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Crónica - 30 enero, 2018

El cajero que toca hasta las puertas del olvido

Esta es la historia de Jesús Eduardo Suárez Cardozo, un niño de 13 años, que vive en el municipio de Chinú, Córdoba. Él participó en el concurso de crónica corta que hicieron en su pueblo y ganó con la historia del hombre que quiere ser el mejor cajero y participar en los festivales vallenatos, pero no ha podido. El periodista Juan Rincón habló con los protagonistas de la crónica.

El cajero Efrén Antonio Cardozo Posada y su sobrino Jesús Eduardo Suárez Cardozo, protagonistas de una historia que suena en el mundo vallenato. Foto William Álvarez Villadiego.
El cajero Efrén Antonio Cardozo Posada y su sobrino Jesús Eduardo Suárez Cardozo, protagonistas de una historia que suena en el mundo vallenato. Foto William Álvarez Villadiego.

En un pueblo de dos calles el sonido de una caja alborota el ambiente y enseguida todos saben que se inició el concierto que todos los fines de semana nunca faltan. En esa recepción del sonido está un niño que se admira de lo que hace el hombre cuyo deleite es tocar su caja, el instrumento que hace parte de la trilogía vallenata,  hasta que sus manos les den permiso y su cerebro quede feliz.

El niño pensaba en dar a conocer ese suceso y se le presentó la oportunidad al escuchar en su colegio que se había abierto un concurso de Crónica Vallenata Corta para estudiantes de 10 a 14 años.

Este singular concurso lo organizaba la profesora Yaneth Álvarez Montiel, a su vez presidenta del Festival de Acordeones y Compositores de Chinú, Córdoba, cuyo propósito era que el vallenato además de tocarlo y cantarlo, también se escribiera.

El menor no lo dudó un instante y enseguida pensó en la historia cercana que pasaba en su pueblo, y comenzó a escribirla. A la convocatoria contestaron presente 32 estudiantes de distintas instituciones educativas, y cuando el jurado evaluó los trabajos escogió el suyo como ganador.

Se trata del niño Jesús Eduardo Suárez Cardozo, quien cuenta con 13 años y escribió la crónica titulada ‘El cajero que toca hasta las puertas del olvido’.

Crónica ganadora

A la altura del corregimiento de San Rafael, municipio de Chinú, Córdoba, conocido cariñosamente como ‘Perico’, nació en 1980 un niño que creció escuchando los silbidos de su padre Cristo Cardozo, a quien le encantaba por aquella época la música de Alejo Durán.

A sus seis años, el niño muestra su gran interés por la caja accionando con un taburete de cuero; a los ocho años su padre le fabrica una caja elaborada de madera y le puso en vez de cuero una radiografía vieja.

De esta manera, inició su proceso de aprendizaje. Pasaron los años, y el joven, quien lleva por nombre Efrén Antonio Cardozo Posada, persona muy querida en el pueblo por su capacidad de colaboración con sus paisanos, tenía como anhelo ser el mejor cajero de la región.

A pesar de su amor por la caja, no ha podido ascender, y permanece sentado al lado de la oscura puerta del olvido donde sus golpes poco se escuchan. Todos lo conocen, pero nadie le da la oportunidad de abrir esa puerta que ha permanecido cerrada a lo largo de su vida.

El gran momento, el de mayor alegría para Efrén Antonio, es cuando después de su trabajo como mototaxista, y con la caja entre sus piernas, comienza su concierto al lado del picot llamado ‘El látigo negro’, donde se escuchan a todo volumen vallenatos clásicos. Él, inspirado, sigue la secuencia musical de grandes cajeros del folclor vallenato.

Su caja registra los golpes de las distintas canciones, y entonces cree estar en su verdadero mundo, añorando ser convocado para colmar sus expectativas. “Quisiera estar así sea en una parranda, como antes lo hacía”, es lo que expresa emocionado.

Efrén Antonio, muchas veces mira al cielo esperando salir del pueblo para dar un golpe de gracia, y que se diga que cumplió su sueño sonoro.

El niño Jesús Eduardo Suárez Cardozo, rey de la crónica corta, quien con sus letras se proyecta desde su tierra San Rafael, Córdoba. Foto William Álvarez Villadiego.

La historia del niño

Con la esperanza de que Efrén Antonio Cardozo Posada cumpla su sueño sonoro, culmina la crónica ganadora del niño Jesús Eduardo Suárez Cardozo. Es un homenaje escrito a su tío, hermano de su mamá, a quien frecuentemente ve tocar su caja, y hablar de sus deseos de surgir en el universo vallenato.

Jesús Eduardo, quiso narrar esa historia al ver la carga de ilusiones que tiene su tío. No le dijo nada, sino que al ganar, le llevó la crónica para que la leyera.

Tío y sobrino, dos generaciones, estaban unidos alrededor de letras que se fijaban en varias hojas. Efrén Antonio al terminar de leer no cabía de la dicha porque lo habían dibujado en toda su dimensión. Unas lágrimas corrieron por sus mejillas, las que a toda prisa atrapó con su mano derecha. Entonces, vino el abrazo y el beso en la frente. Un premio especial para su sobrino, al igual que la bicicleta que recibió por ser el ganador del concurso de Crónica Vallenata Corta.

