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Editorial - 3 marzo, 2017

Camino al desarme

En la vereda Tierra Grata, municipio de La Paz, norte del Cesar, está ocurriendo parte de la historia del desarme de la guerrilla más vieja de Latinoamérica. El miércoles inició el registro de las armas que están en poder de más de siete mil miembros de las Farc y que hoy se concentran en las […]

En la vereda Tierra Grata, municipio de La Paz, norte del Cesar, está ocurriendo parte de la historia del desarme de la guerrilla más vieja de Latinoamérica. El miércoles inició el registro de las armas que están en poder de más de siete mil miembros de las Farc y que hoy se concentran en las zonas veredales.

El Día D+90 llegó, se dio y está avanzando, aun en medio de la tormenta y lluvia de críticas que vuelven a poner en entredicho la veracidad de la intención de las Farc de acabar con la guerra que solo dejó saldos negativos, en la que no hubo ganadores, sino que todos salimos perdedores.

Eso no quiere decir que no haya que estar atentos al proceso, porque si bien es cierto que comenzó con un inventario del armamento que tiene en su poder la guerrilla, otra cosa es que la entrega en los porcentajes establecidos, se haga de manera transparente y sincera.

Le creemos a la Misión de la ONU que anunció en un comunicado que “El proceso de Dejación de Armas se desarrolla de acuerdo a los siguientes procedimientos: registro, identificación, monitoreo y verificación de la tenencia, recolección, almacenamiento, extracción y disposición de las armas”.

Es un hecho que ya comenzó la implementación gradual de este punto del Acuerdo, en las 26 zonas y puntos veredales transitorios de normalización. Da tranquilidad que en la declaración del jefe de observadores de la Misión de Naciones Unidas en Colombia se haga énfasis en que “se están respetando los estándares de seguridad internacionales para el almacenamiento de armas y municiones.

Está claro que aún las zonas veredales no están adecuadas en un ciento por ciento y que faltan bastante en la parte logística, pero la Misión y las Farc especialmente se han adaptado a la realidad logística, por lo que han definido un área que reúna las características acordadas.

En Tierra Grata en el Cesar apenas entregaron diez armas en el día D+90, es un número bajo, pero significativo, y se espera que de acuerdo con los porcentajes establecidos el armamento que quedé ‘fuera de combate’ sea representativo a finales de mayo cuando se llegue al día D+180. Así habrá tranquilidad de que esas armas con las que antes intimidaban y sembraban miedo, ya no las usarán más para tales fines.

Con este paso se reafirma la voluntad de paz para iniciar el camino del posconflicto, donde realmente se necesitarán todas las partes de la sociedad y ya no será más un Acuerdo de dos partes con la intervención de un tercero, sino un fin de todos. Es hacía allá a donde se debe orientar desde ahora la mirada y no esperar que llegue la armonía sin poner ni una piedra que la ayude a construir.

Editorial
3 marzo, 2017

Camino al desarme

En la vereda Tierra Grata, municipio de La Paz, norte del Cesar, está ocurriendo parte de la historia del desarme de la guerrilla más vieja de Latinoamérica. El miércoles inició el registro de las armas que están en poder de más de siete mil miembros de las Farc y que hoy se concentran en las […]


En la vereda Tierra Grata, municipio de La Paz, norte del Cesar, está ocurriendo parte de la historia del desarme de la guerrilla más vieja de Latinoamérica. El miércoles inició el registro de las armas que están en poder de más de siete mil miembros de las Farc y que hoy se concentran en las zonas veredales.

El Día D+90 llegó, se dio y está avanzando, aun en medio de la tormenta y lluvia de críticas que vuelven a poner en entredicho la veracidad de la intención de las Farc de acabar con la guerra que solo dejó saldos negativos, en la que no hubo ganadores, sino que todos salimos perdedores.

Eso no quiere decir que no haya que estar atentos al proceso, porque si bien es cierto que comenzó con un inventario del armamento que tiene en su poder la guerrilla, otra cosa es que la entrega en los porcentajes establecidos, se haga de manera transparente y sincera.

Le creemos a la Misión de la ONU que anunció en un comunicado que “El proceso de Dejación de Armas se desarrolla de acuerdo a los siguientes procedimientos: registro, identificación, monitoreo y verificación de la tenencia, recolección, almacenamiento, extracción y disposición de las armas”.

Es un hecho que ya comenzó la implementación gradual de este punto del Acuerdo, en las 26 zonas y puntos veredales transitorios de normalización. Da tranquilidad que en la declaración del jefe de observadores de la Misión de Naciones Unidas en Colombia se haga énfasis en que “se están respetando los estándares de seguridad internacionales para el almacenamiento de armas y municiones.

Está claro que aún las zonas veredales no están adecuadas en un ciento por ciento y que faltan bastante en la parte logística, pero la Misión y las Farc especialmente se han adaptado a la realidad logística, por lo que han definido un área que reúna las características acordadas.

En Tierra Grata en el Cesar apenas entregaron diez armas en el día D+90, es un número bajo, pero significativo, y se espera que de acuerdo con los porcentajes establecidos el armamento que quedé ‘fuera de combate’ sea representativo a finales de mayo cuando se llegue al día D+180. Así habrá tranquilidad de que esas armas con las que antes intimidaban y sembraban miedo, ya no las usarán más para tales fines.

Con este paso se reafirma la voluntad de paz para iniciar el camino del posconflicto, donde realmente se necesitarán todas las partes de la sociedad y ya no será más un Acuerdo de dos partes con la intervención de un tercero, sino un fin de todos. Es hacía allá a donde se debe orientar desde ahora la mirada y no esperar que llegue la armonía sin poner ni una piedra que la ayude a construir.