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Farándula - 23 diciembre, 2016

Carmen Consuelo y Katiuska no le fallaron a Diomedes

Las hijas menores de ‘El Cacique de La Junta’ acompañaron los actos conmemorativos del tercer aniversario de la muerte del artista.

Llegaron temprano, asistieron a la misa ofrecida en la iglesia del cementerio Santo Ecce Homo, al norte de Valledupar, y al terminar los actos protocolarios recorrieron unos 100 metros para llegar hasta la tumba de su padre, el desaparecido cantante Diomedes Díaz Maestre.

Luciendo vestidos rojos, adornando sus peinados con cintillos rojos y blancos, Carmen Consuelo y Katiuska regaron con pétalos de rosas rojas la lápida que está marcada con los nombres de Rafael María Díaz Cataño, y de otro lado, Diomedes Díaz Maestre; el primero falleció el 14 de septiembre de 2005 y su hijo el 22 de diciembre de 2013.

Las niñas de cinco y seis años, respectivamente, hijas de Diomedes con Consuelo Martínez, durante los actos de ayer no se separaron de la bóveda donde reposan los restos mortales de ‘El Cacique de La Junta’, a quien familiares, amigos y seguidores acompañaron en la conmemoración del tercer aniversario de su muerte.

La mayoría de ‘diomedistas’ pasaron por desapercibidos la presencia de Carmen Consuelo y Katiuska, ellos esperaban la presencia de Martín Elías, Rafael Santos, los que de costumbre acompañaban los actos organizados por Joaquín Guillén. Sin embargo, el único de los hijos cantantes que llegó a rendirle homenaje a su papá fue Rafael María Díaz. El joven interpretó las canciones ‘Sueños y vivencias’ y ‘A un cariño del alma’, con la compañía del mariachi Garibaldi, encargado de brindarle serenata al inolvidable hijo de la vieja Elvira Maestre.

Al costado derecho de la bóveda 1107 de Jardines del Ecce Homo estaba Consuelo Martínez; no paró de llorar, su único desahogo era el pañuelo blanco con el que secaba su rostro.

“Siempre vengo los 22 de diciembre, hoy coincidí con la hora de los medios de comunicación; pero nunca le he faltado a Diomedes. Le traigo sus niños, sus dos pequeñitas para que las vea”, declaró la viuda.

Ella, la última compañera sentimental de Diomedes, no oculta la tristeza que dejó la partida del ídolo de la música vallenata hace tres años.

“Estos tres años han sido tristes, creo que a partir de ese día empañó el resto de mi vida de tristeza, de desconsuelo, de soledad. Con dos niñas tan pequeñas se extraña más. Diomedes quería lo mejor para todos sus hijos porque tenía un don de humildad, grandeza. Era único”, relató Consuelo.

Katiuska, al igual que su hermana María Consuelo, adornó siempre la bóveda con rosas pero también aprovechó para grabar en el celular de su mamá la serenata brindada por los mariachis y los seguidores de Diomedes, que rodearon el campo santo con afiches, gorras, camisas y otros accesorios en homenaje al cantautor guajiro.

Al final de la tarde de ayer, funcionarios de la Alcaldía de Valledupar llegaron a la casa de Elvira Maestre y le presentaron una escultura con la imagen de su hijo.

“Estos tres años han sido tristes, creo que a partir de ese día empañó el resto de mi vida de tristeza, de desconsuelo, de soledad. Con dos niñas tan pequeñas se extraña más”: Consuelo Martínez.

Por Carlos Mario Jiménez
[email protected]

Farándula
23 diciembre, 2016

Carmen Consuelo y Katiuska no le fallaron a Diomedes

Las hijas menores de ‘El Cacique de La Junta’ acompañaron los actos conmemorativos del tercer aniversario de la muerte del artista.


Llegaron temprano, asistieron a la misa ofrecida en la iglesia del cementerio Santo Ecce Homo, al norte de Valledupar, y al terminar los actos protocolarios recorrieron unos 100 metros para llegar hasta la tumba de su padre, el desaparecido cantante Diomedes Díaz Maestre.

Luciendo vestidos rojos, adornando sus peinados con cintillos rojos y blancos, Carmen Consuelo y Katiuska regaron con pétalos de rosas rojas la lápida que está marcada con los nombres de Rafael María Díaz Cataño, y de otro lado, Diomedes Díaz Maestre; el primero falleció el 14 de septiembre de 2005 y su hijo el 22 de diciembre de 2013.

Las niñas de cinco y seis años, respectivamente, hijas de Diomedes con Consuelo Martínez, durante los actos de ayer no se separaron de la bóveda donde reposan los restos mortales de ‘El Cacique de La Junta’, a quien familiares, amigos y seguidores acompañaron en la conmemoración del tercer aniversario de su muerte.

La mayoría de ‘diomedistas’ pasaron por desapercibidos la presencia de Carmen Consuelo y Katiuska, ellos esperaban la presencia de Martín Elías, Rafael Santos, los que de costumbre acompañaban los actos organizados por Joaquín Guillén. Sin embargo, el único de los hijos cantantes que llegó a rendirle homenaje a su papá fue Rafael María Díaz. El joven interpretó las canciones ‘Sueños y vivencias’ y ‘A un cariño del alma’, con la compañía del mariachi Garibaldi, encargado de brindarle serenata al inolvidable hijo de la vieja Elvira Maestre.

Al costado derecho de la bóveda 1107 de Jardines del Ecce Homo estaba Consuelo Martínez; no paró de llorar, su único desahogo era el pañuelo blanco con el que secaba su rostro.

“Siempre vengo los 22 de diciembre, hoy coincidí con la hora de los medios de comunicación; pero nunca le he faltado a Diomedes. Le traigo sus niños, sus dos pequeñitas para que las vea”, declaró la viuda.

Ella, la última compañera sentimental de Diomedes, no oculta la tristeza que dejó la partida del ídolo de la música vallenata hace tres años.

“Estos tres años han sido tristes, creo que a partir de ese día empañó el resto de mi vida de tristeza, de desconsuelo, de soledad. Con dos niñas tan pequeñas se extraña más. Diomedes quería lo mejor para todos sus hijos porque tenía un don de humildad, grandeza. Era único”, relató Consuelo.

Katiuska, al igual que su hermana María Consuelo, adornó siempre la bóveda con rosas pero también aprovechó para grabar en el celular de su mamá la serenata brindada por los mariachis y los seguidores de Diomedes, que rodearon el campo santo con afiches, gorras, camisas y otros accesorios en homenaje al cantautor guajiro.

Al final de la tarde de ayer, funcionarios de la Alcaldía de Valledupar llegaron a la casa de Elvira Maestre y le presentaron una escultura con la imagen de su hijo.

“Estos tres años han sido tristes, creo que a partir de ese día empañó el resto de mi vida de tristeza, de desconsuelo, de soledad. Con dos niñas tan pequeñas se extraña más”: Consuelo Martínez.

Por Carlos Mario Jiménez
[email protected]