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Deportes - 4 mayo, 2016

‘Boni’, una historia entre bates y manillas

Detrás del ampáyer alto y sin complejos, hay muchas historias; su época como navegante en el río Magdalena jamás la olvida.

Guillermo Bonifacio Rada, un ampáyer de sóftbol que, a sus 90 años, quiere morir dirigiendo un partido.
Guillermo Bonifacio Rada, un ampáyer de sóftbol que, a sus 90 años, quiere morir dirigiendo un partido.

Su piel arrugada es más notoria cuando se ríe; su buen humor contrasta con su rectitud cuando ingresa a dirigir un juego de sóftbol; un hombre de 90 años que disfruta su oficio sin importa el sol o la lluvia que tenga que sortear.

Guillermo Bonifacio Rada Ospino tiene una historia en medio de bates y manillas; un bolivarense que quiere morir en una cancha de sóftbol, no importa la edad, cuando por sus venas le corre la pasión dentro de los ‘diamantes’.

El infortunio lo tocó, pero se levantó de nuevo para poner ‘out’ a su destino, un destino en el que no piensa, porque asegura que “la muerte no avisa”. ‘Boni’, como lo conocen en el ámbito softbolero del Cesar, tiene su desdicha, también momentos de felicidad, rodeado por el cariño de sus hijas.

“Mi primera esposa murió hace 28 años, pero me quedaron unas hijas maravillosas que están muy pendiente de mí, luego perdí mi segunda compañera y el dolor que llevo por dentro es inmenso, pero me levanté con el cariño de la gente, aún no conozco mi primer enemigo, ni en las canchas ni en la calle”, dijo el ampáyer, que en los años 50 llegó a Valledupar, procedente de su tierra natal, Calamar, Bolívar.

Desde entonces se ‘anotó un hit’ en medio de las adversidades porque su oficio de obrero en el puente Hurtado fue el trampolín para continuar con su pasión de la ‘pelota caliente’.

“Yo fui beisbolista de Fuerzas Armadas, de Ron Centenario y de Postobón, jugué como jardinero central, luego por allá en 1970 me dediqué al oficio de ampáyer en el que he ganado mucho reconocimiento, asistí a varios Juegos Nacionales como ampáyer, entre ellos los de 1985”, aseguró.

Su voz no tiembla cuando le tocan el tema softbolero, pero sus brazos arrugados los cruza como gesto de inconformidad debido al estancamiento en que se encuentran ambos deportes en el Cesar.

“Aquí los entrenadores tanto de sóftbol como de béisbol deben de capacitarse, a eso se le suma la poca inversión que hace el gobierno para masificar ambos deportes”, lamentó.

Detrás del hombre alto y sin complejos, está una persona con muchas historias; su época como navegante en el río Magdalena jamás la olvida y su mente lúcida arma el rompecabeza de su pasado llenó de aciertos y desaciertos.

“Yo amarraba los buques que venían de Estados Unidos y atracaban en Calamar, yo era muy joven, después me vine a trabajar como obrero y luego me pensioné en el Seguro Social, después que me retiré del béisbol, me puse a jugar sóftbol, posteriormente fundé al lado de Lucho Galvis el Colegio de Árbitros, pero las roscas que hay no me dejaron llegar más lejos como ampáyer, siempre he sido un hombre correcto en mi oficio como árbitro de sóftbol, soy una persona con amplio conocimiento en este deporte y correcta en mis decisiones”, recordó mientras observa los trabajos de remodelación de la avenida Simón Bolívar, pleno corazón del barrio Primero de Mayo.

“A mí me respetan mucho como ampáyer porque soy una persona correcta en mis decisiones, nunca he tenido problemas por una mala determinación en un juego de sóftbol”: ‘Boni’.
Guillermo Bonifacio Rada, al lado de Luis Galvis, fue uno de los fundadores del colegio de árbitros de sóftbol del Cesar.

