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General - 23 marzo, 2017

Así Nació mi poesía

Este es un detallado recuento de las virtudes del vallenato Fernando Dangond Castro, un científico que hoy es el Director Médico Ejecutivo y Jefe, Desarrollo Clínico Global en Enfermedades Neurodegenerativas en Estados Unidos, pero que lleva en su sangre la música vallenata, de la cual es uno de sus representativos compositores.

En una tarde de noviembre de 1962 cuando las brisas descendían por enfriamiento de la Sierra Nevada hacia Valledupar levantando el aire cálido, en una inmensa casa de arquitectura posmodernista, se escuchó la canción ‘Para Elisa’,  del compositor alemán  Ludwing van Beethoven, interpretada por la matrona Dominga Palmera, festejando la llegado de su nieto Fernando Dangond Castro, hijo del empresario exitoso y político reconocido Don Jorge Dangond Daza y su esposa Elisa Castro Palmera. Doña Elisa es una pianista reconocida igual que su madre, dotada además de una sensibilidad desbordante por las causas nobles y por su entrega a la Liga contra el Cáncer de la cual fue su fundadora.

En ese ambiente musical y de lucha por los derroteros que su padre le imprimió a todas sus actividades, creció Fernando.  Desde su niñez conoció varios instrumentos musicales, sus tíos maternos Alfonso, Rodrigo y Enrique heredaron la vena musical de su madre y su sobrino Mauricio Gutiérrez D. de su abuelita Elisa. Ellos participaban con el acordeón y el piano en cálidas y familiares reuniones en su residencia, donde confluían además los músicos reconocidos de la región, atendiendo el llamado de su padre, quien se fascinaba con estas tertulias que compactaban sus relaciones familiares y sociales en la ciudad.

Fernando se  inició con  el acordeón cromático o piano acordeón y con el diatónico de botones con el cual se lucen los juglares vallenatos, alternando con las lecciones de guitarra que le daba el maestro Arturo Molina, padre del acordeonero ‘Cocha’ Molina. Desde su niñez se embelesó con las tiernas y complejas ondas sonoras del piano que ejecutaba su madre en las inolvidables tertulias musicales. Incidió en su formación musical las orientaciones del maestro Antonio María Peñaloza, arreglista y coautor del himno del carnaval barranquillero ‘Te olvidé’, Andrés ‘El Turco’ Gil y Egidio Cuadrado, hoy día acordeonero de Carlos Vives y las innumerables parrandas con Emiliano Zuleta y ‘Colacho’, donde pudo conocer las intimidades del Acordeón, instrumento que hoy domina a la perfección. En el Festival de la Leyenda Vallenata en el concurso de acordeoneros en 1976 fue coronado como Rey Infantil. En 1981 fue ganador del concurso Canción Vallenata Inédita con su reconocido paseo ‘Nació mi poesía’. En esos festivales concursó con muchos niños que ahora son famosos: ‘Chiche’ Martínez, Orangel Maestre, Jesualdo Bolaños, Omar Geles, ‘Chiche’ Maestre y otros.

En alguna ocasión me comentó Fernando que escuchando una canción en la radio, le pareció muy simplona, eso lo motivó a revisar las primeras obras que ya había compuesto con el ánimo de mejorarlas. Ha compuesto más de 100 canciones, la mayoría grabadas por los más reconocidos grupos vallenatos como los hermanos Zuleta, Diomedes, Los Betos, Binomio de Oro, Iván Villazón, Silvio Brito, etc. Sus composiciones se caracterizan por sus melodías agradables y por la sensibilidad que contienen letras.  Algunas de ellas: ‘Así es mi Valle’, ‘Nació mi poesía’, ‘Palabras mágicas’, ‘Miedo al amor’, ‘Dame un besito’, ‘Águila furtiva’, ‘Vuelve pronto’, ‘Luz de mi destino’ y ‘El inconvenientico’, entre otras. Varias de sus canciones fueron compuestas cuando estaba en el colegio. ‘Águila furtiva’, grabada por los Hermanos Zuleta, surgió  en medio de una clase de química (la clase era en Inglés en el Colegio Nueva Granada-Bogotá), la continuó en el bus hacia el apartamento y la terminó al llegar. Cuando prestó el servicio militar en el MAC en un campamento en Melgar, nació el paseo ‘Poema triste’, grabada por ‘Chiche’ Martínez. ‘Nació mi poesía’, éxito de Jorge Oñate y Peter Manjarrez, la compuso en su residencia en Valledupar. Había llegado días antes de Bogotá, estaba nostálgico por una novia que había dejado en la capital, pero se sentía feliz estando con sus padres, hermanos y amigos, pero al mismo tiempo triste porque no estaba ella. Al querer explicarle porque quería tanto a su tierra, compuso sentado en su cama con papel y lápiz tarareando, esta bella obra musical convertida en una de las canciones vallenata más conocida:

