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Columnista - 4 diciembre, 2015

Colegio Nacional ‘Agustín Codazzi’

En 1958 se erigió a la población de Codazzi como nuevo municipio del departamento de Magdalena, desconozco los criterios que entonces había para erigir municipalidad, porque para esas calendas el pequeño poblado carecía de servicios públicos básicos: acueducto, alcantarillado y energía eléctrica, las calles eran lechos de piedra viva. Como quien dice, Codazzi parecía pueblo […]

En 1958 se erigió a la población de Codazzi como nuevo municipio del departamento de Magdalena, desconozco los criterios que entonces había para erigir municipalidad, porque para esas calendas el pequeño poblado carecía de servicios públicos básicos: acueducto, alcantarillado y energía eléctrica, las calles eran lechos de piedra viva. Como quien dice, Codazzi parecía pueblo dejado de la mano de Dios y de los hombres. Sólo dos intereses atraían el interés de los forasteros: la riqueza algodonera y las casas cortesanas.

Para Codazzi los años pasaban con pereza, lo más inestable eran los alcaldes en el cargo, se podían contar hasta cuatro en un año. A ese ritmo apareció el acueducto hacia 1960, la energía hacia 1970 y el pavimento hacia los 80. En ese contexto, ya como municipio del nuevo departamento del Cesar, se funda en abril de 1968 el Colegio Nacional ‘Agustín Codazzi’ para varones el primer año y mixto desde 1969. Una verdadera camada de muchachos pilosos floreció en esos primeros años, al grado que en poco tiempo el Colegio Nacional ya era el faro cultural del Cesar.

En todo eso he estado pensando desde la mañana del 30 de noviembre cuando vi en las páginas virtuales de El Pilón la grata noticia de que el viejo Colegio Nacional daba paso a un moderno megacolegio, diseñado con visión de futuro. No es cualquier noticia, es una vieja deuda que el Estado tenía con Codazzi, en razón de la inmensa riqueza que este norteño municipio le aportó a la economía nacional con la agroindustria del algodón, y hoy le aporta con la industria de la palma y la minería del carbón.

El nuevo y moderno plantel, más la transformación urbana del centro, cambian la cara de esta pequeña y entrañable patria. Es el rosto amable de Codazzi para sus habitantes, para nuevos inversionistas que jalonarán el empleo, para más oportunidades en educación, motor indiscutible de desarrollo y progreso, y para la paz. De ese modo sí vale la pena despedir con gratitud y dulce nostalgia al glorioso Colegio Nacional Agustín Codazzi.

Ahora podemos decir, sin fisura alguna de duda, que en Codazzi sí hay presencia del Estado, que recordaremos agradecidos al presidente Juan Manuel Santos Calderón, al gobierno departamental y municipal, garantes de la mejor inversión hecha hasta hoy en nuestro municipio. Y de parte de los exalumnos de esa institución, nuestras felicitaciones para los miles de estudiantes que llenarán las aulas del megacolegio, al que habrá que cuidar como nuestro mejor patrimonio.

Columnista
4 diciembre, 2015

Colegio Nacional ‘Agustín Codazzi’

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Donaldo Mendoza

En 1958 se erigió a la población de Codazzi como nuevo municipio del departamento de Magdalena, desconozco los criterios que entonces había para erigir municipalidad, porque para esas calendas el pequeño poblado carecía de servicios públicos básicos: acueducto, alcantarillado y energía eléctrica, las calles eran lechos de piedra viva. Como quien dice, Codazzi parecía pueblo […]


En 1958 se erigió a la población de Codazzi como nuevo municipio del departamento de Magdalena, desconozco los criterios que entonces había para erigir municipalidad, porque para esas calendas el pequeño poblado carecía de servicios públicos básicos: acueducto, alcantarillado y energía eléctrica, las calles eran lechos de piedra viva. Como quien dice, Codazzi parecía pueblo dejado de la mano de Dios y de los hombres. Sólo dos intereses atraían el interés de los forasteros: la riqueza algodonera y las casas cortesanas.

Para Codazzi los años pasaban con pereza, lo más inestable eran los alcaldes en el cargo, se podían contar hasta cuatro en un año. A ese ritmo apareció el acueducto hacia 1960, la energía hacia 1970 y el pavimento hacia los 80. En ese contexto, ya como municipio del nuevo departamento del Cesar, se funda en abril de 1968 el Colegio Nacional ‘Agustín Codazzi’ para varones el primer año y mixto desde 1969. Una verdadera camada de muchachos pilosos floreció en esos primeros años, al grado que en poco tiempo el Colegio Nacional ya era el faro cultural del Cesar.

En todo eso he estado pensando desde la mañana del 30 de noviembre cuando vi en las páginas virtuales de El Pilón la grata noticia de que el viejo Colegio Nacional daba paso a un moderno megacolegio, diseñado con visión de futuro. No es cualquier noticia, es una vieja deuda que el Estado tenía con Codazzi, en razón de la inmensa riqueza que este norteño municipio le aportó a la economía nacional con la agroindustria del algodón, y hoy le aporta con la industria de la palma y la minería del carbón.

El nuevo y moderno plantel, más la transformación urbana del centro, cambian la cara de esta pequeña y entrañable patria. Es el rosto amable de Codazzi para sus habitantes, para nuevos inversionistas que jalonarán el empleo, para más oportunidades en educación, motor indiscutible de desarrollo y progreso, y para la paz. De ese modo sí vale la pena despedir con gratitud y dulce nostalgia al glorioso Colegio Nacional Agustín Codazzi.

Ahora podemos decir, sin fisura alguna de duda, que en Codazzi sí hay presencia del Estado, que recordaremos agradecidos al presidente Juan Manuel Santos Calderón, al gobierno departamental y municipal, garantes de la mejor inversión hecha hasta hoy en nuestro municipio. Y de parte de los exalumnos de esa institución, nuestras felicitaciones para los miles de estudiantes que llenarán las aulas del megacolegio, al que habrá que cuidar como nuestro mejor patrimonio.