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Columnista - 5 mayo, 2018

Amarás a tu prójimo

En 1965 entré a trabajar al recién estrenado Poder Judicial, pues ya tenía alguna experiencia en cuestiones burocráticas, cuando fue creado el Distrito Judicial de Valledupar que comprendía lo que es hoy el actual Departamento del Cesar, segregado del antiguo Magdalena y duré por espacio de 10 u 11 años y recuerdo que practicábamos y […]

En 1965 entré a trabajar al recién estrenado Poder Judicial, pues ya tenía alguna experiencia en cuestiones burocráticas, cuando fue creado el Distrito Judicial de Valledupar que comprendía lo que es hoy el actual Departamento del Cesar, segregado del antiguo Magdalena y duré por espacio de 10 u 11 años y recuerdo que practicábamos y las visitas a la cárcel cada 15 días para informarle a los detenidos el estado de sus procesos y la última actuación y se les daba la oportunidad de oírlos en sus quejas y peticiones, primero en el desaparecido Mamón, donde hoy está la Casa de la Cultura, después en el Permanente Central, donde construyeron unas 3 o 4 celdas y un pequeño patio en donde estaban los presos como sardina en lata y cuando la población carcelaria fue creciendo pues se traían de todos los municipios esa pequeña cárcel fue insuficiente y se construyó la Cárcel Judicial en el barrio Dangond, se sintió el cambio y la situación del procesado o preso cambió, estuvieron cómodos, pero paralelo a eso Valledupar pasó a ser de pueblo a ciudad y hoy con más de medio millón de personas a esa cárcel no se le han hecho modificaciones sustanciales y menos ampliado y por eso hoy da dolor visitar a un amigo o familiar caído en desgracia que esté recluido ahí, están amontonados, repito, como sardina pero en lata grande, duermen en el suelo, se mueren de frío cuando llueve, además que se empapan, no tienen buenos servicios, todo es pobreza, miseria y necesidades, lo que hace pensar que ya es hora de trasladar ese caramanchel a otra parte donde el detenido goce de comodidades y se rehabilite.

No es difícil, ese lote es costoso y con el dinero de su venta, que debe ser mucho, pues es más de 1 hectárea, tal como están haciendo en otras ciudades los colegios y universidades, alcanza para comprar un terreno más grande y levantar una cárcel con todas las exigencias modernas acordes con las reglas de humanidad vigentes, para que el recluso se reivindique y para ello sugiero que sea por los lados de la Tramacúa, donde hay tierra suficiente que con seguridad las venden.

Ya es hora de actuar para mejorar la existencia de nuestros hermanos detenidos, de nuestro prójimo para darle cumplimiento a uno de los mandamientos de la ley de Dios que establece que “amarás a tu prójimo como a tí mismo”.

¿El barrio Dangond es de los pocos en Valledupar que no tiene parque de recreación y deportes y que mejor sitio para ello que ese terreno?

Señores Parlamentarios, señor Gobernador, señor Alcalde, ahí está el Ministerio de Justicia que tanto tiempo tiene de no hacer presencia en este departamento, pues después del Palacio de Justicia, su presencia no se ha vuelto a ver, ya es hora de que lo haga nuevamente y dote a Valledupar una cárcel con todas las comodidades modernas para esta clase de establecimiento.

Señor Secretario de Tránsito, cuántas veces tendremos que insistirle, o esperamos un accidente con consecuencias fatales para que se nos instale un reducidor de velocidad en la carrera 11 con calle 9 a la entrada del Conjunto Residencial Rosas del Ateneo. ¿Acaso usted no lee El Pilón?

Columnista
5 mayo, 2018

Amarás a tu prójimo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

En 1965 entré a trabajar al recién estrenado Poder Judicial, pues ya tenía alguna experiencia en cuestiones burocráticas, cuando fue creado el Distrito Judicial de Valledupar que comprendía lo que es hoy el actual Departamento del Cesar, segregado del antiguo Magdalena y duré por espacio de 10 u 11 años y recuerdo que practicábamos y […]


En 1965 entré a trabajar al recién estrenado Poder Judicial, pues ya tenía alguna experiencia en cuestiones burocráticas, cuando fue creado el Distrito Judicial de Valledupar que comprendía lo que es hoy el actual Departamento del Cesar, segregado del antiguo Magdalena y duré por espacio de 10 u 11 años y recuerdo que practicábamos y las visitas a la cárcel cada 15 días para informarle a los detenidos el estado de sus procesos y la última actuación y se les daba la oportunidad de oírlos en sus quejas y peticiones, primero en el desaparecido Mamón, donde hoy está la Casa de la Cultura, después en el Permanente Central, donde construyeron unas 3 o 4 celdas y un pequeño patio en donde estaban los presos como sardina en lata y cuando la población carcelaria fue creciendo pues se traían de todos los municipios esa pequeña cárcel fue insuficiente y se construyó la Cárcel Judicial en el barrio Dangond, se sintió el cambio y la situación del procesado o preso cambió, estuvieron cómodos, pero paralelo a eso Valledupar pasó a ser de pueblo a ciudad y hoy con más de medio millón de personas a esa cárcel no se le han hecho modificaciones sustanciales y menos ampliado y por eso hoy da dolor visitar a un amigo o familiar caído en desgracia que esté recluido ahí, están amontonados, repito, como sardina pero en lata grande, duermen en el suelo, se mueren de frío cuando llueve, además que se empapan, no tienen buenos servicios, todo es pobreza, miseria y necesidades, lo que hace pensar que ya es hora de trasladar ese caramanchel a otra parte donde el detenido goce de comodidades y se rehabilite.

No es difícil, ese lote es costoso y con el dinero de su venta, que debe ser mucho, pues es más de 1 hectárea, tal como están haciendo en otras ciudades los colegios y universidades, alcanza para comprar un terreno más grande y levantar una cárcel con todas las exigencias modernas acordes con las reglas de humanidad vigentes, para que el recluso se reivindique y para ello sugiero que sea por los lados de la Tramacúa, donde hay tierra suficiente que con seguridad las venden.

Ya es hora de actuar para mejorar la existencia de nuestros hermanos detenidos, de nuestro prójimo para darle cumplimiento a uno de los mandamientos de la ley de Dios que establece que “amarás a tu prójimo como a tí mismo”.

¿El barrio Dangond es de los pocos en Valledupar que no tiene parque de recreación y deportes y que mejor sitio para ello que ese terreno?

Señores Parlamentarios, señor Gobernador, señor Alcalde, ahí está el Ministerio de Justicia que tanto tiempo tiene de no hacer presencia en este departamento, pues después del Palacio de Justicia, su presencia no se ha vuelto a ver, ya es hora de que lo haga nuevamente y dote a Valledupar una cárcel con todas las comodidades modernas para esta clase de establecimiento.

Señor Secretario de Tránsito, cuántas veces tendremos que insistirle, o esperamos un accidente con consecuencias fatales para que se nos instale un reducidor de velocidad en la carrera 11 con calle 9 a la entrada del Conjunto Residencial Rosas del Ateneo. ¿Acaso usted no lee El Pilón?