Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 10 marzo, 2018

Autoridades y fuerzas vivas de Valledupar a ponernos las

No quiero parecer ave de mal agüero, tampoco pesimista, porque no soy yo solo quien así lo ve y lo siente, además las estadísticas no mienten, es muy preocupante lo que se vive hoy en Valledupar, el mototaxismo sin control, inseguridad, desempleo. Ya los vallenatos dejamos la sana costumbre de sentarnos en las terrazas de […]

No quiero parecer ave de mal agüero, tampoco pesimista, porque no soy yo solo quien así lo ve y lo siente, además las estadísticas no mienten, es muy preocupante lo que se vive hoy en Valledupar, el mototaxismo sin control, inseguridad, desempleo.

Ya los vallenatos dejamos la sana costumbre de sentarnos en las terrazas de las casas a dialogar en familia o con los vecinos, abruptamente la vida nos cambió, ahora es un lio llegar a un semáforo, en algunos puntos en donde habían solo dos muchachos haciendo malabares o limpiando vidrios, he llegado a contar hasta doce, algunos de los que lavan para-brisas arbitrariamente tiran el chorro de agua con jabón desde dos o tres metros de distancia y si no les dan monedas se tornan agresivos; en distintos barrios populares y en parques como el del Primero de Mayo y el de El Carmen se juntan hasta treinta a fumar vicio y después a hacer fechorías, lo más triste es que en su mayoría son venezolanos, siempre que hay un delito hay venezolanos implicados.

Esta semana se vio un espectáculo más triste que bochornoso en las afueras del Palacio de Justicia, mientras la mamá asistía a una diligencia judicial luego de su cuarta captura por hurto, sus tres niños lloraban afuera esperándola, la señora de nacionalidad venezolana aduce que se vio obligada a incurrir en los delitos porque sus niños se están muriendo de hambre, puede ser cierto o no, pero aquí hay un problema muy grave de fondo y es la abundante migración de venezolanos a nuestra ciudad, es una problemática nacional, pues me cuentan que hasta en el Eje Cafetero hay bolivarianos recogiendo café, del inepto presidente Santos hacia abajo se han hecho los locos con esta grave situación y esto es el caldo de cultivo de muchas cosas peores que se avecinan, si no se hace algo y pronto.

En el centro proliferan mujeres con dos y tres niños tiradas en las aceras con bebes de brazo, mientras los más grandecitos piden en las esquinas a los conductores de los carros que están haciendo la escuadra, en más de una ocasión he manifestado mi admiración y cariño por el pueblo venezolano, pero no concibo que muchos de los que han venido a Colombia y a nuestra ciudad, sea por necesidad o por maldad, estén delinquiendo, además aquí casi no hay empleo para los colombianos mucho menos habrá para los venezolanos, entonces están quitándonos lo que por derecho propio nos pertenece, dado que ellos con tal de ganarse unos pesos están cobrando menos de la mitad de lo que devengan los colombianos, y nosotros los colombianos con tal de no pagarles prestaciones y economizarnos unos pesos, injustamente les pagamos una miseria, es triste pero es la realidad.

He escuchado de fuentes serias, que ya hay barrios en donde venezolanos están creando sus pandillas, en las filas del Eln ya hay muchos alineados, ¿entonces las autoridades que están haciendo al respecto? Ya llegó el momento de poner un verdadero control a su ingreso, no solo en la frontera sino también en los límites de la ciudad. Este no es un discurso anti-venezolano, sino más bien un llamado de atención a las autoridades para que busquen una solución real a este caos que apenas comienza, y si van a ayudar a los hermanos del vecino país, que lo hagan, pero no sin antes colocar un filtro en donde los verdaderos venezolanos de bien sean los beneficiados y no aquellos que vinieron a hacer fechorías a nuestra nación, que siempre tendrá las puertas abiertas para un pueblo que en su momento también tendió su mano amiga a nuestros compatriotas.

Columnista
10 marzo, 2018

Autoridades y fuerzas vivas de Valledupar a ponernos las

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

No quiero parecer ave de mal agüero, tampoco pesimista, porque no soy yo solo quien así lo ve y lo siente, además las estadísticas no mienten, es muy preocupante lo que se vive hoy en Valledupar, el mototaxismo sin control, inseguridad, desempleo. Ya los vallenatos dejamos la sana costumbre de sentarnos en las terrazas de […]


No quiero parecer ave de mal agüero, tampoco pesimista, porque no soy yo solo quien así lo ve y lo siente, además las estadísticas no mienten, es muy preocupante lo que se vive hoy en Valledupar, el mototaxismo sin control, inseguridad, desempleo.

Ya los vallenatos dejamos la sana costumbre de sentarnos en las terrazas de las casas a dialogar en familia o con los vecinos, abruptamente la vida nos cambió, ahora es un lio llegar a un semáforo, en algunos puntos en donde habían solo dos muchachos haciendo malabares o limpiando vidrios, he llegado a contar hasta doce, algunos de los que lavan para-brisas arbitrariamente tiran el chorro de agua con jabón desde dos o tres metros de distancia y si no les dan monedas se tornan agresivos; en distintos barrios populares y en parques como el del Primero de Mayo y el de El Carmen se juntan hasta treinta a fumar vicio y después a hacer fechorías, lo más triste es que en su mayoría son venezolanos, siempre que hay un delito hay venezolanos implicados.

Esta semana se vio un espectáculo más triste que bochornoso en las afueras del Palacio de Justicia, mientras la mamá asistía a una diligencia judicial luego de su cuarta captura por hurto, sus tres niños lloraban afuera esperándola, la señora de nacionalidad venezolana aduce que se vio obligada a incurrir en los delitos porque sus niños se están muriendo de hambre, puede ser cierto o no, pero aquí hay un problema muy grave de fondo y es la abundante migración de venezolanos a nuestra ciudad, es una problemática nacional, pues me cuentan que hasta en el Eje Cafetero hay bolivarianos recogiendo café, del inepto presidente Santos hacia abajo se han hecho los locos con esta grave situación y esto es el caldo de cultivo de muchas cosas peores que se avecinan, si no se hace algo y pronto.

En el centro proliferan mujeres con dos y tres niños tiradas en las aceras con bebes de brazo, mientras los más grandecitos piden en las esquinas a los conductores de los carros que están haciendo la escuadra, en más de una ocasión he manifestado mi admiración y cariño por el pueblo venezolano, pero no concibo que muchos de los que han venido a Colombia y a nuestra ciudad, sea por necesidad o por maldad, estén delinquiendo, además aquí casi no hay empleo para los colombianos mucho menos habrá para los venezolanos, entonces están quitándonos lo que por derecho propio nos pertenece, dado que ellos con tal de ganarse unos pesos están cobrando menos de la mitad de lo que devengan los colombianos, y nosotros los colombianos con tal de no pagarles prestaciones y economizarnos unos pesos, injustamente les pagamos una miseria, es triste pero es la realidad.

He escuchado de fuentes serias, que ya hay barrios en donde venezolanos están creando sus pandillas, en las filas del Eln ya hay muchos alineados, ¿entonces las autoridades que están haciendo al respecto? Ya llegó el momento de poner un verdadero control a su ingreso, no solo en la frontera sino también en los límites de la ciudad. Este no es un discurso anti-venezolano, sino más bien un llamado de atención a las autoridades para que busquen una solución real a este caos que apenas comienza, y si van a ayudar a los hermanos del vecino país, que lo hagan, pero no sin antes colocar un filtro en donde los verdaderos venezolanos de bien sean los beneficiados y no aquellos que vinieron a hacer fechorías a nuestra nación, que siempre tendrá las puertas abiertas para un pueblo que en su momento también tendió su mano amiga a nuestros compatriotas.