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Informe - 16 julio, 2017

Del periodismo al servicio doméstico

La historia de una periodista que por diferentes situaciones salió de Venezuela y terminó como empleada doméstica en una ciudad del Caribe colombiano.

Erneida laboró en radio, televisión y organizacional en su natal Maracaibo.
Erneida laboró en radio, televisión y organizacional en su natal Maracaibo.

 Este es el segundo informe de la serie ‘Del otro lado de la frontera’ que semanalmente presentará el diario EL PILÓN. Se trata de un trabajo periodístico que busca visibilizar, explicar y contar a través de crónicas, reportajes, perfiles y entrevistas la situación de los migrantes venezolanos en Colombia a raíz de la crisis en ese país.

En lo que va del presente año en Venezuela han cerrado más de 10 periódicos y 42 emisoras, según informó el periodista venezolano, Carlos Correa, director ejecutivo de la organización Espacio Público, que se encarga de monitorear la libertad de prensa y derechos humanos en ese país. Espacio Público estableció que el mercado laboral para los periodistas se ha reducido porque cada día son menos los medios impresos; los que siguen circulando recortaron sus páginas, número ediciones y ejemplares, por la dificultad en conseguir el papel periódico.

Algo similar ocurre en las emisoras, la radio es la más afectadas por la decisión de Conatel, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela, según cuenta Carlos Correa: “La entidad asegura que las emisoras en Venezuela no cumplen con los estándares de frecuencia permitidos”. Al hacer un barrido por los archivos digitales de los medios de comunicación venezolanos, es común encontrar los siguientes titulares: “En tres años cerraron 22 periódicos en Venezuela por falta de papel”. “El Estímulo de Venezuela: periodismo en medio del caos”.

El día que Erneida recibió grado de Comunicadora en la Universidad Rafael Belloso Chacín, URBE.

“Venezuela: militares impiden paso de periodistas al Congreso”. “Denuncian agresión a 376 periodistas de Venezuela”. Según Correa no hay dudas de que los comunicadores son los que peor la están pasando con la crisis en ese país y es por ello que muchos comunicadores han optado por buscar nuevos horizontes al otro lado de la frontera.

Es el caso de Erneida Márquez Barrios, una periodista de 27 años que dejó su tierra natal, Maracaibo, en el estado de Zulia, porque la emisora donde laboraba cerró y no estaba dispuesta a trabajar con el gobierno de Maduro. Su sueño siempre fue ser una gran reportera, por eso cuando terminó su colegio entró becada a la Universidad Rafael Belloso Chacín, conocida en toda Latinoamérica como la URBE, la cual entró en el Ranking de el QS University Ranking 2015, entre las 300 mejores de Latinoamérica. La joven terminó sus estudios en el 2012 y con mucho entusiasmo, como la mayoría de los recién egresados, inició su vida laboral llena de sueños y metas en varias emisoras de su ciudad natal. Radio Popular 700 AM, fue su primer trabajo en locución, ahí tenía un espacio radial de una hora diaria donde informaba con noticias generales y ganaba según las ventas de publicidad.

“Me iba muy bien, recibía dinero por publicidad de la Gobernación de Zulia y de la Alcaldía de Maracaibo, entre otras empresas que también pautaban en mi espacio, fue una época muy buena, me sentía plena porque hacía lo que me gustaba, siempre fui muy imparcial a pesar de que recibía dinero por publicidad de parte de los gobiernos opositores, pero lamentablemente pasó lo que todos conocen, no se conseguía materia prima, tampoco repuestos para los equipos”. Así contó Erneida cómo se fueron cerrando las puertas de ese medio para el cual laboró durante dos años y que salió del aire en julio de 2015. Inmediatamente la joven comunicadora entró a laborar en otra cadena radial llamada Popular Stéreo; ahí hacía el mismo programa con temas generales, también ganaba por pautas, pero a los seis meses pasó a asesorar a un diputado y emprendió un nuevo reto profesional. Erneida trabajó en la campaña del diputado indígena Ricardo Fernández, en su equipo de prensa, en ese entonces se lanzaba a la Asamblea por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Fernández salió elegido pero jamás la ubicó en ningún cargo. “A finales del 2016 dejé de trabajar para Fernández, jamás me dio empleo, ahí tomé la decisión de viajar a Colombia”, lamentó la periodista. “Todo el mundo me decía que me arriesgara, que no tenía hijos ni marido y que era mi oportunidad, por eso decidí viajar”, dijo la mujer. Erneida hizo caso a lo que le aconsejaban sus más allegados y organizó sus papeles para entrar legalmente a Colombia. “Fueron trámites más fáciles porque mi mamá es colombiana, nació en Plato, Magdalena”, precisó.

