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Editorial - 23 mayo, 2017

Campesinos inquietos

Los últimos acontecimientos que rodean el Acuerdo de La Habana tienen intranquilos no solo los miembros del Gobierno Nacional y a las Farc, sino a los campesinos que viven en las zonas donde el conflicto armado causó tantos estragos. La semana pasada se reunieron en Valledupar los miembros de la Asamblea Campesina del Cesar por […]

Los últimos acontecimientos que rodean el Acuerdo de La Habana tienen intranquilos no solo los miembros del Gobierno Nacional y a las Farc, sino a los campesinos que viven en las zonas donde el conflicto armado causó tantos estragos.

La semana pasada se reunieron en Valledupar los miembros de la Asamblea Campesina del Cesar por la Restitución de las Tierras y el Buen Vivir, para acompañar a los miembros de la Asociación Comunitaria de Parceleros de El Toco – Asocomparto-, que conmemoraron los 20 años de una de las tres masacres ocurridas en 1997, cuando despojaron y desplazaron a las familias campesinas que vivían en esa parcelación, jurisdicción del municipio de San Diego.

Todos los anuncios que auguran un mejor panorama para ellos, los reciben con gran ilusión, pero a la hora de la verdad es poco lo que han logrado en los 20 años de desarraigo, en los cuales muchos han sido revictimizados.

En esa conmemoración que hicieron en Valledupar, denunciaron veinte años de injusticia, abandono y desarraigo.

Con esas palabras expresaron su inconformidad, su desesperanza y pidieron a las instituciones que tienen relación con los objetivos de la Ley de Víctimas (justicia, reparación y no repetición) que no los olviden, que hagan cumplir la ley y que sus casos no sean vistos de manera individual, sino colectivo.

La Asamblea Campesina del Cesar congrega a las comunidades de El Toco y El Caimán en San Diego; La Concordia, Santa Isabel, El Platanal en Agustín Codazzi; Hato La Guajira, El Topacio, Santa Fe y el corregimiento de Estados Unidos en Becerril, así como las veredas Entre Ríos, San Miguel, Quebrada Arena, La Primavera, Sector 5 y Sector 6 en El Copey.

No es el capricho de un pequeño grupo de campesinos que quieren presionar para que les devuelvan la tierra que perdieron, para volver a producir y a vivir en su entorno, es el anhelo de un conglomerado de personas que tienen la esperanza de que exista un mejor trato con sus procesos de restitución, los que reposan en la Unidad de Tierras.

Los campesinos de El Toco están inquietos ante la paquidermia de la restitución. Solo cuatro parcelas han sido restituidos, tres compensadas, y las otras 50 siguen esperando el proceso (Unidad de Tierras – Juzgados de Tierras).

Transcribimos textualmente cómo definen los campesinos de El Toco su situación: “La tenebrosa tenaza conformada por los paramilitares, hacendados y una institucionalidad permeada por los ilegales, dejó a la comunidad campesina de El Toco, en el más completo desamparo: despojados de sus tierras, desarraigados, desplazados y revictimizados por quienes tienen el deber legal, de proteger y restituir sus derechos”.

Ellos esperan que pase algo, para que la implementación del acuerdo de Paz con las Farc también deje saldos positivos para esta región campesina en el Cesar y las otras que están organizadas.

Editorial
23 mayo, 2017

Campesinos inquietos

Los últimos acontecimientos que rodean el Acuerdo de La Habana tienen intranquilos no solo los miembros del Gobierno Nacional y a las Farc, sino a los campesinos que viven en las zonas donde el conflicto armado causó tantos estragos. La semana pasada se reunieron en Valledupar los miembros de la Asamblea Campesina del Cesar por […]


Los últimos acontecimientos que rodean el Acuerdo de La Habana tienen intranquilos no solo los miembros del Gobierno Nacional y a las Farc, sino a los campesinos que viven en las zonas donde el conflicto armado causó tantos estragos.

La semana pasada se reunieron en Valledupar los miembros de la Asamblea Campesina del Cesar por la Restitución de las Tierras y el Buen Vivir, para acompañar a los miembros de la Asociación Comunitaria de Parceleros de El Toco – Asocomparto-, que conmemoraron los 20 años de una de las tres masacres ocurridas en 1997, cuando despojaron y desplazaron a las familias campesinas que vivían en esa parcelación, jurisdicción del municipio de San Diego.

Todos los anuncios que auguran un mejor panorama para ellos, los reciben con gran ilusión, pero a la hora de la verdad es poco lo que han logrado en los 20 años de desarraigo, en los cuales muchos han sido revictimizados.

En esa conmemoración que hicieron en Valledupar, denunciaron veinte años de injusticia, abandono y desarraigo.

Con esas palabras expresaron su inconformidad, su desesperanza y pidieron a las instituciones que tienen relación con los objetivos de la Ley de Víctimas (justicia, reparación y no repetición) que no los olviden, que hagan cumplir la ley y que sus casos no sean vistos de manera individual, sino colectivo.

La Asamblea Campesina del Cesar congrega a las comunidades de El Toco y El Caimán en San Diego; La Concordia, Santa Isabel, El Platanal en Agustín Codazzi; Hato La Guajira, El Topacio, Santa Fe y el corregimiento de Estados Unidos en Becerril, así como las veredas Entre Ríos, San Miguel, Quebrada Arena, La Primavera, Sector 5 y Sector 6 en El Copey.

No es el capricho de un pequeño grupo de campesinos que quieren presionar para que les devuelvan la tierra que perdieron, para volver a producir y a vivir en su entorno, es el anhelo de un conglomerado de personas que tienen la esperanza de que exista un mejor trato con sus procesos de restitución, los que reposan en la Unidad de Tierras.

Los campesinos de El Toco están inquietos ante la paquidermia de la restitución. Solo cuatro parcelas han sido restituidos, tres compensadas, y las otras 50 siguen esperando el proceso (Unidad de Tierras – Juzgados de Tierras).

Transcribimos textualmente cómo definen los campesinos de El Toco su situación: “La tenebrosa tenaza conformada por los paramilitares, hacendados y una institucionalidad permeada por los ilegales, dejó a la comunidad campesina de El Toco, en el más completo desamparo: despojados de sus tierras, desarraigados, desplazados y revictimizados por quienes tienen el deber legal, de proteger y restituir sus derechos”.

Ellos esperan que pase algo, para que la implementación del acuerdo de Paz con las Farc también deje saldos positivos para esta región campesina en el Cesar y las otras que están organizadas.