Publicidad
Categorías
Categorías
General - 27 diciembre, 2012

Así estudian los colombianos en universidades del Zulia

Es viernes y son las 3 y 20 de la madrugada en la casa de Rolando, quien vive en Valledupar, Colombia: suena la alarma. Lorena despierta azorada y debe levantarse porque su esposo viaja a las 4 rumbo a Maracaibo, República Bolivariana

Crónicas del valle
Por Aquilino Cotes Zuleta
Especial para EL PILÓN

Es viernes y son las 3 y 20 de la madrugada en la casa de Rolando, quien vive en Valledupar, Colombia: suena la alarma. Lorena despierta azorada y debe levantarse porque su esposo viaja a las 4 rumbo a Maracaibo, República Bolivariana de Venezuela.

Veinte minutos después Rolando está listo. Encima de su espalda cuelga un bolso en donde guarda su equipaje: dos pantalones, 3 camisas, objetos de uso personal; libros de Hannah Arendt, Francis Fukuyama, Norberto Bobbio, Giovanni Sartori y Francis Sorauf ensayistas, profesores y teóricos del pensamiento político.

Rolando es docente de la Universidad Popular del Cesar en Valledupar (pública, fundada en1976, con más de 13 mil estudiantes). Hace 3 semestres viaja cada semana a Maracaibo, en donde cursa el segundo semestre de un doctorado en Ciencias Política en la Universidad del Zulia (LUZ), Universidad pública milenaria fundada en 1891, con aproximadamente 80.000 estudiantes.

Así como él, otros 80 estudiantes colombianos de Valledupar, Riohacha, Maicao, Santa Marta y Barranquilla viajan cada fin de semanal o mensualmente.

Son jóvenes y adultos, quienes realizan doctorados y maestrías en universidades de Maracaibo por varias razones: las matrículas valen 12 veces menos que en Colombia, no hay tanta limitación de cupos como en Colombia, un Bolívar vale 0.12 centavos, los horarios de clases son flexibles para quienes trabajan y la mayoría de sus universidades son acreditadas tanto nacional como internacionalmente.

Todo es mucho más fácil y barato para los colombianos. Un estudiante colombiano con un millón de pesos paga las dos matrículas semestrales y le alcanza el dinero para transporte, alimentación y alojamiento.

Pero todo no es color de rosa, así como hay facilidades hasta de créditos para la matricula en Maracaibo, también hay que pasar muchos viacrucis.

Los estudiantes colombianos padecen de inseguridad y malestares durante las 5 o 6 horas que dura el viaje a Maracaibo, porque se puede ingresar a Venezuela con el pasaporte, según acuerdo firmado con Mercosur, “en el que los ciudadanos residentes de los países asociados a esa comunidad, tienen una supresión de Visa que les permite transitar en dichos países, sin necesidad del referido documento”, lo que disminuye la posibilidad de corrupción en los puntos de control en las zonas fronterizas, afirma un informe de la entidad internacional.

Camino largo

“Muchos amigos y compañeros de trabajo se quedan durmiendo tranquilos en sus casas, mientras tenemos que exponernos a una serie de calamidades en las carreteras de Colombia y Venezuela para crecer académicamente”, sostiene Rolando.

Se viaja en carros que transitan a 120 y 130 kilómetros por hora por las carreteras de La Guajira, hasta llegar al Municipio fronterizo de Maicao (Colombia), con inconvenientes como accidentes en las vías e incidentes en las alcabalas y zonas de inmigración de ambos países, con los guardias venezolanos y colombianos, porque la corrupción está a la orden del día.

La ruta Valledupar – La Paz – Urumita – Fonseca – Cuestecita se atraviesa muchas veces al paso de la “Caravana de la Muerte” (carros que transportan gasolina de contrabando de Venezuela para los pueblos de La Guajira y el Cesar), lo que implica riesgo de accidentes e inseguridad de atracos en las carreteras, como ocurre con frecuencia.

Segunda ruta

Al llegar a Maicao los estudiantes deben sortear con extremo sigilo la delincuencia, especialmente cuando cambian el peso colombiano por el bolívar venezolano, o cuando cambian el chip de sus celulares por el venezolano.

