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Comunidad - 19 julio, 2017

Claro Cotes, el rey de la guitarra y el bajo en Sabanas del Valle

Claro Domingo Cotes Díaz nació en Uribia, La Guajira, y llegó en 1970 a Valledupar con su guitarra para vivir en tierras lejanas el sueño de su vida: ser músico.

Claro Domingo Cotes Díaz nació en Uribia, La Guajira, y llegó en 1970 a Valledupar con su guitarra para vivir en tierras lejanas el sueño de su vida: ser músico.

Claro tocó con los conjuntos vallenatos más importantes de la época, como Alfredo Gutiérrez, Los Diablitos, Los Beto, Jorge Oñate, Diomedes Díaz e Iván Villazón.

Hoy vive feliz con su esposa y tres hijos, los cuales heredaron su vena musical. “Mis tres hijos son músicos, uno es cantante, la mujer es cantante y psicóloga y otro es productor musical, tenemos un estudio donde han venido muchos cantantes a hacer sus arreglos”, contó.

Cotes recuerda que sus inicios musicales fueron en su tierra natal Uribia, cuando tocaba con un grupo de amigos, a muy temprana edad, instrumentos artesanales. Él tocaba con un pico de botella. “Era un trió, mi hermano y unos amigos, el primer instrumento que yo toqué fue un pico de botella, algo artesanal, le ponía a las dos botellas un papel brillante en el medio y sonaba como una trompeta, con eso hacía las melodías”, recuerda entre risas Claro Cotes, quien en esa época tenía 14 años.

Su hermano Luis y él tenían en la mente ser músicos, “mi hermano llegó primero a Valledupar, yo me fui más atrás porque tuvimos problemas familiares, en esa época habían muchas peleas entres castas, yo fui baleado, mataron a mi papá y a un hermano, entonces mi mamá decidió venirse a vivir a Valledupar”.

A los 20 años, Claro aprendió a perfeccionar en la guitarra. “Escorpio fue un grupo con el que viajé a Bogotá a estudiar música, luego me uní con un grupo al que llamamos ‘Chocolate’, un grupo rockero, duró apenas cuatro años y luego se disolvió, éramos jóvenes”, recordó.

Este guitarrista cierra sus ojos y con gran sonrisa y a la vez nostalgia recuerda aquella época cuando su hermano le enviaba telegramas y cartas a Bogotá, contándole lo bien que le estaba yendo en Valledupar. “Me di cuenta que él estaba mejor que yo en la música y dije que iba a probar suerte en Valledupar porque tenía más conocimiento musical, él estuvo con los Hermanos Zuleta en el bajo, duró 12 años, Luis era muy conocido entonces él me ayudó a abrirme en ese mundo”.

En esa época contó Claro Domingo, que eran escasos los bajistas, “entonces Alfredo Gutiérrez me llamó porque le habían hablado de mí por mi hermano, y decidí tomar el bajo como instrumento porque soy guitarrista, pero las guitarras no las cargaban en el conjunto, yo grababa en las producciones con guitarra, pero en las tarimas era con el bajo, grabé con ocho grupos”, contó.

Con Alfredo Gutiérrez duró dos años, “me llamaban muchos grupos a tocar, el vallenato no estaba tan metido, luego me llamaron Los Betos, antes de ellos hice una licencia con el conjunto de Diomedes, después con Los Diablitos que eran Omar Geles y Miguel Morales y después quedé con Iván Villazón”, precisó Cotes.

Hoy en día tiene un cuarteto de música cubana y trabaja de planta en el restaurante Varadero de Valledupar. “Siempre he estado activo, muchos me llaman para tocar en fiestas y eventos y también trabajo en los estudios MC, es una empresa familiar”, refirió.

Claro relató que con el grupo que más disfrutó fue con Los Beto, con Diomedes recibió disco de oro y con los Zuleta conoció muchas partes porque viajó mucho.

