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Columnista - 30 diciembre, 2016

Bienvenido 2017

“…Dios nos dé esplendor en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado…”. Isaías 61,3. Sin perjuicio de las cicatrices que nos deja el año que pasa, auguramos un tiempo de victoria para el año que llega. Según el calendario bíblico es el año 5777, […]

“…Dios nos dé esplendor en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado…”. Isaías 61,3.

Sin perjuicio de las cicatrices que nos deja el año que pasa, auguramos un tiempo de victoria para el año que llega. Según el calendario bíblico es el año 5777, y en el calendario gregoriano nuestro es el año 2017.

Siete es el número de la divina plenitud, perfección y consumación, es de gran importancia en la Palabra de Dios. Génesis 1,1 en el hebreo original, contiene siete palabras que se componen de veintiocho letras (cuatro veces siete) y el valor numérico de las letras de los tres sustantivos: Dios, cielo y tierra, suman 777.

Esto para ratificar que yo creo que el año 2017, será un buen año, donde experimentaremos la gracia y el favor de Dios de una manera especial; por supuesto que la felicidad es una elección y solamente quiero ayudar a que acomodemos la mente de modo que escojamos la felicidad para el año venidero.

Queridos amigos lectores: Cualesquiera que sean los desafíos que podamos enfrentar, o las circunstancias que nos estén derribando, siempre podemos escoger la respuesta. No dependemos de nuestras circunstancias sino de nuestras elecciones. Es menester decidirnos a ser personas felices. Propongámonos a disfrutar de un nuevo año, bendecido, prospero y victorioso. Lo realmente importante no es lo que sucede o deje de suceder, lo que tenemos o de lo que carecemos; sino cómo esté acomodada nuestra mente y las decisiones que tomemos.

A este recorrido del camino, creo que cada año que vivimos es un regalo de Dios. Nunca recuperaremos el tiempo de cada año que termina. No podemos permitirnos desperdiciar año tras año siendo infelices porque alguien no nos trata como merecemos, o porque no conseguimos lo que queremos, o porque nuestros planes no se cumplen. Debemos prepararnos para la victoria al comenzar el año, fijando nuestra mente en la dirección correcta, la de la victoria.

Comencemos este año en fe, anticipando cosas buenas, creyendo que Dios ha preparado encuentros, relaciones, oportunidades, negocios para nosotros. Los Salmos dicen que su favor dura toda la vida y por más duro que haya sido el año pasado, vendrá la alegría.

Tal vez, carezcamos de algunas cosas, pero la mayor parte del tiempo, tenemos lo que necesitamos para ser felices; es un asunto de perspectiva, de enfoque y de mantener nuestras vidas en la contingencia correcta. Puesto los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe. No permitamos que unas cuantas nubes de oscuridad y desaliento ensombrezcan nuestras vidas.

La Biblia dice que el sol sale para buenos y malos y que la lluvia cae sobre justos e injustos. Eso significa que todos afrontamos desengaños, situaciones injustas, pruebas y tentaciones y las más de las veces cometemos errores y equivocaciones; pero si pasamos la prueba, al otro lado de la dificultad está la recompensa.

Tendemos a volvernos negativos en los momentos difíciles y es cuando más necesitamos la fortaleza del Señor. Si escuchamos las noticias nada halagüeñas acerca del futuro, tenderemos al abatimiento. Volvamos a poner nuestra esperanza en Dios y digamos como el rey David: “¿por qué te abates alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? ¡Espera en Dios!”.

Mi invitación es que recibamos este año nuevo con ilusión y alegría, con fe y esperanza que será un tiempo mejor. Creamos que Dios cambiará las cosas a nuestro favor, cambiará situaciones negativas y restaurará todo aquello que nos ha sido robado.

¡Vistámonos un manto de alegría en lugar de espíritu angustiado!

Abrazos y muchas bendiciones. ¡Feliz año 2017! Por vacaciones, Dios mediante, volvemos en febrero.

