante cinco días visita a Colombia mediante la encíclica Laudato SI.

El papa Francisco es testimonio de la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, pero también de resistencia física, su capacidad de aguante es admirable, se nota que está empoderado de su misión en la tierra, aunque agotado no pierde la conexión con la sabiduría que denotan sus expresiones conmovedoras e inspiradoras. Al menos esas son mis impresiones.

Espero tener oportunidad de contarles a los hijos y nietos que aún no tengo sobre una experiencia que aspiro puedan vivir con fervor, porque la vida está hecha de momentos que solo pueden sentirse cuando logras vivir alguno. Y no es un asunto de religión, esa pretensión hace parte de los linderos propios de la intimidad registrados en el corazón y en la voluntad de discernir, pero individualmente cada quien es responsable de apropiarlo y darle un uso óptimo con el fin de favorecer la edificación de la vida en sociedad.

Previa a la visita del Papa Francisco, los medios de comunicación se encargaron de empaparnos de expectativa, contando las horas de su llegada. Como cosa natural en una nación polarizada, hubo instigadores que procuraron politizar su visita, que ciertamente tiene un contexto político, el Papa sin mencionar el acuerdo vino a hablar de paz y de reconciliación, invitándonos a dar el primer paso a través de la confianza, la tolerancia y la esperanza, impulsando a los jóvenes de Colombia reunidos en la Plaza de Bolívar, para que enfrenten con pasión los desafíos de la nación, en la adversidad soñar en grande, no temerle al futuro y sobre todo sin dejarse robar la alegría y la esperanza.

El presidente Juan Manuel Santos, recibió al Papa Francisco, como jefe de Estado, quien durante su intervención hizo énfasis en el deseo de compartir con sus hermanos colombianos el don de la fe, nos brindó su acompañamiento, recorrió por la belleza de nuestra biodiversidad y destacó como lo más importante que Colombia es rica por la calidad humana de sus gentes. Reveló que el lema de la visita era “Demos el primer paso”, huyendo de toda tentación de venganza y búsqueda de intereses solo particulares y a corto plazo. Precisó que al contrario se necesitan leyes que puedan garantizar la armonía para superar los conflictos, que sirvan para resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia, porque la inequidad es la raíz de los males sociales.

Queda claro entonces que la visita del papa Francisco no es solo apostólica, pero del mismo modo debemos asimilar y comprender que sus consideraciones de carácter político no toman partido, tienen una intención genuina, para no desfallecer en lo logrado y con el fin de allanar el camino hacia la reconciliación y la paz.

Entendiendo esto me dispuse a asistir al parque Simón Bolívar, entré a las seis de la mañana, respiré y sentí hermandad, estuve allí con más de 1.300.000 almas hasta las siete de la noche esperando pacientemente por un momento sublime: recibir el encanto sabio y la bendición del papa, y sus impulsos conmovedores y edificantes.

Fueron 13 horas de intenso sol y también de lluvia y frío pertinaz, el cansancio apareció, pero de pie motivado por el testimonio de resistencia del Apóstol de Roma y sobre todo, para absorber la exhortación del primer paso. Pese a su andar cansino, el Papa no renunció y siguió firme en su misión. En la homilía a través del evangelio de San Lucas, consideró infructuoso enredarnos en discusiones interminables, sumar intentos fallidos y hacer un elenco de esfuerzos que han terminado en nada, nos invitó a emular a Pedro, echar redes y navegar mar adentro como aquellos que han tomado iniciativas de paz y de vida, sin egoísmos, llamarnos y considerarnos hermanos, hacernos señas como los pescadores y socios de esta empresa común que es la patria.