Primero deben pasar por la “Raya” Paraguachón (limites de Colombia y Venezuela) y posteriormente correr con suerte de no ser asaltados en plena vía, en Moina, un caserío (sin comercio legal) que hay que atravesar por una carretera intransitable, llena de huecos y zanjas, que son aprovechadas por los delincuentes cuando el conductor aminora la velocidad.

“Esto se pone peor en Diciembre y en enero, la Guardia venezolana no da abasto para acabar con la delincuencia, porque son personas que viven de lo que atracan”, afirmó Agustín, un conductor colombo-venezolano que tiene 20 años de viajar entre ambos países y a quien han atracado 3 veces. En una ocasión se llevaron el carro, un Chevrolet modelo 80 y tuvo que pagar cinco millones de bolívares para que se lo devolvieran.

Además, los estudiantes colombianos deben soportar desmanes, vejámenes y toda clase de atropellos contra su integridad y sus equipajes, por parte de la Guardia.

En la misma vía hay que transitar otras dos horas por los pueblos del Zulia: Guarero, Los Filuos, Paraguaipoa, Sinamaica, San Rafael del Mojano y Santa Cruz de Mara (en donde los ciudadanos venezolanos se “rebuscan” del contrabando de gasolina y de artículos comestibles), viven sociedades deprimidas, olvidadas por los gobernantes regionales y nacionales.
“La gente de estos pueblos “sobreviven” de contrabandear medicamentos, comestibles y gasolina, y también de los atracos.

Son muy pocas las oportunidades que tienen de trabajar de manera honrada”, agregó Sebastián, quien contó que hizo seis semestres de Derecho en Unizulia, pero le tocó retirarse porque sus padres fallecieron. Ahora maneja un carro, (automóvil Chevrolet, modelo 70), de un tío.

“El estudiante colombiano en Maracaibo es “una mina de oro” para los taxistas, porque pagan 40 y hasta 120 mil bolívares por carreras, muy pocos se suben en los buses urbano”, añadió Agustín.
El descanso…
Los estudiantes colombianos afirman que sienten un alivio cuando llegan a Maracaibo (fuerte petrolero de América Latina), en donde a pesar de la tensión de inseguridad social y política de sus habitantes (más de 3 millones), se percibe un aire distinguido, de gente caribeña y hospitalaria.

Quiéranlo o no Maracaibo es el corazón de la economía del occidente de Venezuela, con el esbelto Lago de Maracaibo y la península de Paraguaná.

Es una ciudad señorial que mantiene sus tradiciones. Sobresale su arquitectura autóctona y aunque el comercio se ha “tragado” la ciudad, persisten las calles estrechas y casas coloridas, sus teatros e iglesias antiquísimas, que le dan el sello cultural.
Sin embargo se percibe un miedo aterrador de sus habitantes, porque les temen a los atracos a mano armada y a los crímenes a toda hora, como en Colombia.

Muchos estudiantes colombianos han sido víctimas no solo cerca de los hoteles donde se hospedan por dos o tres días como Gran Delicias, Pensión 7, Milenium y Club Gallego, sino en sitios exclusivos como Mía Pizza, Galerías, restaurante Da Vinci, Sushi, centro comercial Sambil, Mi Vaquita, etc..

“Hasta en la mismísima universidad te roban el portátil. A tres compañeros, les robaron sus portátiles mientras conversaban en uno de los pasillo de la Universidad”, dijo una estudiante de Unizulia.

Pese a las penurias que deben atravesar los colombianos estudiantes de postgrados, aseguran que estudiar en las universidades de Maracaibo tiene sus ventajas.
Existe una Universidad como LUZ, que tiene una planta de docentes cualificados, con profesores en postgrados formados no solo en Venezuela sino en otros países.
Todos están convencidos que el valor de un doctorado en la Universidad del Zulia no se mide en pesos ni en bolívares, ni en trasnochos ni madrugadas; tampoco en peligros de los acechos delincuenciales de una gran minoría que hacen de las vías y las calles sus santuarios, ni de los políticos gobernantes que deliran en detrimento de la sociedad mayoritaria, ni mucho menos de la desidia estatal para la universidad pública de ambos países.