Columnista
30 diciembre, 2016

Bienvenido 2017

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“…Dios nos dé esplendor en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado…”. Isaías 61,3. Sin perjuicio de las cicatrices que nos deja el año que pasa, auguramos un tiempo de victoria para el año que llega. Según el calendario bíblico es el año 5777, […]


“…Dios nos dé esplendor en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado…”. Isaías 61,3.

Sin perjuicio de las cicatrices que nos deja el año que pasa, auguramos un tiempo de victoria para el año que llega. Según el calendario bíblico es el año 5777, y en el calendario gregoriano nuestro es el año 2017.

Siete es el número de la divina plenitud, perfección y consumación, es de gran importancia en la Palabra de Dios. Génesis 1,1 en el hebreo original, contiene siete palabras que se componen de veintiocho letras (cuatro veces siete) y el valor numérico de las letras de los tres sustantivos: Dios, cielo y tierra, suman 777.

Esto para ratificar que yo creo que el año 2017, será un buen año, donde experimentaremos la gracia y el favor de Dios de una manera especial; por supuesto que la felicidad es una elección y solamente quiero ayudar a que acomodemos la mente de modo que escojamos la felicidad para el año venidero.

Queridos amigos lectores: Cualesquiera que sean los desafíos que podamos enfrentar, o las circunstancias que nos estén derribando, siempre podemos escoger la respuesta. No dependemos de nuestras circunstancias sino de nuestras elecciones. Es menester decidirnos a ser personas felices. Propongámonos a disfrutar de un nuevo año, bendecido, prospero y victorioso. Lo realmente importante no es lo que sucede o deje de suceder, lo que tenemos o de lo que carecemos; sino cómo esté acomodada nuestra mente y las decisiones que tomemos.

A este recorrido del camino, creo que cada año que vivimos es un regalo de Dios. Nunca recuperaremos el tiempo de cada año que termina. No podemos permitirnos desperdiciar año tras año siendo infelices porque alguien no nos trata como merecemos, o porque no conseguimos lo que queremos, o porque nuestros planes no se cumplen. Debemos prepararnos para la victoria al comenzar el año, fijando nuestra mente en la dirección correcta, la de la victoria.

Comencemos este año en fe, anticipando cosas buenas, creyendo que Dios ha preparado encuentros, relaciones, oportunidades, negocios para nosotros. Los Salmos dicen que su favor dura toda la vida y por más duro que haya sido el año pasado, vendrá la alegría.

Tal vez, carezcamos de algunas cosas, pero la mayor parte del tiempo, tenemos lo que necesitamos para ser felices; es un asunto de perspectiva, de enfoque y de mantener nuestras vidas en la contingencia correcta. Puesto los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe. No permitamos que unas cuantas nubes de oscuridad y desaliento ensombrezcan nuestras vidas.

La Biblia dice que el sol sale para buenos y malos y que la lluvia cae sobre justos e injustos. Eso significa que todos afrontamos desengaños, situaciones injustas, pruebas y tentaciones y las más de las veces cometemos errores y equivocaciones; pero si pasamos la prueba, al otro lado de la dificultad está la recompensa.

Tendemos a volvernos negativos en los momentos difíciles y es cuando más necesitamos la fortaleza del Señor. Si escuchamos las noticias nada halagüeñas acerca del futuro, tenderemos al abatimiento. Volvamos a poner nuestra esperanza en Dios y digamos como el rey David: “¿por qué te abates alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? ¡Espera en Dios!”.

Mi invitación es que recibamos este año nuevo con ilusión y alegría, con fe y esperanza que será un tiempo mejor. Creamos que Dios cambiará las cosas a nuestro favor, cambiará situaciones negativas y restaurará todo aquello que nos ha sido robado.

¡Vistámonos un manto de alegría en lugar de espíritu angustiado!

Abrazos y muchas bendiciones. ¡Feliz año 2017! Por vacaciones, Dios mediante, volvemos en febrero.