 

 

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19 julio, 2017

Claro Cotes, el rey de la guitarra y el bajo en Sabanas del Valle

Claro Domingo Cotes Díaz nació en Uribia, La Guajira, y llegó en 1970 a Valledupar con su guitarra para vivir en tierras lejanas el sueño de su vida: ser músico.


Claro Domingo Cotes Díaz nació en Uribia, La Guajira, y llegó en 1970 a Valledupar con su guitarra para vivir en tierras lejanas el sueño de su vida: ser músico.

Claro tocó con los conjuntos vallenatos más importantes de la época, como Alfredo Gutiérrez, Los Diablitos, Los Beto, Jorge Oñate, Diomedes Díaz e Iván Villazón.

Hoy vive feliz con su esposa y tres hijos, los cuales heredaron su vena musical. “Mis tres hijos son músicos, uno es cantante, la mujer es cantante y psicóloga y otro es productor musical, tenemos un estudio donde han venido muchos cantantes a hacer sus arreglos”, contó.

Cotes recuerda que sus inicios musicales fueron en su tierra natal Uribia, cuando tocaba con un grupo de amigos, a muy temprana edad, instrumentos artesanales. Él tocaba con un pico de botella. “Era un trió, mi hermano y unos amigos, el primer instrumento que yo toqué fue un pico de botella, algo artesanal, le ponía a las dos botellas un papel brillante en el medio y sonaba como una trompeta, con eso hacía las melodías”, recuerda entre risas Claro Cotes, quien en esa época tenía 14 años.

Su hermano Luis y él tenían en la mente ser músicos, “mi hermano llegó primero a Valledupar, yo me fui más atrás porque tuvimos problemas familiares, en esa época habían muchas peleas entres castas, yo fui baleado, mataron a mi papá y a un hermano, entonces mi mamá decidió venirse a vivir a Valledupar”.

A los 20 años, Claro aprendió a perfeccionar en la guitarra. “Escorpio fue un grupo con el que viajé a Bogotá a estudiar música, luego me uní con un grupo al que llamamos ‘Chocolate’, un grupo rockero, duró apenas cuatro años y luego se disolvió, éramos jóvenes”, recordó.

Este guitarrista cierra sus ojos y con gran sonrisa y a la vez nostalgia recuerda aquella época cuando su hermano le enviaba telegramas y cartas a Bogotá, contándole lo bien que le estaba yendo en Valledupar. “Me di cuenta que él estaba mejor que yo en la música y dije que iba a probar suerte en Valledupar porque tenía más conocimiento musical, él estuvo con los Hermanos Zuleta en el bajo, duró 12 años, Luis era muy conocido entonces él me ayudó a abrirme en ese mundo”.

En esa época contó Claro Domingo, que eran escasos los bajistas, “entonces Alfredo Gutiérrez me llamó porque le habían hablado de mí por mi hermano, y decidí tomar el bajo como instrumento porque soy guitarrista, pero las guitarras no las cargaban en el conjunto, yo grababa en las producciones con guitarra, pero en las tarimas era con el bajo, grabé con ocho grupos”, contó.

Con Alfredo Gutiérrez duró dos años, “me llamaban muchos grupos a tocar, el vallenato no estaba tan metido, luego me llamaron Los Betos, antes de ellos hice una licencia con el conjunto de Diomedes, después con Los Diablitos que eran Omar Geles y Miguel Morales y después quedé con Iván Villazón”, precisó Cotes.

Hoy en día tiene un cuarteto de música cubana y trabaja de planta en el restaurante Varadero de Valledupar. “Siempre he estado activo, muchos me llaman para tocar en fiestas y eventos y también trabajo en los estudios MC, es una empresa familiar”, refirió.

Claro relató que con el grupo que más disfrutó fue con Los Beto, con Diomedes recibió disco de oro y con los Zuleta conoció muchas partes porque viajó mucho.