Una descarga eléctrica estuvo a punto de causar una tragedia en una familia campesina la tarde del sábado en medio de una tempestad, en la que el rayo mató de manera instantánea a un perro y por poco le causa la muerte a su amo, mientras permanecían en la cocina.

El hecho se registró en una estancia agrícola ubicada en la región de Los Cominos de Tamacal, en el corregimiento de La Mesa, jurisdicción de Valledupar, parte alta de la sierra nevada de Santa Marta, donde Jamer Enrique Fuentes Nieves sufrió una quemadura en su cuerpo y quedó inconsciente.

“Esa tarde estaba haciendo temporada de lluvia, hacían truenos y estaba relampagueando. Solo me vi la candela encima y no me acuerdo de más nada. Me dice mi mamá que caí al suelo desmayado e inconsciente y me daban respiración boca a boca, mientras esperaban un carro para trasladarme hasta Valledupar y llevarme a una clínica. Unidades del Cuerpo de Bomberos y campesinos de la zona fueron los encargados de evacuarme de ese lugar, fueron tres horas de recorrido, por el pésimo terreno a raíz de las lluvias. Posteriormente me embarcaron en otro automotor para trasladarme hasta el corregimiento de La Mesa y luego en una ambulancia hasta la Clínica Médicos. Me cuentan que duré para reaccionar, porque el impacto del rayo fue tan fuerte que me dejó inconsciente de inmediato, pero lamento mucho lo del perro, él me acompañaba a comer cuando cayó la descarga eléctrica. Estoy vivo de pura vaina”, replicó el afectado.

Rubiera Josefa Nieves, madre del joven campesino, lo trató de auxiliar pero asegura que de su cuerpo brotaba olor a pólvora quemada. “Yo en medio del susto no sabía qué hacer, pedía auxilio a gritos, porque mi hijo no reaccionaba, pensé que también lo había matado el rayo. Comencé a darle masajes y lo encerramos hasta que llegaron a socorrernos”.

Dijo que para su trasladado hasta Valledupar, debieron afrontar una verdadera odisea, porque pese al llamado que le hicieron a la Policía y al Cuerpo de Bomberos, ellos demoraron para llegar hasta el sitio, porque había mucha lluvia y tanto los ríos y los caños de la zona, estaban crecidos.

Rubiera Josefa Nieves, madre del joven campesino, lo trató de auxiliar pero asegura que de su cuerpo brotaba olor a pólvora quemada.

Por Abdel Martínez Pérez