Publicidad
Categorías
Categorías
Editorial - 21 enero, 2018

Bienvenida la Historia

Acertada y oportuna la decisión del Gobierno Nacional de revivir la asignatura de Historia para que en los colegios vuelvan a enseñar lo que ha pasado en el país. La ley, aprobada por el Congreso de la República (1874 del 27 de diciembre de 2017), restablece la enseñanza obligatoria de la historia de Colombia como […]

Acertada y oportuna la decisión del Gobierno Nacional de revivir la asignatura de Historia para que en los colegios vuelvan a enseñar lo que ha pasado en el país. La ley, aprobada por el Congreso de la República (1874 del 27 de diciembre de 2017), restablece la enseñanza obligatoria de la historia de Colombia como una disciplina integrada en los lineamientos curriculares de las Ciencias Sociales en la Educación Básica y Media.

El objetivo de la ley es hacer evidente la enseñanza de la historia de Colombia como una disciplina integrada a las ciencias sociales, para que los estudiantes tengan como referencia el contexto cultural, geográfico, y político para formar ciudadanos que transformen el presente y el futuro, a partir de la comprensión crítica del pasado para no repetirlo. ¿Cuánto se hubiera evitado si no la hubieran sacado de los salones de clases? Pero nunca es tarde para recomenzar. Bienvenida la Historia.

No se debe olvidar que la historia de Colombia fue escrita y narrada por historiadores que de alguna manera tenían unas orientaciones filosóficas en un país diferente al que hoy tenemos, con una serie de beneficios, libertades y derechos que antes no eran de obligatorio cumplimiento.

Eso lleva, a que hoy la historia debe narrarse de una manera mucho más amplia, no parcializada, en la cual se incluyan elementos y factores sociales y políticos que han afectado al país de manera positiva o negativamente.

La Historia es fundamental porque el componente social reflejado en los jóvenes, la gente mayor y los adultos mayores conforman un conglomerado que tiene unas facetas culturales diferentes. Y es evidente, que los adultos mayores de hoy tuvieron una fundamentación mucho más profunda en el proceso educativo de las décadas de los 60, 70 y 80, mucho más compleja y puntual, aunque fue una Historia parcializada.

La Historia fue sacada del pensum formativo de las políticas educativas de la educación básica, secundaria y primaria, y ese periodo en el que no se desarrolló la asignatura se produjo un gran vacío, que creó una ignorancia y desconocimiento de los colombianos menores de 40 años (cerca del 70 % de la población colombiana), porque no conocen la historia política, económica y social de Colombia.
El hecho de no conocer la Historia, ha generado que un porcentaje grande de la juventud no tenga argumentaciones políticas, sociales, culturales y ambientales.
Buscar que la población tenga presente un desarrollo sociocultural, político y económico mucho más realista que les permita hacer mejores argumentaciones frente a lo que es la visión y la misión del componente ciudadano, que debe mejorar su conducta ante los valores de la nación, es un propósito noble, que se debe apoyar y valorar.

Editorial
21 enero, 2018

Bienvenida la Historia

Acertada y oportuna la decisión del Gobierno Nacional de revivir la asignatura de Historia para que en los colegios vuelvan a enseñar lo que ha pasado en el país. La ley, aprobada por el Congreso de la República (1874 del 27 de diciembre de 2017), restablece la enseñanza obligatoria de la historia de Colombia como […]


Acertada y oportuna la decisión del Gobierno Nacional de revivir la asignatura de Historia para que en los colegios vuelvan a enseñar lo que ha pasado en el país. La ley, aprobada por el Congreso de la República (1874 del 27 de diciembre de 2017), restablece la enseñanza obligatoria de la historia de Colombia como una disciplina integrada en los lineamientos curriculares de las Ciencias Sociales en la Educación Básica y Media.

El objetivo de la ley es hacer evidente la enseñanza de la historia de Colombia como una disciplina integrada a las ciencias sociales, para que los estudiantes tengan como referencia el contexto cultural, geográfico, y político para formar ciudadanos que transformen el presente y el futuro, a partir de la comprensión crítica del pasado para no repetirlo. ¿Cuánto se hubiera evitado si no la hubieran sacado de los salones de clases? Pero nunca es tarde para recomenzar. Bienvenida la Historia.

No se debe olvidar que la historia de Colombia fue escrita y narrada por historiadores que de alguna manera tenían unas orientaciones filosóficas en un país diferente al que hoy tenemos, con una serie de beneficios, libertades y derechos que antes no eran de obligatorio cumplimiento.

Eso lleva, a que hoy la historia debe narrarse de una manera mucho más amplia, no parcializada, en la cual se incluyan elementos y factores sociales y políticos que han afectado al país de manera positiva o negativamente.

La Historia es fundamental porque el componente social reflejado en los jóvenes, la gente mayor y los adultos mayores conforman un conglomerado que tiene unas facetas culturales diferentes. Y es evidente, que los adultos mayores de hoy tuvieron una fundamentación mucho más profunda en el proceso educativo de las décadas de los 60, 70 y 80, mucho más compleja y puntual, aunque fue una Historia parcializada.

La Historia fue sacada del pensum formativo de las políticas educativas de la educación básica, secundaria y primaria, y ese periodo en el que no se desarrolló la asignatura se produjo un gran vacío, que creó una ignorancia y desconocimiento de los colombianos menores de 40 años (cerca del 70 % de la población colombiana), porque no conocen la historia política, económica y social de Colombia.
El hecho de no conocer la Historia, ha generado que un porcentaje grande de la juventud no tenga argumentaciones políticas, sociales, culturales y ambientales.
Buscar que la población tenga presente un desarrollo sociocultural, político y económico mucho más realista que les permita hacer mejores argumentaciones frente a lo que es la visión y la misión del componente ciudadano, que debe mejorar su conducta ante los valores de la nación, es un propósito noble, que se debe apoyar y valorar.