Es la primera vez que Jesús Eduardo participa en un concurso de crónicas, y a su tío le confesó que cuando supo del concurso se le vino a la cabeza la historia de él, por toda la carga que tenía al conocer de sus aspiraciones, las que se han quedado cortas ante el largo recorrido musical que tienen.

“Estoy agradecido con mi sobrino porque me escribió algo bello y que nunca esperé. Esto me motiva para continuar en mis aspiraciones de ser cajero profesional y participar en poco tiempo en el festival de acá y el de Valledupar, que sería lo más lindo”, anota Efrén Antonio Cardozo.

Alumno aventajado

Jesús Eduardo siempre ha sido aventajado para escribir, y en la institución educativa Nuestra Señora del Carmen de Chinú, Córdoba, lo viven elogiando por su facilidad literaria y la manera de contar historias.

Eduard de Jesús Suárez Macea y Mónica Esther Cardozo Posada, los padres del niño, viven orgullosos del talento que Dios le regaló y esperan siga cultivando su amor por la lectura, la escritura y la declamación.

El niño vive en el corregimiento de San Rafael, donde su papá lo traslada en moto al colegio. El recorrido dura unos veinte minutos por una carretera en mal estado, y después del mediodía se repite el proceso para el regreso a su humilde hogar, donde también viven sus hermanos Tomás y Elianis. Ellos, están felices porque su hermano mayor logró su cometido.

Golpe de letras

Ojalá estos golpes de letras de un niño que escribe con pasión sirvan para que su tío pueda convertirse en lo que le dicta su corazón, el cual le late al compás de una caja dándose un paseo, un merengue, un son y una puya por las alegrías del folclor.

El niño Jesús Eduardo Suárez Cardozo agradeció escoger su crónica como la mejor, porque además de ser el más grande homenaje a su tío, le sirve como carta de presentación para ser el cordobés que escribe y declama sobre la música vallenata, esa que su abuelo exaltaba lleno de emoción al escuchar al Rey Vallenato Alejo Durán, quien toda su vida se la pasó exponiendo su pedazo de acordeón y hasta la cachucha bacana que estaba marcada con el 039. Todo un golpe de emoción.

En el corregimiento de San Rafael, quedó el Rey Infantil de la Crónica Corta, dando vueltas en su bicicleta por sus calles polvorientas, contándole a propios y visitantes la ocasión en que se dedicó a escribir una interesante historia que le corre por sus venas.

Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv

Crónica
30 enero, 2018

El cajero que toca hasta las puertas del olvido

Esta es la historia de Jesús Eduardo Suárez Cardozo, un niño de 13 años, que vive en el municipio de Chinú, Córdoba. Él participó en el concurso de crónica corta que hicieron en su pueblo y ganó con la historia del hombre que quiere ser el mejor cajero y participar en los festivales vallenatos, pero no ha podido. El periodista Juan Rincón habló con los protagonistas de la crónica.


El cajero Efrén Antonio Cardozo Posada y su sobrino Jesús Eduardo Suárez Cardozo, protagonistas de una historia que suena en el mundo vallenato. Foto William Álvarez Villadiego.
El cajero Efrén Antonio Cardozo Posada y su sobrino Jesús Eduardo Suárez Cardozo, protagonistas de una historia que suena en el mundo vallenato. Foto William Álvarez Villadiego.

En un pueblo de dos calles el sonido de una caja alborota el ambiente y enseguida todos saben que se inició el concierto que todos los fines de semana nunca faltan. En esa recepción del sonido está un niño que se admira de lo que hace el hombre cuyo deleite es tocar su caja, el instrumento que hace parte de la trilogía vallenata,  hasta que sus manos les den permiso y su cerebro quede feliz.

El niño pensaba en dar a conocer ese suceso y se le presentó la oportunidad al escuchar en su colegio que se había abierto un concurso de Crónica Vallenata Corta para estudiantes de 10 a 14 años.

Este singular concurso lo organizaba la profesora Yaneth Álvarez Montiel, a su vez presidenta del Festival de Acordeones y Compositores de Chinú, Córdoba, cuyo propósito era que el vallenato además de tocarlo y cantarlo, también se escribiera.

El menor no lo dudó un instante y enseguida pensó en la historia cercana que pasaba en su pueblo, y comenzó a escribirla. A la convocatoria contestaron presente 32 estudiantes de distintas instituciones educativas, y cuando el jurado evaluó los trabajos escogió el suyo como ganador.

Se trata del niño Jesús Eduardo Suárez Cardozo, quien cuenta con 13 años y escribió la crónica titulada ‘El cajero que toca hasta las puertas del olvido’.

Crónica ganadora

A la altura del corregimiento de San Rafael, municipio de Chinú, Córdoba, conocido cariñosamente como ‘Perico’, nació en 1980 un niño que creció escuchando los silbidos de su padre Cristo Cardozo, a quien le encantaba por aquella época la música de Alejo Durán.

