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Columnista - 26 noviembre, 2011

Caratosos o ballenatos

Por Julio Oñate Martínez El término ballenato ligado a nuestra historia es más antiguo de lo que pensabamos ya que el diccionario de la Real Academia así lo define: nacido en Madrid, desuso; hijo de la ballena. Al no tener acceso al Diccionario de Autoridades o dicccionarios más antiguos que nos permitieran conocer la historia […]

Por Julio Oñate Martínez

El término ballenato ligado a nuestra historia es más antiguo de lo que pensabamos ya que el diccionario de la Real Academia así lo define: nacido en Madrid, desuso; hijo de la ballena. Al no tener acceso al Diccionario de Autoridades o dicccionarios más antiguos que nos permitieran conocer la historia de la palabra nos plantea de inmediato la posibilidad que los hoy madrileños en el pasado también hubieran sufrido los traumáticos efectos cutáneos producido por el carate, que tanto asoló a los nacidos en el Valle de Upar en los tiempos de la colonia, o quizás alguna otra despigmentación de la piel causada por motivos diferentes.
Al respecto el francés Luis Striffler, en su obra el Río Cesar donde describe su viaje desde Cartagena hasta la Sierra Nevada de Santa Marta en el capítulo titulado “Lo que es el Valle de Upar”, pág, 28 textualmente refiere: en las inmediaciones de Cartagena en las ideas del vulgo se pinta el “Valle” bajo varios aspectos, uno de ellos habla de la enfermedad del carate, que hace designar generalmente a todos los individuos notables por esta afección cutánea, bajo el nombre de vallenatos. El citado párrafo es tomado de la tercera edición de la mencionada obra realizada por la gobernación de Bolívar en el año 2000.
El libro de Striffler se editó por primera vez en 1890 y me llama poderosamente la atención que en la edición del 2002 el término Vallenato aunque se refiere específicamente a los afectados por el carate, en la forma como está escrito designa el gentilicio de los nacidos en el Valle de Upar.
Estas ideas encontradas me otorgan la discreta libertad de plantear la siguiente hipótesis: es posible que en la edición de 1890 se hubiera empleado el término ballenato, que desde España vino afincándose en los que tenían la piel afectada pero que ya en la época actual con la fuerza y difusión que tiene el Vallenato en sus diferentes acepciones se hubiera modernizado por parte de los editores de la obra que desconociendo los antecedentes históricos de este distintivo hubiesen cambiado la B por V.
Por otra parte, hay algo más que me anima a reafirmar lo expuesto y es el hecho que en la descripción tan vehemente que hace Stiffler de los caratosos no existe sino la posibilidad que él encontrara alguna semejanza en ellos con el hijuelo de la ballena o ballenato,  no obstante estar figurando en el libro como Vallenato.
Estos son los detalles tomados de la página 127: el vulgo dice que el caratoso larga afrecho, lo que en lenguaje científico significa que hay una constante defoliación de la epidermis. Esto es causa de que en la cama en que ha dormido un caratoso se encuentran pelusas parecidas al afrecho o salvado de maíz. Con el transcurso del tiempo la enfermedad, al volverse crónica, causa tanta mortificación que llega a producir una degeneración anormal de la superficie cutánea. La afección no sólo desfigura de una manera repugnante sino que produce una atmósfera muy desagradable; es una exhalación suigeneris que hace  notable la presencia de caratosos hasta para un ciego y la piel adquiere la rugosidad de una lima. En los negros la fisonomía de vuelve muy ingrata en tanto que los de raza blanca resisten más.
Los profundos conocimientos sobre el tema del doctor Marcelito Calderón me hicieron recordar que fue el ilustre vallenato, Leonardo Maya Brugés con su tesis laureada por la Universidad Nacional quien identificó el agente causal del carate. Se trata de una espiroqueta cuyo nombre cientifico es Treponema carateum cuyo vector es un diptero del tipo jejem que habitaba en las playas de los ríos de nuestro entorno, pero que prácticamente desapareció con las campañas de erradicación de la malaria que en los países latinoamericanos se adelantaron durante el periodo 1956 – 1959.
Este mal es diferente al vitiligo que también produce despigmetación paulatina de la piel hasta llegar a cierto tipo de albinismo, pero que hasta el presente se desconoce por completo cuales son las causas que lo originan.

En la lengua castellana el término jobero endilgado a los afectados de carate y vitiligo significa el caballo de pelo blanco manchado de alazán y bayo.
La ciudad de Valledupar hoy libre del carate indiferente ve pasar los años sin realizar el merecido reconocimiento al doctor Maya Bruges por su invaluable aporte a la medicina mundial.

Columnista
26 noviembre, 2011

Caratosos o ballenatos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

Por Julio Oñate Martínez El término ballenato ligado a nuestra historia es más antiguo de lo que pensabamos ya que el diccionario de la Real Academia así lo define: nacido en Madrid, desuso; hijo de la ballena. Al no tener acceso al Diccionario de Autoridades o dicccionarios más antiguos que nos permitieran conocer la historia […]


Por Julio Oñate Martínez

El término ballenato ligado a nuestra historia es más antiguo de lo que pensabamos ya que el diccionario de la Real Academia así lo define: nacido en Madrid, desuso; hijo de la ballena. Al no tener acceso al Diccionario de Autoridades o dicccionarios más antiguos que nos permitieran conocer la historia de la palabra nos plantea de inmediato la posibilidad que los hoy madrileños en el pasado también hubieran sufrido los traumáticos efectos cutáneos producido por el carate, que tanto asoló a los nacidos en el Valle de Upar en los tiempos de la colonia, o quizás alguna otra despigmentación de la piel causada por motivos diferentes.
Al respecto el francés Luis Striffler, en su obra el Río Cesar donde describe su viaje desde Cartagena hasta la Sierra Nevada de Santa Marta en el capítulo titulado “Lo que es el Valle de Upar”, pág, 28 textualmente refiere: en las inmediaciones de Cartagena en las ideas del vulgo se pinta el “Valle” bajo varios aspectos, uno de ellos habla de la enfermedad del carate, que hace designar generalmente a todos los individuos notables por esta afección cutánea, bajo el nombre de vallenatos. El citado párrafo es tomado de la tercera edición de la mencionada obra realizada por la gobernación de Bolívar en el año 2000.
El libro de Striffler se editó por primera vez en 1890 y me llama poderosamente la atención que en la edición del 2002 el término Vallenato aunque se refiere específicamente a los afectados por el carate, en la forma como está escrito designa el gentilicio de los nacidos en el Valle de Upar.
Estas ideas encontradas me otorgan la discreta libertad de plantear la siguiente hipótesis: es posible que en la edición de 1890 se hubiera empleado el término ballenato, que desde España vino afincándose en los que tenían la piel afectada pero que ya en la época actual con la fuerza y difusión que tiene el Vallenato en sus diferentes acepciones se hubiera modernizado por parte de los editores de la obra que desconociendo los antecedentes históricos de este distintivo hubiesen cambiado la B por V.
Por otra parte, hay algo más que me anima a reafirmar lo expuesto y es el hecho que en la descripción tan vehemente que hace Stiffler de los caratosos no existe sino la posibilidad que él encontrara alguna semejanza en ellos con el hijuelo de la ballena o ballenato,  no obstante estar figurando en el libro como Vallenato.
Estos son los detalles tomados de la página 127: el vulgo dice que el caratoso larga afrecho, lo que en lenguaje científico significa que hay una constante defoliación de la epidermis. Esto es causa de que en la cama en que ha dormido un caratoso se encuentran pelusas parecidas al afrecho o salvado de maíz. Con el transcurso del tiempo la enfermedad, al volverse crónica, causa tanta mortificación que llega a producir una degeneración anormal de la superficie cutánea. La afección no sólo desfigura de una manera repugnante sino que produce una atmósfera muy desagradable; es una exhalación suigeneris que hace  notable la presencia de caratosos hasta para un ciego y la piel adquiere la rugosidad de una lima. En los negros la fisonomía de vuelve muy ingrata en tanto que los de raza blanca resisten más.
Los profundos conocimientos sobre el tema del doctor Marcelito Calderón me hicieron recordar que fue el ilustre vallenato, Leonardo Maya Brugés con su tesis laureada por la Universidad Nacional quien identificó el agente causal del carate. Se trata de una espiroqueta cuyo nombre cientifico es Treponema carateum cuyo vector es un diptero del tipo jejem que habitaba en las playas de los ríos de nuestro entorno, pero que prácticamente desapareció con las campañas de erradicación de la malaria que en los países latinoamericanos se adelantaron durante el periodo 1956 – 1959.
Este mal es diferente al vitiligo que también produce despigmetación paulatina de la piel hasta llegar a cierto tipo de albinismo, pero que hasta el presente se desconoce por completo cuales son las causas que lo originan.

En la lengua castellana el término jobero endilgado a los afectados de carate y vitiligo significa el caballo de pelo blanco manchado de alazán y bayo.
La ciudad de Valledupar hoy libre del carate indiferente ve pasar los años sin realizar el merecido reconocimiento al doctor Maya Bruges por su invaluable aporte a la medicina mundial.