Nibaldo Bustamante/EL PILÓN

Deportes
4 mayo, 2016

‘Boni’, una historia entre bates y manillas

Detrás del ampáyer alto y sin complejos, hay muchas historias; su época como navegante en el río Magdalena jamás la olvida.


Guillermo Bonifacio Rada, un ampáyer de sóftbol que, a sus 90 años, quiere morir dirigiendo un partido.
Guillermo Bonifacio Rada, un ampáyer de sóftbol que, a sus 90 años, quiere morir dirigiendo un partido.

Su piel arrugada es más notoria cuando se ríe; su buen humor contrasta con su rectitud cuando ingresa a dirigir un juego de sóftbol; un hombre de 90 años que disfruta su oficio sin importa el sol o la lluvia que tenga que sortear.

Guillermo Bonifacio Rada Ospino tiene una historia en medio de bates y manillas; un bolivarense que quiere morir en una cancha de sóftbol, no importa la edad, cuando por sus venas le corre la pasión dentro de los ‘diamantes’.

El infortunio lo tocó, pero se levantó de nuevo para poner ‘out’ a su destino, un destino en el que no piensa, porque asegura que “la muerte no avisa”. ‘Boni’, como lo conocen en el ámbito softbolero del Cesar, tiene su desdicha, también momentos de felicidad, rodeado por el cariño de sus hijas.

“Mi primera esposa murió hace 28 años, pero me quedaron unas hijas maravillosas que están muy pendiente de mí, luego perdí mi segunda compañera y el dolor que llevo por dentro es inmenso, pero me levanté con el cariño de la gente, aún no conozco mi primer enemigo, ni en las canchas ni en la calle”, dijo el ampáyer, que en los años 50 llegó a Valledupar, procedente de su tierra natal, Calamar, Bolívar.

Desde entonces se ‘anotó un hit’ en medio de las adversidades porque su oficio de obrero en el puente Hurtado fue el trampolín para continuar con su pasión de la ‘pelota caliente’.

“Yo fui beisbolista de Fuerzas Armadas, de Ron Centenario y de Postobón, jugué como jardinero central, luego por allá en 1970 me dediqué al oficio de ampáyer en el que he ganado mucho reconocimiento, asistí a varios Juegos Nacionales como ampáyer, entre ellos los de 1985”, aseguró.

Su voz no tiembla cuando le tocan el tema softbolero, pero sus brazos arrugados los cruza como gesto de inconformidad debido al estancamiento en que se encuentran ambos deportes en el Cesar.

“Aquí los entrenadores tanto de sóftbol como de béisbol deben de capacitarse, a eso se le suma la poca inversión que hace el gobierno para masificar ambos deportes”, lamentó.

Detrás del hombre alto y sin complejos, está una persona con muchas historias; su época como navegante en el río Magdalena jamás la olvida y su mente lúcida arma el rompecabeza de su pasado llenó de aciertos y desaciertos.

“Yo amarraba los buques que venían de Estados Unidos y atracaban en Calamar, yo era muy joven, después me vine a trabajar como obrero y luego me pensioné en el Seguro Social, después que me retiré del béisbol, me puse a jugar sóftbol, posteriormente fundé al lado de Lucho Galvis el Colegio de Árbitros, pero las roscas que hay no me dejaron llegar más lejos como ampáyer, siempre he sido un hombre correcto en mi oficio como árbitro de sóftbol, soy una persona con amplio conocimiento en este deporte y correcta en mis decisiones”, recordó mientras observa los trabajos de remodelación de la avenida Simón Bolívar, pleno corazón del barrio Primero de Mayo.

“A mí me respetan mucho como ampáyer porque soy una persona correcta en mis decisiones, nunca he tenido problemas por una mala determinación en un juego de sóftbol”: ‘Boni’.
Guillermo Bonifacio Rada, al lado de Luis Galvis, fue uno de los fundadores del colegio de árbitros de sóftbol del Cesar.

Nibaldo Bustamante/EL PILÓN