A sus seis años, el niño muestra su gran interés por la caja accionando con un taburete de cuero; a los ocho años su padre le fabrica una caja elaborada de madera y le puso en vez de cuero una radiografía vieja.

De esta manera, inició su proceso de aprendizaje. Pasaron los años, y el joven, quien lleva por nombre Efrén Antonio Cardozo Posada, persona muy querida en el pueblo por su capacidad de colaboración con sus paisanos, tenía como anhelo ser el mejor cajero de la región.

A pesar de su amor por la caja, no ha podido ascender, y permanece sentado al lado de la oscura puerta del olvido donde sus golpes poco se escuchan. Todos lo conocen, pero nadie le da la oportunidad de abrir esa puerta que ha permanecido cerrada a lo largo de su vida.

El gran momento, el de mayor alegría para Efrén Antonio, es cuando después de su trabajo como mototaxista, y con la caja entre sus piernas, comienza su concierto al lado del picot llamado ‘El látigo negro’, donde se escuchan a todo volumen vallenatos clásicos. Él, inspirado, sigue la secuencia musical de grandes cajeros del folclor vallenato.

Su caja registra los golpes de las distintas canciones, y entonces cree estar en su verdadero mundo, añorando ser convocado para colmar sus expectativas. “Quisiera estar así sea en una parranda, como antes lo hacía”, es lo que expresa emocionado.

Efrén Antonio, muchas veces mira al cielo esperando salir del pueblo para dar un golpe de gracia, y que se diga que cumplió su sueño sonoro.

El niño Jesús Eduardo Suárez Cardozo, rey de la crónica corta, quien con sus letras se proyecta desde su tierra San Rafael, Córdoba. Foto William Álvarez Villadiego.

La historia del niño

Con la esperanza de que Efrén Antonio Cardozo Posada cumpla su sueño sonoro, culmina la crónica ganadora del niño Jesús Eduardo Suárez Cardozo. Es un homenaje escrito a su tío, hermano de su mamá, a quien frecuentemente ve tocar su caja, y hablar de sus deseos de surgir en el universo vallenato.

Jesús Eduardo, quiso narrar esa historia al ver la carga de ilusiones que tiene su tío. No le dijo nada, sino que al ganar, le llevó la crónica para que la leyera.

Tío y sobrino, dos generaciones, estaban unidos alrededor de letras que se fijaban en varias hojas. Efrén Antonio al terminar de leer no cabía de la dicha porque lo habían dibujado en toda su dimensión. Unas lágrimas corrieron por sus mejillas, las que a toda prisa atrapó con su mano derecha. Entonces, vino el abrazo y el beso en la frente. Un premio especial para su sobrino, al igual que la bicicleta que recibió por ser el ganador del concurso de Crónica Vallenata Corta.

Es la primera vez que Jesús Eduardo participa en un concurso de crónicas, y a su tío le confesó que cuando supo del concurso se le vino a la cabeza la historia de él, por toda la carga que tenía al conocer de sus aspiraciones, las que se han quedado cortas ante el largo recorrido musical que tienen.

“Estoy agradecido con mi sobrino porque me escribió algo bello y que nunca esperé. Esto me motiva para continuar en mis aspiraciones de ser cajero profesional y participar en poco tiempo en el festival de acá y el de Valledupar, que sería lo más lindo”, anota Efrén Antonio Cardozo.

Alumno aventajado

Jesús Eduardo siempre ha sido aventajado para escribir, y en la institución educativa Nuestra Señora del Carmen de Chinú, Córdoba, lo viven elogiando por su facilidad literaria y la manera de contar historias.

Eduard de Jesús Suárez Macea y Mónica Esther Cardozo Posada, los padres del niño, viven orgullosos del talento que Dios le regaló y esperan siga cultivando su amor por la lectura, la escritura y la declamación.

El niño vive en el corregimiento de San Rafael, donde su papá lo traslada en moto al colegio. El recorrido dura unos veinte minutos por una carretera en mal estado, y después del mediodía se repite el proceso para el regreso a su humilde hogar, donde también viven sus hermanos Tomás y Elianis. Ellos, están felices porque su hermano mayor logró su cometido.

Golpe de letras

Ojalá estos golpes de letras de un niño que escribe con pasión sirvan para que su tío pueda convertirse en lo que le dicta su corazón, el cual le late al compás de una caja dándose un paseo, un merengue, un son y una puya por las alegrías del folclor.

El niño Jesús Eduardo Suárez Cardozo agradeció escoger su crónica como la mejor, porque además de ser el más grande homenaje a su tío, le sirve como carta de presentación para ser el cordobés que escribe y declama sobre la música vallenata, esa que su abuelo exaltaba lleno de emoción al escuchar al Rey Vallenato Alejo Durán, quien toda su vida se la pasó exponiendo su pedazo de acordeón y hasta la cachucha bacana que estaba marcada con el 039. Todo un golpe de emoción.

En el corregimiento de San Rafael, quedó el Rey Infantil de la Crónica Corta, dando vueltas en su bicicleta por sus calles polvorientas, contándole a propios y visitantes la ocasión en que se dedicó a escribir una interesante historia que le corre por sus venas.

Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv