Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 30 noviembre, 2015

De la opacidad a la claridad

Los gobernadores y alcaldes que iniciaron su periodo en el 2012, se vieron enfrentados a una de las reformas más ambiciosas a los recursos disponibles para la inversión en las regiones, la creación de un Sistema General de Regalías (SGR) con el Acto Legislativo 05 de 2011 que redefinió la distribución, objetivos, fines, administración, ejecución, […]

Los gobernadores y alcaldes que iniciaron su periodo en el 2012, se vieron enfrentados a una de las reformas más ambiciosas a los recursos disponibles para la inversión en las regiones, la creación de un Sistema General de Regalías (SGR) con el Acto Legislativo 05 de 2011 que redefinió la distribución, objetivos, fines, administración, ejecución, control y destinación de los ingresos provenientes de la explotación de los recursos naturales no renovables.

Esta reforma incluyó como uno de sus cuatro pilares el principio del buen gobierno, con el fin de superar los principales problemas identificados en el sistema anterior: i) la corrupción en la inversión de los recursos; ii) las demoras en la ejecución de los proyectos asociadas a las debilidades en la planeación y formulación, y; iii) la falta de pertinencia y sostenibilidad en los proyectos, que llevaron a aprobar iniciativas como la piscina de olas en el departamento de Casanare por un valor 10.300 millones de pesos, que nunca se utilizó por falta de agua, de la cual adolece su propia capital.

Para materializar este principio, se crearon los órganos colegiados de administración y decisión (OCAD), que fueron denominados “Triángulos de Buen Gobierno”, a través de los cuales se tramitan y aprueban los proyectos a ejecutar con recursos del SGR. A su vez, se creó un Sistema de Monitoreo, Seguimiento, Control y Evaluación (SMSCE) administrado por el DNP, cuya finalidad es velar por el uso eficiente y eficaz de los recursos.

Para su operación, se asignó hasta el 1% de los recursos del presupuesto del SGR, los cuales representaron para el periodo 2012-2014, $136 mil millones para el DNP (57%) y 104 mil millones para la Contraloría General de la República (43%), para el cabal cumplimiento de su misión cual es la del control fiscal de la ejecución de tales recursos.

También se crearon mecanismos novedosos para promover el control social, como la plataforma en línea del Mapa Regalías que le permite a la ciudadanía consultar en tiempo real, las cifras de producción, recursos asignados y proyectos aprobados a cada uno de los departamentos y municipios. Todos estos mecanismos de control preventivo y correctivo, enmarcados en una cultura de proyectos, tienen el propósito de que las regiones invirtieran de manera eficiente, eficaz, pertinente y transparente los recursos de las regalías. La pregunta después de casi 4 años de implementación del sistema es, ¿se logró este propósito? ¿En qué regiones se presenta un mejor desempeño y en cuáles persisten limitaciones?

Frente a estos recursos aprobados, el DNP ha realizado acciones de monitoreo en las que ha evidenciado un elevado nivel de reporte de información de los departamentos al aplicativo Gesproy, que es el instrumento principal para garantizar el seguimiento, control y evaluación de los recursos. Solo en 6 departamentos y el distrito capital se presentan un nivel de reporte inferior al 90%, estos son: Sucre, San Andrés, La Guajira, Bolívar, Norte de Santander y Vaupés.

El DNP también ha identificado observaciones a los proyectos revisados en el componente de seguimiento (825 proyectos analizados, por un valor de 5,2 billones) en 3 aspectos: i) la planeación de la ejecución; ii) la ejecución y; iii) la contratación.

Las tres causas principales asociadas a estas observaciones son: que no existen garantías o tienen deficiencias en su constitución (22%) y hay incumplimiento de la normatividad en los procesos contractuales (21%). La mejor radiografía sobre los progresos alcanzados en materia de transparencia en el manejo de los recursos del SGR la hizo el Presidente de la República en la Maratón de Regalías, en la que evidenció como las regalías ya no son sinónimo de corrupción sino de obras y progreso para todos los departamentos del país. Una prueba de esto es que en el sistema anterior el promedio de denuncias de corrupción llegaba a más de 8.000 al año, y actualmente alcanza los 224 casos, que todavía siguen siendo muchos.

Por lo pronto, luego de hacer el tránsito de la opacidad a la claridad en el manejo de los recursos provenientes de las regalías, el mayor reto de las regiones, nuevos mandatarios y el gobierno nacional, es recoger todas las lecciones aprendidas en este cuatrienio, en términos de formulación, contratación y ejecución de los proyectos con recursos de las regalías, para superar las limitaciones señaladas en el desarrollo del artículo y fortalecer los procesos de aprendizaje y fortalecimiento institucional de las regiones del país.