“Mi mamá llegó a los 15 años a Venezuela y desde que llegó a ese país fue ilegal hasta cuando subió a la presidencia Hugo Chávez y le dio la cédula venezolana, por eso ella se volvió chavista; yo nunca estuve de acuerdo con esa ideología, siempre estuve en desacuerdo, me molesta, por eso es que el país está como está”, contó Erneida quien emprendió un viaje de alrededor de 300 kilómetros hasta llega a Valledupar, Cesar, en el norte de Colombia, a donde llegó el pasado 4 de febrero de buscando un mejor futuro y donde espera ejercer con libertad su carrera.

“Crucé la frontera de Paraguachón a pie con mis manos llenas de sueños y esperanza”, recordó la periodista que antes de viajar recibió una propuesta para trabajar con el Gobierno venezolano, pero pensando más en sus convicciones que en su necesidad, prefirió no aceptar. “Pensarán que estoy loca por no aceptar, pero no lo hice, primero porque ya había tomado la decisión de venirme para Colombia y no quería echarme para atrás, y segundo, porque ese puesto es del gobierno de Maduro y nunca he estado de acuerdo con su dictadura.

La vida de los periodistas en Venezuela es pésima, sobre todo por las protestas, los comunicadores están siendo agredidos por militares”, explicó. Lejos de los micrófonos Actualmente Erneida está lejos de los micrófonos, salas de redacción y la reportería, ahora empuña una escoba porque el único trabajo que ha podido conseguir es el de empleada doméstica en la capital del Cesar, un oficio que jamás pensó que le tocaría desempeñar.

“No sé cocinar muy bien, el aseo, pues lo hago normal, jamás me acostumbraron en mi casa a cocinar ni a limpiar porque me la pasaba en la universidad y haciendo cursos de locución, pero esto fue lo que me ofrecieron y me tocó”, dijo la mujer quien espera pronto recibir una oportunidad y ejercer periodismo del otro lado de la frontera. Cuenta que tocó muchas puertas para ejercer su profesión en Colombia y decidió esperar tener su diploma profesional apostillado para poder llegar con todas las de la ley a hacer lo que más le gusta: informar.

“Tengo cita el 25 de septiembre en el Ministerio de Educación para apostillar mi diploma, las citas son un lío porque hay mucho profesional haciendo ese papeleo para ejercer, lo cierto es que son muchas vueltas y mucho dinero que gastar, por eso decidí emplearme en una casa de familia para ahorrar lo suficiente y viajar a mi país para traer mi diploma”, contó Erneida, quien aseguró que no quiere regresar hasta que Venezuela no salga de la crisis y se le permita hacer periodismo con mejores condiciones. “Nunca pensé en trabajar como empleada doméstica, siempre buscaba empleo como mesera, vendedora o secretaria, pero no me salió nada.

Tengo una amiga que estudió conmigo en el colegio y es contadora; hoy en día está en Bogotá cuidando a unos abuelitos; otra amiga que es periodista trabaja en Santa Marta arreglando uñas, porque venezolana que se respete sabe de ese arte, y tengo otra que estudió conmigo en la universidad y está trabajando con su hermana en un puesto de comidas rápidas en la capital”, dijo entre risas. “Ya ve, no soy la única en este oficio, hay muchos así, me contaron que el periodista de la que fue alcaldesa en Maracaibo pintaba casas y le daba pena decir que hacía eso hasta que se supo todo”, añadió.

Erneida asegura que no se arrepiente haber dejado su vida en Venezuela, aunque extraña todos los días su Maracaibo del alma. “Maracaibo es tan bonita, la extraño mucho, extraño mi casa, mi madre, y sobre todo ejercer mi profesión porque amo lo que estudié, amo los micrófonos, amo escribir y tengo fe que saldré adelante y conseguiré trabajar lo que con esfuerzo conseguí: mi diploma de comunicadora”.

El barrio 25 de Diciembre, en el sur de Valledupar, la acogió y ha hecho muchas amistades en ese lugar, vive con dos hermanos quienes tienen un puesto en el mercado y espera conseguir pronto un empleo como periodista para crecer profesionalmente y poder enviarle más dinero a su madre y a su hermano menor que se quedaron del otro lado de la frontera.

Erneida llegó a Valledupar atravesando a pie la frontera por Paraguachón en busca de un mejor futuro en su ámbito profesional.

“Con lo que ahorre podré viajar de nuevo a Venezuela a la cita que tengo en el Ministerio para apostillar mi diploma de comunicadora y ejercer mi profesión”: Erneida Márquez.

Por Sara E. Maestre DiazGranados

Informe
16 julio, 2017

Del periodismo al servicio doméstico

La historia de una periodista que por diferentes situaciones salió de Venezuela y terminó como empleada doméstica en una ciudad del Caribe colombiano.


Erneida laboró en radio, televisión y organizacional en su natal Maracaibo.
Erneida laboró en radio, televisión y organizacional en su natal Maracaibo.

 Este es el segundo informe de la serie ‘Del otro lado de la frontera’ que semanalmente presentará el diario EL PILÓN. Se trata de un trabajo periodístico que busca visibilizar, explicar y contar a través de crónicas, reportajes, perfiles y entrevistas la situación de los migrantes venezolanos en Colombia a raíz de la crisis en ese país.

En lo que va del presente año en Venezuela han cerrado más de 10 periódicos y 42 emisoras, según informó el periodista venezolano, Carlos Correa, director ejecutivo de la organización Espacio Público, que se encarga de monitorear la libertad de prensa y derechos humanos en ese país. Espacio Público estableció que el mercado laboral para los periodistas se ha reducido porque cada día son menos los medios impresos; los que siguen circulando recortaron sus páginas, número ediciones y ejemplares, por la dificultad en conseguir el papel periódico.

Algo similar ocurre en las emisoras, la radio es la más afectadas por la decisión de Conatel, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela, según cuenta Carlos Correa: “La entidad asegura que las emisoras en Venezuela no cumplen con los estándares de frecuencia permitidos”. Al hacer un barrido por los archivos digitales de los medios de comunicación venezolanos, es común encontrar los siguientes titulares: “En tres años cerraron 22 periódicos en Venezuela por falta de papel”. “El Estímulo de Venezuela: periodismo en medio del caos”.

El día que Erneida recibió grado de Comunicadora en la Universidad Rafael Belloso Chacín, URBE.

“Venezuela: militares impiden paso de periodistas al Congreso”. “Denuncian agresión a 376 periodistas de Venezuela”. Según Correa no hay dudas de que los comunicadores son los que peor la están pasando con la crisis en ese país y es por ello que muchos comunicadores han optado por buscar nuevos horizontes al otro lado de la frontera.

Es el caso de Erneida Márquez Barrios, una periodista de 27 años que dejó su tierra natal, Maracaibo, en el estado de Zulia, porque la emisora donde laboraba cerró y no estaba dispuesta a trabajar con el gobierno de Maduro. Su sueño siempre fue ser una gran reportera, por eso cuando terminó su colegio entró becada a la Universidad Rafael Belloso Chacín, conocida en toda Latinoamérica como la URBE, la cual entró en el Ranking de el QS University Ranking 2015, entre las 300 mejores de Latinoamérica. La joven terminó sus estudios en el 2012 y con mucho entusiasmo, como la mayoría de los recién egresados, inició su vida laboral llena de sueños y metas en varias emisoras de su ciudad natal. Radio Popular 700 AM, fue su primer trabajo en locución, ahí tenía un espacio radial de una hora diaria donde informaba con noticias generales y ganaba según las ventas de publicidad.

“Me iba muy bien, recibía dinero por publicidad de la Gobernación de Zulia y de la Alcaldía de Maracaibo, entre otras empresas que también pautaban en mi espacio, fue una época muy buena, me sentía plena porque hacía lo que me gustaba, siempre fui muy imparcial a pesar de que recibía dinero por publicidad de parte de los gobiernos opositores, pero lamentablemente pasó lo que todos conocen, no se conseguía materia prima, tampoco repuestos para los equipos”. Así contó Erneida cómo se fueron cerrando las puertas de ese medio para el cual laboró durante dos años y que salió del aire en julio de 2015. Inmediatamente la joven comunicadora entró a laborar en otra cadena radial llamada Popular Stéreo; ahí hacía el mismo programa con temas generales, también ganaba por pautas, pero a los seis meses pasó a asesorar a un diputado y emprendió un nuevo reto profesional. Erneida trabajó en la campaña del diputado indígena Ricardo Fernández, en su equipo de prensa, en ese entonces se lanzaba a la Asamblea por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Fernández salió elegido pero jamás la ubicó en ningún cargo. “A finales del 2016 dejé de trabajar para Fernández, jamás me dio empleo, ahí tomé la decisión de viajar a Colombia”, lamentó la periodista. “Todo el mundo me decía que me arriesgara, que no tenía hijos ni marido y que era mi oportunidad, por eso decidí viajar”, dijo la mujer. Erneida hizo caso a lo que le aconsejaban sus más allegados y organizó sus papeles para entrar legalmente a Colombia. “Fueron trámites más fáciles porque mi mamá es colombiana, nació en Plato, Magdalena”, precisó.