…Rolando se alista para regresar a Valledupar, después de dos días de clases en la Universidad del Zulia. Atrás quedan los sinsabores, lo que le importa es seguir formándose intelectualmente…

tiochiro@hotmail.com
@tiochiro

 

General
27 diciembre, 2012

Así estudian los colombianos en universidades del Zulia

Es viernes y son las 3 y 20 de la madrugada en la casa de Rolando, quien vive en Valledupar, Colombia: suena la alarma. Lorena despierta azorada y debe levantarse porque su esposo viaja a las 4 rumbo a Maracaibo, República Bolivariana


Crónicas del valle
Por Aquilino Cotes Zuleta
Especial para EL PILÓN

Es viernes y son las 3 y 20 de la madrugada en la casa de Rolando, quien vive en Valledupar, Colombia: suena la alarma. Lorena despierta azorada y debe levantarse porque su esposo viaja a las 4 rumbo a Maracaibo, República Bolivariana de Venezuela.

Veinte minutos después Rolando está listo. Encima de su espalda cuelga un bolso en donde guarda su equipaje: dos pantalones, 3 camisas, objetos de uso personal; libros de Hannah Arendt, Francis Fukuyama, Norberto Bobbio, Giovanni Sartori y Francis Sorauf ensayistas, profesores y teóricos del pensamiento político.

Rolando es docente de la Universidad Popular del Cesar en Valledupar (pública, fundada en1976, con más de 13 mil estudiantes). Hace 3 semestres viaja cada semana a Maracaibo, en donde cursa el segundo semestre de un doctorado en Ciencias Política en la Universidad del Zulia (LUZ), Universidad pública milenaria fundada en 1891, con aproximadamente 80.000 estudiantes.

Así como él, otros 80 estudiantes colombianos de Valledupar, Riohacha, Maicao, Santa Marta y Barranquilla viajan cada fin de semanal o mensualmente.

Son jóvenes y adultos, quienes realizan doctorados y maestrías en universidades de Maracaibo por varias razones: las matrículas valen 12 veces menos que en Colombia, no hay tanta limitación de cupos como en Colombia, un Bolívar vale 0.12 centavos, los horarios de clases son flexibles para quienes trabajan y la mayoría de sus universidades son acreditadas tanto nacional como internacionalmente.

Todo es mucho más fácil y barato para los colombianos. Un estudiante colombiano con un millón de pesos paga las dos matrículas semestrales y le alcanza el dinero para transporte, alimentación y alojamiento.

Pero todo no es color de rosa, así como hay facilidades hasta de créditos para la matricula en Maracaibo, también hay que pasar muchos viacrucis.

Los estudiantes colombianos padecen de inseguridad y malestares durante las 5 o 6 horas que dura el viaje a Maracaibo, porque se puede ingresar a Venezuela con el pasaporte, según acuerdo firmado con Mercosur, “en el que los ciudadanos residentes de los países asociados a esa comunidad, tienen una supresión de Visa que les permite transitar en dichos países, sin necesidad del referido documento”, lo que disminuye la posibilidad de corrupción en los puntos de control en las zonas fronterizas, afirma un informe de la entidad internacional.

Camino largo

“Muchos amigos y compañeros de trabajo se quedan durmiendo tranquilos en sus casas, mientras tenemos que exponernos a una serie de calamidades en las carreteras de Colombia y Venezuela para crecer académicamente”, sostiene Rolando.

Se viaja en carros que transitan a 120 y 130 kilómetros por hora por las carreteras de La Guajira, hasta llegar al Municipio fronterizo de Maicao (Colombia), con inconvenientes como accidentes en las vías e incidentes en las alcabalas y zonas de inmigración de ambos países, con los guardias venezolanos y colombianos, porque la corrupción está a la orden del día.

La ruta Valledupar – La Paz – Urumita – Fonseca – Cuestecita se atraviesa muchas veces al paso de la “Caravana de la Muerte” (carros que transportan gasolina de contrabando de Venezuela para los pueblos de La Guajira y el Cesar), lo que implica riesgo de accidentes e inseguridad de atracos en las carreteras, como ocurre con frecuencia.

Segunda ruta

Al llegar a Maicao los estudiantes deben sortear con extremo sigilo la delincuencia, especialmente cuando cambian el peso colombiano por el bolívar venezolano, o cuando cambian el chip de sus celulares por el venezolano.