“Nació mi poesía, como las madrugadas en mi pueblo /ardientes, puras y majestuosas, / mis versos viajeros y libres como el viento, /cual astro fugaz del firmamento, en la noche hermosa.
Porque el folclor de mi Valledupar, /donde el amor nace en mil corazones, /se eternizó en el alma del Cesar /en la alegría de mil acordeones/
Ya no hay casitas de bahareque /se llenó el Valle más de luces, /no venden arepitas, queques, /Merengues, chiricana y
dulces. (Link de la canción: https://youtu.be/iYebArliV48)
‘Miedo al Amor’, grabada por el Binomio de Oro, la compuso a las tres de la mañana trabajando en un hospital de Bogotá. No podía dormir, en esos momentos mágicos le llegó  la inspiración. Sin saberlo, Israel Romero y Rafael Orozco estaban grabando en Bogotá, ellos querían conocer su repertorio musical y le pidieron que se acercara al estudio de grabación. Allí escucharon  la canción y de inmediato la grabaron. Fernando, impresionado por lo que acababa de ocurrir se erizó y se le aguaron los ojos, todo fue intempestivo, unas horas antes la canción no existía.
La Medicina le daba tiempo para parrandear con los amigos de provincia en Bogotá. En el apartamento, que llamaban jocosamente ‘El Tapete Azul’, eran frecuentes las reuniones folclóricas con Iván Villazón, Fernando tocaba el piano y él cantaba.
De esas juergas nació la canción ‘El tapete azul’, grabada por Villazón. Al llegar a EEUU siguió componiendo, pero con menos frecuencia debido a las responsabilidades de trabajo y a la falta del ambiente mágico de la provincia, para hacerlo. Allí realizó especialización en Medicina Interna en Case Western Reserve University en la ciudad de Cleveland y de Neurología en la Universidad de Harvard. Después se especializó en Biología Molecular e Inmunología (ambas haciendo investigaciones científicas) en Harvard. Luego Profesor Asistente de Neurología de la U. de Harvard y Jefe del Laboratorio de la Regulación de la Transcripción e Inmunología en Harvard por cinco años. Ha publicado muchos artículos de ciencia y medicina. Sus investigaciones lo llevaron a descubrir dos genes humanos relacionados con el cáncer y enfermedades inmunológicas y neurodegenerativas. También reportó el primer caso heredado en el mundo de una enfermedad ahora llamada “Hemiplejía Alternante Familiar”.

Actualmente es el Director Médico Ejecutivo y Jefe, Desarrollo Clínico Global en Enfermedades Neurodegenerativas. Fernando es un compositor que conoce la guitarra, el acordeón, el piano y el canto. Las letras de sus canciones son producto de vivencias o inspiración en momentos de exaltación emocional que motivan su sensible mundo interior. Ellas son verdaderas poesías que brotan espontáneamente al ser enaltecidas por bellas melodía que acompaña con acordes y armonías apropiadas, para darle fuerza musical al mensaje o narración que expresa su mente prodigiosa.  En una oportunidad absortos por el ambiente agradable que nos ofrecía una noche colmada de estrellas que parecían tan cercanas como si pudiéramos alcanzarlas, apreciamos desde el cerro, el movimiento rítmico  de las hojas de los árboles, parecían con su vaivén, que  al son del viento festejaban las hermosas canciones que Fernando interpretaba en su acordeón. En ese momento mágico originado por el ambiente excepcional que nos ofrecía la naturaleza, propicio para escuchar con detenimiento sus obras musicales que brotaban de su alma enamorada, le pregunté: ¿Dónde estarás en algunos años? Sin titubear inmerso en su mundo de creatividad y sin subestimar las inmensas oportunidades que le ofrece su vasta formación académica y experiencia profesional en EU y sobre todo la unión admirable de su vida familiar con su amada esposa Mónica y sus hijos que allí han nacido, crecido y formado, me contestó lacónicamente, propio de su noble y brillante personalidad : “sueño con regresar al Valle, fuente de mi inspiración, de ese mundo mágico recibo la energía suficiente  para crear, para ser feliz, es imposible para mí vivir sin ese aliciente motivador, es vital mi Valle de colores”. Cuando lo escuchamos interpretar una de sus bellas melodías,  apreciamos que el vallenato tiene un verdadero poeta del piano, del acordeón y la guitarra, Fernando Dangond Castro.

Por Ricardo Gutiérrez Gutiérrez

General
23 marzo, 2017

Así Nació mi poesía

Este es un detallado recuento de las virtudes del vallenato Fernando Dangond Castro, un científico que hoy es el Director Médico Ejecutivo y Jefe, Desarrollo Clínico Global en Enfermedades Neurodegenerativas en Estados Unidos, pero que lleva en su sangre la música vallenata, de la cual es uno de sus representativos compositores.


En una tarde de noviembre de 1962 cuando las brisas descendían por enfriamiento de la Sierra Nevada hacia Valledupar levantando el aire cálido, en una inmensa casa de arquitectura posmodernista, se escuchó la canción ‘Para Elisa’,  del compositor alemán  Ludwing van Beethoven, interpretada por la matrona Dominga Palmera, festejando la llegado de su nieto Fernando Dangond Castro, hijo del empresario exitoso y político reconocido Don Jorge Dangond Daza y su esposa Elisa Castro Palmera. Doña Elisa es una pianista reconocida igual que su madre, dotada además de una sensibilidad desbordante por las causas nobles y por su entrega a la Liga contra el Cáncer de la cual fue su fundadora.

En ese ambiente musical y de lucha por los derroteros que su padre le imprimió a todas sus actividades, creció Fernando.  Desde su niñez conoció varios instrumentos musicales, sus tíos maternos Alfonso, Rodrigo y Enrique heredaron la vena musical de su madre y su sobrino Mauricio Gutiérrez D. de su abuelita Elisa. Ellos participaban con el acordeón y el piano en cálidas y familiares reuniones en su residencia, donde confluían además los músicos reconocidos de la región, atendiendo el llamado de su padre, quien se fascinaba con estas tertulias que compactaban sus relaciones familiares y sociales en la ciudad.

Fernando se  inició con  el acordeón cromático o piano acordeón y con el diatónico de botones con el cual se lucen los juglares vallenatos, alternando con las lecciones de guitarra que le daba el maestro Arturo Molina, padre del acordeonero ‘Cocha’ Molina. Desde su niñez se embelesó con las tiernas y complejas ondas sonoras del piano que ejecutaba su madre en las inolvidables tertulias musicales. Incidió en su formación musical las orientaciones del maestro Antonio María Peñaloza, arreglista y coautor del himno del carnaval barranquillero ‘Te olvidé’, Andrés ‘El Turco’ Gil y Egidio Cuadrado, hoy día acordeonero de Carlos Vives y las innumerables parrandas con Emiliano Zuleta y ‘Colacho’, donde pudo conocer las intimidades del Acordeón, instrumento que hoy domina a la perfección. En el Festival de la Leyenda Vallenata en el concurso de acordeoneros en 1976 fue coronado como Rey Infantil. En 1981 fue ganador del concurso Canción Vallenata Inédita con su reconocido paseo ‘Nació mi poesía’. En esos festivales concursó con muchos niños que ahora son famosos: ‘Chiche’ Martínez, Orangel Maestre, Jesualdo Bolaños, Omar Geles, ‘Chiche’ Maestre y otros.

En alguna ocasión me comentó Fernando que escuchando una canción en la radio, le pareció muy simplona, eso lo motivó a revisar las primeras obras que ya había compuesto con el ánimo de mejorarlas. Ha compuesto más de 100 canciones, la mayoría grabadas por los más reconocidos grupos vallenatos como los hermanos Zuleta, Diomedes, Los Betos, Binomio de Oro, Iván Villazón, Silvio Brito, etc. Sus composiciones se caracterizan por sus melodías agradables y por la sensibilidad que contienen letras.  Algunas de ellas: ‘Así es mi Valle’, ‘Nació mi poesía’, ‘Palabras mágicas’, ‘Miedo al amor’, ‘Dame un besito’, ‘Águila furtiva’, ‘Vuelve pronto’, ‘Luz de mi destino’ y ‘El inconvenientico’, entre otras. Varias de sus canciones fueron compuestas cuando estaba en el colegio. ‘Águila furtiva’, grabada por los Hermanos Zuleta, surgió  en medio de una clase de química (la clase era en Inglés en el Colegio Nueva Granada-Bogotá), la continuó en el bus hacia el apartamento y la terminó al llegar. Cuando prestó el servicio militar en el MAC en un campamento en Melgar, nació el paseo ‘Poema triste’, grabada por ‘Chiche’ Martínez. ‘Nació mi poesía’, éxito de Jorge Oñate y Peter Manjarrez, la compuso en su residencia en Valledupar. Había llegado días antes de Bogotá, estaba nostálgico por una novia que había dejado en la capital, pero se sentía feliz estando con sus padres, hermanos y amigos, pero al mismo tiempo triste porque no estaba ella. Al querer explicarle porque quería tanto a su tierra, compuso sentado en su cama con papel y lápiz tarareando, esta bella obra musical convertida en una de las canciones vallenata más conocida:

“Nació mi poesía, como las madrugadas en mi pueblo /ardientes, puras y majestuosas, / mis versos viajeros y libres como el viento, /cual astro fugaz del firmamento, en la noche hermosa.
Porque el folclor de mi Valledupar, /donde el amor nace en mil corazones, /se eternizó en el alma del Cesar /en la alegría de mil acordeones/
Ya no hay casitas de bahareque /se llenó el Valle más de luces, /no venden arepitas, queques, /Merengues, chiricana y
dulces. (Link de la canción: https://youtu.be/iYebArliV48)
‘Miedo al Amor’, grabada por el Binomio de Oro, la compuso a las tres de la mañana trabajando en un hospital de Bogotá. No podía dormir, en esos momentos mágicos le llegó  la inspiración. Sin saberlo, Israel Romero y Rafael Orozco estaban grabando en Bogotá, ellos querían conocer su repertorio musical y le pidieron que se acercara al estudio de grabación. Allí escucharon  la canción y de inmediato la grabaron. Fernando, impresionado por lo que acababa de ocurrir se erizó y se le aguaron los ojos, todo fue intempestivo, unas horas antes la canción no existía.
La Medicina le daba tiempo para parrandear con los amigos de provincia en Bogotá. En el apartamento, que llamaban jocosamente ‘El Tapete Azul’, eran frecuentes las reuniones folclóricas con Iván Villazón, Fernando tocaba el piano y él cantaba.
De esas juergas nació la canción ‘El tapete azul’, grabada por Villazón. Al llegar a EEUU siguió componiendo, pero con menos frecuencia debido a las responsabilidades de trabajo y a la falta del ambiente mágico de la provincia, para hacerlo. Allí realizó especialización en Medicina Interna en Case Western Reserve University en la ciudad de Cleveland y de Neurología en la Universidad de Harvard. Después se especializó en Biología Molecular e Inmunología (ambas haciendo investigaciones científicas) en Harvard. Luego Profesor Asistente de Neurología de la U. de Harvard y Jefe del Laboratorio de la Regulación de la Transcripción e Inmunología en Harvard por cinco años. Ha publicado muchos artículos de ciencia y medicina. Sus investigaciones lo llevaron a descubrir dos genes humanos relacionados con el cáncer y enfermedades inmunológicas y neurodegenerativas. También reportó el primer caso heredado en el mundo de una enfermedad ahora llamada “Hemiplejía Alternante Familiar”.

Actualmente es el Director Médico Ejecutivo y Jefe, Desarrollo Clínico Global en Enfermedades Neurodegenerativas. Fernando es un compositor que conoce la guitarra, el acordeón, el piano y el canto. Las letras de sus canciones son producto de vivencias o inspiración en momentos de exaltación emocional que motivan su sensible mundo interior. Ellas son verdaderas poesías que brotan espontáneamente al ser enaltecidas por bellas melodía que acompaña con acordes y armonías apropiadas, para darle fuerza musical al mensaje o narración que expresa su mente prodigiosa.  En una oportunidad absortos por el ambiente agradable que nos ofrecía una noche colmada de estrellas que parecían tan cercanas como si pudiéramos alcanzarlas, apreciamos desde el cerro, el movimiento rítmico  de las hojas de los árboles, parecían con su vaivén, que  al son del viento festejaban las hermosas canciones que Fernando interpretaba en su acordeón. En ese momento mágico originado por el ambiente excepcional que nos ofrecía la naturaleza, propicio para escuchar con detenimiento sus obras musicales que brotaban de su alma enamorada, le pregunté: ¿Dónde estarás en algunos años? Sin titubear inmerso en su mundo de creatividad y sin subestimar las inmensas oportunidades que le ofrece su vasta formación académica y experiencia profesional en EU y sobre todo la unión admirable de su vida familiar con su amada esposa Mónica y sus hijos que allí han nacido, crecido y formado, me contestó lacónicamente, propio de su noble y brillante personalidad : “sueño con regresar al Valle, fuente de mi inspiración, de ese mundo mágico recibo la energía suficiente  para crear, para ser feliz, es imposible para mí vivir sin ese aliciente motivador, es vital mi Valle de colores”. Cuando lo escuchamos interpretar una de sus bellas melodías,  apreciamos que el vallenato tiene un verdadero poeta del piano, del acordeón y la guitarra, Fernando Dangond Castro.

Por Ricardo Gutiérrez Gutiérrez