“Mi mamá llegó a los 15 años a Venezuela y desde que llegó a ese país fue ilegal hasta cuando subió a la presidencia Hugo Chávez y le dio la cédula venezolana, por eso ella se volvió chavista; yo nunca estuve de acuerdo con esa ideología, siempre estuve en desacuerdo, me molesta, por eso es que el país está como está”, contó Erneida quien emprendió un viaje de alrededor de 300 kilómetros hasta llega a Valledupar, Cesar, en el norte de Colombia, a donde llegó el pasado 4 de febrero de buscando un mejor futuro y donde espera ejercer con libertad su carrera.

“Crucé la frontera de Paraguachón a pie con mis manos llenas de sueños y esperanza”, recordó la periodista que antes de viajar recibió una propuesta para trabajar con el Gobierno venezolano, pero pensando más en sus convicciones que en su necesidad, prefirió no aceptar. “Pensarán que estoy loca por no aceptar, pero no lo hice, primero porque ya había tomado la decisión de venirme para Colombia y no quería echarme para atrás, y segundo, porque ese puesto es del gobierno de Maduro y nunca he estado de acuerdo con su dictadura.

La vida de los periodistas en Venezuela es pésima, sobre todo por las protestas, los comunicadores están siendo agredidos por militares”, explicó. Lejos de los micrófonos Actualmente Erneida está lejos de los micrófonos, salas de redacción y la reportería, ahora empuña una escoba porque el único trabajo que ha podido conseguir es el de empleada doméstica en la capital del Cesar, un oficio que jamás pensó que le tocaría desempeñar.

“No sé cocinar muy bien, el aseo, pues lo hago normal, jamás me acostumbraron en mi casa a cocinar ni a limpiar porque me la pasaba en la universidad y haciendo cursos de locución, pero esto fue lo que me ofrecieron y me tocó”, dijo la mujer quien espera pronto recibir una oportunidad y ejercer periodismo del otro lado de la frontera. Cuenta que tocó muchas puertas para ejercer su profesión en Colombia y decidió esperar tener su diploma profesional apostillado para poder llegar con todas las de la ley a hacer lo que más le gusta: informar.

“Tengo cita el 25 de septiembre en el Ministerio de Educación para apostillar mi diploma, las citas son un lío porque hay mucho profesional haciendo ese papeleo para ejercer, lo cierto es que son muchas vueltas y mucho dinero que gastar, por eso decidí emplearme en una casa de familia para ahorrar lo suficiente y viajar a mi país para traer mi diploma”, contó Erneida, quien aseguró que no quiere regresar hasta que Venezuela no salga de la crisis y se le permita hacer periodismo con mejores condiciones. “Nunca pensé en trabajar como empleada doméstica, siempre buscaba empleo como mesera, vendedora o secretaria, pero no me salió nada.

Tengo una amiga que estudió conmigo en el colegio y es contadora; hoy en día está en Bogotá cuidando a unos abuelitos; otra amiga que es periodista trabaja en Santa Marta arreglando uñas, porque venezolana que se respete sabe de ese arte, y tengo otra que estudió conmigo en la universidad y está trabajando con su hermana en un puesto de comidas rápidas en la capital”, dijo entre risas. “Ya ve, no soy la única en este oficio, hay muchos así, me contaron que el periodista de la que fue alcaldesa en Maracaibo pintaba casas y le daba pena decir que hacía eso hasta que se supo todo”, añadió.

Erneida asegura que no se arrepiente haber dejado su vida en Venezuela, aunque extraña todos los días su Maracaibo del alma. “Maracaibo es tan bonita, la extraño mucho, extraño mi casa, mi madre, y sobre todo ejercer mi profesión porque amo lo que estudié, amo los micrófonos, amo escribir y tengo fe que saldré adelante y conseguiré trabajar lo que con esfuerzo conseguí: mi diploma de comunicadora”.

El barrio 25 de Diciembre, en el sur de Valledupar, la acogió y ha hecho muchas amistades en ese lugar, vive con dos hermanos quienes tienen un puesto en el mercado y espera conseguir pronto un empleo como periodista para crecer profesionalmente y poder enviarle más dinero a su madre y a su hermano menor que se quedaron del otro lado de la frontera.

Erneida llegó a Valledupar atravesando a pie la frontera por Paraguachón en busca de un mejor futuro en su ámbito profesional.

“Con lo que ahorre podré viajar de nuevo a Venezuela a la cita que tengo en el Ministerio para apostillar mi diploma de comunicadora y ejercer mi profesión”: Erneida Márquez.

Por Sara E. Maestre DiazGranados