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General - 23 junio, 2018

De laguna de oxidación a vivero comunitario: El Tarullal

Al Tarullal caía alrededor del 30 % de las aguas residuales de Valledupar, de sectores como Amaneceres del Valle, Los Cocos, Los Milagros, San Fernando, Panamá 3, Panamá 2, Los Mayales, entre otros.

El director de Corpocesar, Kaleb Villalobos, inspección el terreno donde ya se han sembrado cerca de 40.000 árboles.
El director de Corpocesar, Kaleb Villalobos, inspección el terreno donde ya se han sembrado cerca de 40.000 árboles.

A unos 100 metros de donde caían cerca de 600 litros por segundo de malolientes aguas residuales, hoy se edifica un ambiente sostenible para ayudar a Valledupar en su apuesta por contrarrestar el calentamiento global y todos los efectos producidos por el cambio climático.

Se trata del Vivero Comunitario El Tarullal, un proyecto establecido en una hectárea de las cerca de 30 que ocupaba la laguna de oxidación El Tarullal, territorio adscrito a las arcas de la Empresa de Servicios Públicos de Valledupar, Emdupar.

El Tarullal recibía el 30 % de las aguas residuales producidas en la capital del Cesar y dejó de funcionar en 2015. Actualmente la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, intenta convertir este espacio en una gran zona verde, con la ayuda de la comunidad del barrio Amaneceres del Valle.

Para lograrlo, la autoridad ambiental puso en marcha este vivero comunitario de 60 metros de largo por 30 de ancho para la producción de materia vegetal maderable y de frutales típicos del bosque seco tropical, en esta zona ubicada al suroriente de Valledupar. La inversión, hasta ahora es de $150 millones.

En menos de tres meses ya van sembrados unos 40.000 árboles, de especies como orejero, guáimaro, corazón fino, caracolí, higo amarillo, moringa, lluvia de oro, cañaguate, nim, mango, limón, entre otras.

El director de Corpocesar, Kaleb Villalobos Brochel, destacó el aporte que produce al medio ambiente, pero también como fuente de empleo al integrar a 40 personas de sectores vulnerables.

“Diseñamos un proyecto para la recuperación de toda esta zona, generando capital social, dándole instrumento e insumos a la comunidad, para que sean ellos quienes aprendan a recolectar semillas como lo están haciendo jóvenes y mujeres, que se están formando en viveristas y ya están haciendo un vivero comunitario, donde los árboles son nativos de la ciudad y servirán para reforestar la ciudad, las avenidas y también esta parte de El Tarullal y gran parte del río Guatapurí”, explicó Villalobos Brochel.

El Tarullal es un pulmón para el medio ambiente de Valledupar, para muchos un paraíso desconocido, pero también un ecosistema vulnerable al cambio climático. Eso, según Álvaro Molina, representante de la Fundación Comunitaria un Nuevo Amanecer Empresarial, es lo que buscan con la siembra de árboles.

“Este proyecto vincula a 15 madres cabezas de hogar, más de 20 jóvenes de la comunidad, donde estamos trabajando para que se convierta en un proyecto sostenible con el desarrollo. En tres meses que tenemos de estar en el terreno, hoy es un lugar de recuperación ambiental, con unos 40.000 árboles en proceso de crecimiento y que están listos para entregárselos a esta ciudad, donde vemos que el calentamiento global cada día es más fuerte”, recalcó Molina.

Por Carlos Mario Jiménez
[email protected]

General
23 junio, 2018

De laguna de oxidación a vivero comunitario: El Tarullal

Al Tarullal caía alrededor del 30 % de las aguas residuales de Valledupar, de sectores como Amaneceres del Valle, Los Cocos, Los Milagros, San Fernando, Panamá 3, Panamá 2, Los Mayales, entre otros.


El director de Corpocesar, Kaleb Villalobos, inspección el terreno donde ya se han sembrado cerca de 40.000 árboles.
El director de Corpocesar, Kaleb Villalobos, inspección el terreno donde ya se han sembrado cerca de 40.000 árboles.

A unos 100 metros de donde caían cerca de 600 litros por segundo de malolientes aguas residuales, hoy se edifica un ambiente sostenible para ayudar a Valledupar en su apuesta por contrarrestar el calentamiento global y todos los efectos producidos por el cambio climático.

Se trata del Vivero Comunitario El Tarullal, un proyecto establecido en una hectárea de las cerca de 30 que ocupaba la laguna de oxidación El Tarullal, territorio adscrito a las arcas de la Empresa de Servicios Públicos de Valledupar, Emdupar.

El Tarullal recibía el 30 % de las aguas residuales producidas en la capital del Cesar y dejó de funcionar en 2015. Actualmente la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, intenta convertir este espacio en una gran zona verde, con la ayuda de la comunidad del barrio Amaneceres del Valle.

Para lograrlo, la autoridad ambiental puso en marcha este vivero comunitario de 60 metros de largo por 30 de ancho para la producción de materia vegetal maderable y de frutales típicos del bosque seco tropical, en esta zona ubicada al suroriente de Valledupar. La inversión, hasta ahora es de $150 millones.

En menos de tres meses ya van sembrados unos 40.000 árboles, de especies como orejero, guáimaro, corazón fino, caracolí, higo amarillo, moringa, lluvia de oro, cañaguate, nim, mango, limón, entre otras.

El director de Corpocesar, Kaleb Villalobos Brochel, destacó el aporte que produce al medio ambiente, pero también como fuente de empleo al integrar a 40 personas de sectores vulnerables.

“Diseñamos un proyecto para la recuperación de toda esta zona, generando capital social, dándole instrumento e insumos a la comunidad, para que sean ellos quienes aprendan a recolectar semillas como lo están haciendo jóvenes y mujeres, que se están formando en viveristas y ya están haciendo un vivero comunitario, donde los árboles son nativos de la ciudad y servirán para reforestar la ciudad, las avenidas y también esta parte de El Tarullal y gran parte del río Guatapurí”, explicó Villalobos Brochel.

El Tarullal es un pulmón para el medio ambiente de Valledupar, para muchos un paraíso desconocido, pero también un ecosistema vulnerable al cambio climático. Eso, según Álvaro Molina, representante de la Fundación Comunitaria un Nuevo Amanecer Empresarial, es lo que buscan con la siembra de árboles.

“Este proyecto vincula a 15 madres cabezas de hogar, más de 20 jóvenes de la comunidad, donde estamos trabajando para que se convierta en un proyecto sostenible con el desarrollo. En tres meses que tenemos de estar en el terreno, hoy es un lugar de recuperación ambiental, con unos 40.000 árboles en proceso de crecimiento y que están listos para entregárselos a esta ciudad, donde vemos que el calentamiento global cada día es más fuerte”, recalcó Molina.

Por Carlos Mario Jiménez
[email protected]