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Columnista - 20 mayo, 2017

Cosas que añoro para mi Valle

Mi querido Valledupar ha tenido un significativo crecimiento en los últimos años, que, si bien no podemos calificarlo de desmesurado, si podríamos denominarlo acelerado, numerosos edificios, bellos conjuntos residenciales, modernos centros comerciales, mejoraron algunas avenidas iluminándolas, dándole un toque más cosmopolita con modernos bulevares, mi terruño dejó de ser el pueblo grande que era, para […]

Mi querido Valledupar ha tenido un significativo crecimiento en los últimos años, que, si bien no podemos calificarlo de desmesurado, si podríamos denominarlo acelerado, numerosos edificios, bellos conjuntos residenciales, modernos centros comerciales, mejoraron algunas avenidas iluminándolas, dándole un toque más cosmopolita con modernos bulevares, mi terruño dejó de ser el pueblo grande que era, para ser la ciudad Sorpresa Caribe que se vislumbraba décadas atrás, pero como lo escribió hace algunos años mi amigo Jaime Bonet, (destacado economista y quien fuera columnista de este diario), en ese proceso Valledupar dejó de ser Sorpresa Caribe para convertirse en una “Urbe Caribeña” y ese proceso y nuevo apelativo trajo consigo los cambios y problemas que se dan en todas las ciudades, por eso hoy día las generaciones que conocimos ese Valledupar bien planificado, limpio, con buenos servicios públicos, seguro y con una excelente movilidad, lo estamos añorando.

No quiero decir que nuestro terruño se haya echado a perder, no, por el contrario, Valledupar es una ciudad con mucho que mostrar al visitante, pero se deben tomar medidas oportunas en torno a su rápido crecimiento, el éxodo reciente de desplazados del conflicto, ahora de venezolanos y también gentes de otros lugares del país que han visto en nuestra ciudad un buen lugar para vivir e invertir, el evidente boom de la construcción, han transformado a Valledupar, y todo indica que dicho desarrollo será una constante.
No es un secreto que la violencia e inseguridad que nos azotó por muchos años, nos sumieron en un estancamiento, razón por la cual es innegable el atraso en la agroindustria, pues no es que sea nula, pero dada nuestra explicita y tradicional vocación agrícola, Valledupar debería estar más avanzada en ese frente, ese rezago se ve reflejado en toda nuestra economía, no nos digamos mentiras, a nuestro Valle le hacen falta muchas cosas, sobre todo industrias. Añoro para mi tierra un buen centro de convenciones, pues los auditorios y salones de eventos que hay, son insuficientes, y las escasas actividades de orden cultural que se programan, muchas veces no tienen la capacidad para albergar al público, o en su defecto, nos toca quedarnos de pie, necesitamos un museo de manera urgente, ¿cómo le exigimos a nuestra juventud que se culturicen? si no le brindamos los medios y los debidos espacios para hacerlo. Añoro que Valledupar sea más vendida en el exterior, devolverle el sentido de pertenencia a nuestros paisanos, para que no la ensuciemos tanto y tengamos un mayor sentido ecológico, de manera prioritaria se debe hacer algo para mejorar la movilidad y controlar el mototaxismo (ojo no he dicho que acabarlo), pero si restringir de alguna manera el excesivo tráfico desordenado de estos vehículos, controlar el uso de los espacios públicos, pues se está abusando de este.
Gracias a Dios tenemos un alcalde y gobernador que están trabajando de manera solidaria y conjunta, pensando no tanto en sus intereses políticos, sino en el bien común y eso se refleja en el bienestar de los cesarenses y vallenatos. Añoro que no solo los dirigentes políticos, sino los líderes, fuerzas vivas y ciudadanos del común, volquemos nuestra mirada al Guatapurí y hacia el rio Cesar, que los cuidemos más, que los custodiemos desde su nacimiento y en todo su cauce, Ahora porque estamos en un crudo invierno, pero acordémonos cuando nuestros campos están muriendo de sed, una represa es la solución a esa problemática. Confío en Dios y creo en que nuestra dirigencia quiere hacer las cosas bien, en ellos está que Valledupar siga desarrollándose, pero como debe ser.

Columnista
20 mayo, 2017

Cosas que añoro para mi Valle

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

Mi querido Valledupar ha tenido un significativo crecimiento en los últimos años, que, si bien no podemos calificarlo de desmesurado, si podríamos denominarlo acelerado, numerosos edificios, bellos conjuntos residenciales, modernos centros comerciales, mejoraron algunas avenidas iluminándolas, dándole un toque más cosmopolita con modernos bulevares, mi terruño dejó de ser el pueblo grande que era, para […]


Mi querido Valledupar ha tenido un significativo crecimiento en los últimos años, que, si bien no podemos calificarlo de desmesurado, si podríamos denominarlo acelerado, numerosos edificios, bellos conjuntos residenciales, modernos centros comerciales, mejoraron algunas avenidas iluminándolas, dándole un toque más cosmopolita con modernos bulevares, mi terruño dejó de ser el pueblo grande que era, para ser la ciudad Sorpresa Caribe que se vislumbraba décadas atrás, pero como lo escribió hace algunos años mi amigo Jaime Bonet, (destacado economista y quien fuera columnista de este diario), en ese proceso Valledupar dejó de ser Sorpresa Caribe para convertirse en una “Urbe Caribeña” y ese proceso y nuevo apelativo trajo consigo los cambios y problemas que se dan en todas las ciudades, por eso hoy día las generaciones que conocimos ese Valledupar bien planificado, limpio, con buenos servicios públicos, seguro y con una excelente movilidad, lo estamos añorando.

No quiero decir que nuestro terruño se haya echado a perder, no, por el contrario, Valledupar es una ciudad con mucho que mostrar al visitante, pero se deben tomar medidas oportunas en torno a su rápido crecimiento, el éxodo reciente de desplazados del conflicto, ahora de venezolanos y también gentes de otros lugares del país que han visto en nuestra ciudad un buen lugar para vivir e invertir, el evidente boom de la construcción, han transformado a Valledupar, y todo indica que dicho desarrollo será una constante.
No es un secreto que la violencia e inseguridad que nos azotó por muchos años, nos sumieron en un estancamiento, razón por la cual es innegable el atraso en la agroindustria, pues no es que sea nula, pero dada nuestra explicita y tradicional vocación agrícola, Valledupar debería estar más avanzada en ese frente, ese rezago se ve reflejado en toda nuestra economía, no nos digamos mentiras, a nuestro Valle le hacen falta muchas cosas, sobre todo industrias. Añoro para mi tierra un buen centro de convenciones, pues los auditorios y salones de eventos que hay, son insuficientes, y las escasas actividades de orden cultural que se programan, muchas veces no tienen la capacidad para albergar al público, o en su defecto, nos toca quedarnos de pie, necesitamos un museo de manera urgente, ¿cómo le exigimos a nuestra juventud que se culturicen? si no le brindamos los medios y los debidos espacios para hacerlo. Añoro que Valledupar sea más vendida en el exterior, devolverle el sentido de pertenencia a nuestros paisanos, para que no la ensuciemos tanto y tengamos un mayor sentido ecológico, de manera prioritaria se debe hacer algo para mejorar la movilidad y controlar el mototaxismo (ojo no he dicho que acabarlo), pero si restringir de alguna manera el excesivo tráfico desordenado de estos vehículos, controlar el uso de los espacios públicos, pues se está abusando de este.
Gracias a Dios tenemos un alcalde y gobernador que están trabajando de manera solidaria y conjunta, pensando no tanto en sus intereses políticos, sino en el bien común y eso se refleja en el bienestar de los cesarenses y vallenatos. Añoro que no solo los dirigentes políticos, sino los líderes, fuerzas vivas y ciudadanos del común, volquemos nuestra mirada al Guatapurí y hacia el rio Cesar, que los cuidemos más, que los custodiemos desde su nacimiento y en todo su cauce, Ahora porque estamos en un crudo invierno, pero acordémonos cuando nuestros campos están muriendo de sed, una represa es la solución a esa problemática. Confío en Dios y creo en que nuestra dirigencia quiere hacer las cosas bien, en ellos está que Valledupar siga desarrollándose, pero como debe ser.