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Columnista - 7 abril, 2017

Cuida tu vida

Por Facebook, ¡habrase visto!, publiqué una foto de una caja de concreto que corresponde a la oficina destinada por el Tránsito Municipal para recibir y entregar los vehículos cuyos dueños han tenido la desgracia de tener un accidente o violar una norma. Esa oficina se parece mucho al famoso cajero del Banco Colpatria de la […]

Por Facebook, ¡habrase visto!, publiqué una foto de una caja de concreto que corresponde a la oficina destinada por el Tránsito Municipal para recibir y entregar los vehículos cuyos dueños han tenido la desgracia de tener un accidente o violar una norma. Esa oficina se parece mucho al famoso cajero del Banco Colpatria de la Gobernación que he denominado “El Horno Crematorio”, el sol ahí quema y le derrite los sesos a la pobre persona que de un momento a otro se ve mezclado en problemas de movilidad; solamente hay una empleada, que por el exceso de trabajo e incomodidad no afloja el ceño y creo que vive de mal genio, pues me parece que ni siquiera tiene aire acondicionado ni teléfonos internos para comunicarse, pues a cada rato a gritos tiene que llamar a los demás empleados.

Me parece que con las entradas económicas que tienen, que son multimillonarias, deberían tener unas buenas instalaciones, con más empleados y una confortable sala para que los usuarios estén cómodos y no como ahora que eso es un infierno.

¿Y por qué de esa foto? Sencillamente porque sufrí un accidente con una moto y como no pude conciliar rápido, los vehículos fueron llevados al parqueadero con una grúa que a título personal pedí, pues la de mi aseguradora falló y pagué $85.000 para llevar mi carro y la moto. Si hubiera esperado la del Tránsito hubiera tenido que pagar casi $200.000, ¿cómo les parece? este es el único negocio del mundo que al detal es más barato que al por mayor, valdría la pena que los señores concejales averigüen por qué.

Esto que voy a decir lo puedo hacer con toda la autoridad del caso, pues cuando fui Director Departamental de Tránsito encontré que los impuestos se pagaban por todas partes de la ciudad con una incomodidad y unos gastos exagerados por parte de quien iba a hacer un trámite y se creó una Tesorería en donde el que iba hacia todos sus trámites sin salir de las instalaciones del Tránsito. Creo que ahora sucede lo mismo, pero con una excepción que le causa molestia y gastos excesivos al pobre ser que se vea enredado en cuestiones de esta índole, no es posible que el valor del parqueadero tenga que ser liquidado y pagado en las instalaciones del Tránsito, distante más de dos kilómetros del parqueadero, para después volver con el recibo de pago y las fotocopias que les dé la gana para que entreguen el vehículo, esperando por una hora o más, aguantando sol como dije antes, sudar como un burro y quemarse la piel hasta envejigarse la frente los calvos como yo o llorar los accidentados que no tienen a quien mandar a hacer esa diligencia, pues tiene que ser personal.

Ahí en el parqueadero que produce tanto dinero, más de 10 millones de pesos diarios, cuentas muy por encimita, deben de construir unas cómodas oficinas y un amplio salón con aire acondicionado para que la gente espere cómodamente y pueda resolver todos los trámites que conlleve la entrega de un vehículo. Ahí está el espacio, lo que falta es la voluntad.

Un consejo a los motociclistas: cuiden las vidas de ustedes y de quien lleven, manejen a la defensiva y no siempre a la ofensiva, pues no hay derecho a que en esta ciudad se registre un accidente cada media hora. Cuiden sus vidas. Nos vemos el 21, pues voy a gozar de los días santos.

Por José M. Aponte Martínez

 

Columnista
7 abril, 2017

Cuida tu vida

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Por Facebook, ¡habrase visto!, publiqué una foto de una caja de concreto que corresponde a la oficina destinada por el Tránsito Municipal para recibir y entregar los vehículos cuyos dueños han tenido la desgracia de tener un accidente o violar una norma. Esa oficina se parece mucho al famoso cajero del Banco Colpatria de la […]


Por Facebook, ¡habrase visto!, publiqué una foto de una caja de concreto que corresponde a la oficina destinada por el Tránsito Municipal para recibir y entregar los vehículos cuyos dueños han tenido la desgracia de tener un accidente o violar una norma. Esa oficina se parece mucho al famoso cajero del Banco Colpatria de la Gobernación que he denominado “El Horno Crematorio”, el sol ahí quema y le derrite los sesos a la pobre persona que de un momento a otro se ve mezclado en problemas de movilidad; solamente hay una empleada, que por el exceso de trabajo e incomodidad no afloja el ceño y creo que vive de mal genio, pues me parece que ni siquiera tiene aire acondicionado ni teléfonos internos para comunicarse, pues a cada rato a gritos tiene que llamar a los demás empleados.

Me parece que con las entradas económicas que tienen, que son multimillonarias, deberían tener unas buenas instalaciones, con más empleados y una confortable sala para que los usuarios estén cómodos y no como ahora que eso es un infierno.

¿Y por qué de esa foto? Sencillamente porque sufrí un accidente con una moto y como no pude conciliar rápido, los vehículos fueron llevados al parqueadero con una grúa que a título personal pedí, pues la de mi aseguradora falló y pagué $85.000 para llevar mi carro y la moto. Si hubiera esperado la del Tránsito hubiera tenido que pagar casi $200.000, ¿cómo les parece? este es el único negocio del mundo que al detal es más barato que al por mayor, valdría la pena que los señores concejales averigüen por qué.

Esto que voy a decir lo puedo hacer con toda la autoridad del caso, pues cuando fui Director Departamental de Tránsito encontré que los impuestos se pagaban por todas partes de la ciudad con una incomodidad y unos gastos exagerados por parte de quien iba a hacer un trámite y se creó una Tesorería en donde el que iba hacia todos sus trámites sin salir de las instalaciones del Tránsito. Creo que ahora sucede lo mismo, pero con una excepción que le causa molestia y gastos excesivos al pobre ser que se vea enredado en cuestiones de esta índole, no es posible que el valor del parqueadero tenga que ser liquidado y pagado en las instalaciones del Tránsito, distante más de dos kilómetros del parqueadero, para después volver con el recibo de pago y las fotocopias que les dé la gana para que entreguen el vehículo, esperando por una hora o más, aguantando sol como dije antes, sudar como un burro y quemarse la piel hasta envejigarse la frente los calvos como yo o llorar los accidentados que no tienen a quien mandar a hacer esa diligencia, pues tiene que ser personal.

Ahí en el parqueadero que produce tanto dinero, más de 10 millones de pesos diarios, cuentas muy por encimita, deben de construir unas cómodas oficinas y un amplio salón con aire acondicionado para que la gente espere cómodamente y pueda resolver todos los trámites que conlleve la entrega de un vehículo. Ahí está el espacio, lo que falta es la voluntad.

Un consejo a los motociclistas: cuiden las vidas de ustedes y de quien lleven, manejen a la defensiva y no siempre a la ofensiva, pues no hay derecho a que en esta ciudad se registre un accidente cada media hora. Cuiden sus vidas. Nos vemos el 21, pues voy a gozar de los días santos.

Por José M. Aponte Martínez