Columnista
30 noviembre, 2015

De la opacidad a la claridad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Amylkar D. Acosta

Los gobernadores y alcaldes que iniciaron su periodo en el 2012, se vieron enfrentados a una de las reformas más ambiciosas a los recursos disponibles para la inversión en las regiones, la creación de un Sistema General de Regalías (SGR) con el Acto Legislativo 05 de 2011 que redefinió la distribución, objetivos, fines, administración, ejecución, […]


Los gobernadores y alcaldes que iniciaron su periodo en el 2012, se vieron enfrentados a una de las reformas más ambiciosas a los recursos disponibles para la inversión en las regiones, la creación de un Sistema General de Regalías (SGR) con el Acto Legislativo 05 de 2011 que redefinió la distribución, objetivos, fines, administración, ejecución, control y destinación de los ingresos provenientes de la explotación de los recursos naturales no renovables.

Esta reforma incluyó como uno de sus cuatro pilares el principio del buen gobierno, con el fin de superar los principales problemas identificados en el sistema anterior: i) la corrupción en la inversión de los recursos; ii) las demoras en la ejecución de los proyectos asociadas a las debilidades en la planeación y formulación, y; iii) la falta de pertinencia y sostenibilidad en los proyectos, que llevaron a aprobar iniciativas como la piscina de olas en el departamento de Casanare por un valor 10.300 millones de pesos, que nunca se utilizó por falta de agua, de la cual adolece su propia capital.

Para materializar este principio, se crearon los órganos colegiados de administración y decisión (OCAD), que fueron denominados “Triángulos de Buen Gobierno”, a través de los cuales se tramitan y aprueban los proyectos a ejecutar con recursos del SGR. A su vez, se creó un Sistema de Monitoreo, Seguimiento, Control y Evaluación (SMSCE) administrado por el DNP, cuya finalidad es velar por el uso eficiente y eficaz de los recursos.

Para su operación, se asignó hasta el 1% de los recursos del presupuesto del SGR, los cuales representaron para el periodo 2012-2014, $136 mil millones para el DNP (57%) y 104 mil millones para la Contraloría General de la República (43%), para el cabal cumplimiento de su misión cual es la del control fiscal de la ejecución de tales recursos.

También se crearon mecanismos novedosos para promover el control social, como la plataforma en línea del Mapa Regalías que le permite a la ciudadanía consultar en tiempo real, las cifras de producción, recursos asignados y proyectos aprobados a cada uno de los departamentos y municipios. Todos estos mecanismos de control preventivo y correctivo, enmarcados en una cultura de proyectos, tienen el propósito de que las regiones invirtieran de manera eficiente, eficaz, pertinente y transparente los recursos de las regalías. La pregunta después de casi 4 años de implementación del sistema es, ¿se logró este propósito? ¿En qué regiones se presenta un mejor desempeño y en cuáles persisten limitaciones?

Frente a estos recursos aprobados, el DNP ha realizado acciones de monitoreo en las que ha evidenciado un elevado nivel de reporte de información de los departamentos al aplicativo Gesproy, que es el instrumento principal para garantizar el seguimiento, control y evaluación de los recursos. Solo en 6 departamentos y el distrito capital se presentan un nivel de reporte inferior al 90%, estos son: Sucre, San Andrés, La Guajira, Bolívar, Norte de Santander y Vaupés.

El DNP también ha identificado observaciones a los proyectos revisados en el componente de seguimiento (825 proyectos analizados, por un valor de 5,2 billones) en 3 aspectos: i) la planeación de la ejecución; ii) la ejecución y; iii) la contratación.

Las tres causas principales asociadas a estas observaciones son: que no existen garantías o tienen deficiencias en su constitución (22%) y hay incumplimiento de la normatividad en los procesos contractuales (21%). La mejor radiografía sobre los progresos alcanzados en materia de transparencia en el manejo de los recursos del SGR la hizo el Presidente de la República en la Maratón de Regalías, en la que evidenció como las regalías ya no son sinónimo de corrupción sino de obras y progreso para todos los departamentos del país. Una prueba de esto es que en el sistema anterior el promedio de denuncias de corrupción llegaba a más de 8.000 al año, y actualmente alcanza los 224 casos, que todavía siguen siendo muchos.

Por lo pronto, luego de hacer el tránsito de la opacidad a la claridad en el manejo de los recursos provenientes de las regalías, el mayor reto de las regiones, nuevos mandatarios y el gobierno nacional, es recoger todas las lecciones aprendidas en este cuatrienio, en términos de formulación, contratación y ejecución de los proyectos con recursos de las regalías, para superar las limitaciones señaladas en el desarrollo del artículo y fortalecer los procesos de aprendizaje y fortalecimiento institucional de las regiones del país.