@LuchoDiaz12

Por Luis Elquis Díaz

Columnista
9 septiembre, 2017

Demos el primer paso

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, encarna la dirección de la iglesia católica, con un estilo austero, sencillo, humilde y carismático, sin perder de vista la naturaleza orientadora de la organización caracterizada por ser un tanque de pensamiento social, político y ambiental. Esta última variable fue suscrita por el Papa que durante cinco días visita […]


Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, encarna la dirección de la iglesia católica, con un estilo austero, sencillo, humilde y carismático, sin perder de vista la naturaleza orientadora de la organización caracterizada por ser un tanque de pensamiento social, político y ambiental. Esta última variable fue suscrita por el Papa que durante cinco días visita a Colombia mediante la encíclica Laudato SI.

El papa Francisco es testimonio de la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, pero también de resistencia física, su capacidad de aguante es admirable, se nota que está empoderado de su misión en la tierra, aunque agotado no pierde la conexión con la sabiduría que denotan sus expresiones conmovedoras e inspiradoras. Al menos esas son mis impresiones.

Espero tener oportunidad de contarles a los hijos y nietos que aún no tengo sobre una experiencia que aspiro puedan vivir con fervor, porque la vida está hecha de momentos que solo pueden sentirse cuando logras vivir alguno. Y no es un asunto de religión, esa pretensión hace parte de los linderos propios de la intimidad registrados en el corazón y en la voluntad de discernir, pero individualmente cada quien es responsable de apropiarlo y darle un uso óptimo con el fin de favorecer la edificación de la vida en sociedad.

Previa a la visita del Papa Francisco, los medios de comunicación se encargaron de empaparnos de expectativa, contando las horas de su llegada. Como cosa natural en una nación polarizada, hubo instigadores que procuraron politizar su visita, que ciertamente tiene un contexto político, el Papa sin mencionar el acuerdo vino a hablar de paz y de reconciliación, invitándonos a dar el primer paso a través de la confianza, la tolerancia y la esperanza, impulsando a los jóvenes de Colombia reunidos en la Plaza de Bolívar, para que enfrenten con pasión los desafíos de la nación, en la adversidad soñar en grande, no temerle al futuro y sobre todo sin dejarse robar la alegría y la esperanza.

El presidente Juan Manuel Santos, recibió al Papa Francisco, como jefe de Estado, quien durante su intervención hizo énfasis en el deseo de compartir con sus hermanos colombianos el don de la fe, nos brindó su acompañamiento, recorrió por la belleza de nuestra biodiversidad y destacó como lo más importante que Colombia es rica por la calidad humana de sus gentes. Reveló que el lema de la visita era “Demos el primer paso”, huyendo de toda tentación de venganza y búsqueda de intereses solo particulares y a corto plazo. Precisó que al contrario se necesitan leyes que puedan garantizar la armonía para superar los conflictos, que sirvan para resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia, porque la inequidad es la raíz de los males sociales.

Queda claro entonces que la visita del papa Francisco no es solo apostólica, pero del mismo modo debemos asimilar y comprender que sus consideraciones de carácter político no toman partido, tienen una intención genuina, para no desfallecer en lo logrado y con el fin de allanar el camino hacia la reconciliación y la paz.

Entendiendo esto me dispuse a asistir al parque Simón Bolívar, entré a las seis de la mañana, respiré y sentí hermandad, estuve allí con más de 1.300.000 almas hasta las siete de la noche esperando pacientemente por un momento sublime: recibir el encanto sabio y la bendición del papa, y sus impulsos conmovedores y edificantes.

Fueron 13 horas de intenso sol y también de lluvia y frío pertinaz, el cansancio apareció, pero de pie motivado por el testimonio de resistencia del Apóstol de Roma y sobre todo, para absorber la exhortación del primer paso. Pese a su andar cansino, el Papa no renunció y siguió firme en su misión. En la homilía a través del evangelio de San Lucas, consideró infructuoso enredarnos en discusiones interminables, sumar intentos fallidos y hacer un elenco de esfuerzos que han terminado en nada, nos invitó a emular a Pedro, echar redes y navegar mar adentro como aquellos que han tomado iniciativas de paz y de vida, sin egoísmos, llamarnos y considerarnos hermanos, hacernos señas como los pescadores y socios de esta empresa común que es la patria.

@LuchoDiaz12

Por Luis Elquis Díaz