Primero deben pasar por la “Raya” Paraguachón (limites de Colombia y Venezuela) y posteriormente correr con suerte de no ser asaltados en plena vía, en Moina, un caserío (sin comercio legal) que hay que atravesar por una carretera intransitable, llena de huecos y zanjas, que son aprovechadas por los delincuentes cuando el conductor aminora la velocidad.

“Esto se pone peor en Diciembre y en enero, la Guardia venezolana no da abasto para acabar con la delincuencia, porque son personas que viven de lo que atracan”, afirmó Agustín, un conductor colombo-venezolano que tiene 20 años de viajar entre ambos países y a quien han atracado 3 veces. En una ocasión se llevaron el carro, un Chevrolet modelo 80 y tuvo que pagar cinco millones de bolívares para que se lo devolvieran.

Además, los estudiantes colombianos deben soportar desmanes, vejámenes y toda clase de atropellos contra su integridad y sus equipajes, por parte de la Guardia.

En la misma vía hay que transitar otras dos horas por los pueblos del Zulia: Guarero, Los Filuos, Paraguaipoa, Sinamaica, San Rafael del Mojano y Santa Cruz de Mara (en donde los ciudadanos venezolanos se “rebuscan” del contrabando de gasolina y de artículos comestibles), viven sociedades deprimidas, olvidadas por los gobernantes regionales y nacionales.
“La gente de estos pueblos “sobreviven” de contrabandear medicamentos, comestibles y gasolina, y también de los atracos.

Son muy pocas las oportunidades que tienen de trabajar de manera honrada”, agregó Sebastián, quien contó que hizo seis semestres de Derecho en Unizulia, pero le tocó retirarse porque sus padres fallecieron. Ahora maneja un carro, (automóvil Chevrolet, modelo 70), de un tío.

“El estudiante colombiano en Maracaibo es “una mina de oro” para los taxistas, porque pagan 40 y hasta 120 mil bolívares por carreras, muy pocos se suben en los buses urbano”, añadió Agustín.
El descanso…
Los estudiantes colombianos afirman que sienten un alivio cuando llegan a Maracaibo (fuerte petrolero de América Latina), en donde a pesar de la tensión de inseguridad social y política de sus habitantes (más de 3 millones), se percibe un aire distinguido, de gente caribeña y hospitalaria.

Quiéranlo o no Maracaibo es el corazón de la economía del occidente de Venezuela, con el esbelto Lago de Maracaibo y la península de Paraguaná.

Es una ciudad señorial que mantiene sus tradiciones. Sobresale su arquitectura autóctona y aunque el comercio se ha “tragado” la ciudad, persisten las calles estrechas y casas coloridas, sus teatros e iglesias antiquísimas, que le dan el sello cultural.
Sin embargo se percibe un miedo aterrador de sus habitantes, porque les temen a los atracos a mano armada y a los crímenes a toda hora, como en Colombia.

Muchos estudiantes colombianos han sido víctimas no solo cerca de los hoteles donde se hospedan por dos o tres días como Gran Delicias, Pensión 7, Milenium y Club Gallego, sino en sitios exclusivos como Mía Pizza, Galerías, restaurante Da Vinci, Sushi, centro comercial Sambil, Mi Vaquita, etc..

“Hasta en la mismísima universidad te roban el portátil. A tres compañeros, les robaron sus portátiles mientras conversaban en uno de los pasillo de la Universidad”, dijo una estudiante de Unizulia.

Pese a las penurias que deben atravesar los colombianos estudiantes de postgrados, aseguran que estudiar en las universidades de Maracaibo tiene sus ventajas.
Existe una Universidad como LUZ, que tiene una planta de docentes cualificados, con profesores en postgrados formados no solo en Venezuela sino en otros países.
Todos están convencidos que el valor de un doctorado en la Universidad del Zulia no se mide en pesos ni en bolívares, ni en trasnochos ni madrugadas; tampoco en peligros de los acechos delincuenciales de una gran minoría que hacen de las vías y las calles sus santuarios, ni de los políticos gobernantes que deliran en detrimento de la sociedad mayoritaria, ni mucho menos de la desidia estatal para la universidad pública de ambos países.

…Rolando se alista para regresar a Valledupar, después de dos días de clases en la Universidad del Zulia. Atrás quedan los sinsabores, lo que le importa es seguir formándose intelectualmente…

tiochiro@hotmail.com
@tiochiro