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Columnista - 27 agosto, 2016

Amar al vecino, principio de paz

¿Quién es nuestro vecino: el samaritano, el indigente, el enemigo? Sí, sí, claro, pero también es la ballena, el delfín y la selva. Nuestro vecino es toda la comunidad de la vida, el universo entero. Lo debemos querer tanto como a nosotros mismos. Esto lo escribió Brian Patrick. Nos invita a pensar que no estamos […]

¿Quién es nuestro vecino: el samaritano, el indigente, el enemigo? Sí, sí, claro, pero también es la ballena, el delfín y la selva. Nuestro vecino es toda la comunidad de la vida, el universo entero. Lo debemos querer tanto como a nosotros mismos. Esto lo escribió Brian Patrick.

Nos invita a pensar que no estamos solos en la vida. Hay un mundo diverso, diferentes pensamientos y razones miles para aceptarnos entre todos, tal cual como somos cada uno. Esto no debe darnos razones para creer que porque hay diferencias, los que piensan diferente a mí, son mis enemigos o son deshonestos.

No. Lo importante es llevar un adecuado proceso de paz, es necesario hablar del tema, será siempre importante e interesante hablar de Paz. La idea es llenarnos de motivos para dar un abrazo y una palabra amable, mucho mejor que ser déspota e indiferente ante tanta maldad emitida por los corazones oscuros. La razón es sencilla, a todos nos interesa vivir en paz, en armonía con la naturaleza, con la vida. Es interesante amar al vecino, seguir cultivando los valores: amor, justicia, humildad, equidad, discreción, solidaridad, entrega; y muchos más, que se nos escapan del sentir, pero son realmente interesantes. Importante es que los cuidemos y cultivemos como el más preciado jardín.

Hoy encontramos a los más versados opositores de los acuerdos con las Farc, no entendemos, enemigos de diálogos para la paz, pero no enemigos de la paz, con calculadora en mano sacando cuentas de cuánto nos cuesta cada guerrillero desmovilizado, diciéndole a la gente que los guerrilleros van a llenar las curules del Congreso; espacios dados a dedo, como si esto fuera novedad. Sin que sea verdad. No tiene sentido, a la luz de la honestidad, que haya personas que se aferren tanto a desmeritar una loable gestión de paz. Una de las cosas que se nos olvida, en la reciente historia de desmovilización -AUC- vivida en nuestro país, es que el proceso de reintegración sigue invirtiendo dinero en estos personajes, eso nos ha costado mucho dinero del presupuesto nacional, nuestro recurso; y no ha sido ni será en vano. Mejor invertir en ese tipo de procesos y no darle más de nuestros recursos a la guerra. Muertes, humillaciones, desalojos de tierras productivas, campesinos perdidos en la ciudad.

Revisemos, es más sano un mal acuerdo para una paz, tanto anhelada, que mil razones para seguir en la guerra. Mirar por el espejo retrovisor y creer que la única opción de vida es empuñar un arma y hacerle daño a un hermano no es sano. La guerra es costosa, es cruel, hay casos individuales que nos ponen a dudar, no es impunidad, es que debemos mirar hacia el futuro, y cerrar brechas de odio y desesperanza.

El campesino se debe a su tierra, para cultivar y generar vida. Ama al vecino, con sus diferencias y las tuyas. Si a la Paz. Sólo Eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara.

 

Columnista
27 agosto, 2016

Amar al vecino, principio de paz

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
El Pilón

¿Quién es nuestro vecino: el samaritano, el indigente, el enemigo? Sí, sí, claro, pero también es la ballena, el delfín y la selva. Nuestro vecino es toda la comunidad de la vida, el universo entero. Lo debemos querer tanto como a nosotros mismos. Esto lo escribió Brian Patrick. Nos invita a pensar que no estamos […]


¿Quién es nuestro vecino: el samaritano, el indigente, el enemigo? Sí, sí, claro, pero también es la ballena, el delfín y la selva. Nuestro vecino es toda la comunidad de la vida, el universo entero. Lo debemos querer tanto como a nosotros mismos. Esto lo escribió Brian Patrick.

Nos invita a pensar que no estamos solos en la vida. Hay un mundo diverso, diferentes pensamientos y razones miles para aceptarnos entre todos, tal cual como somos cada uno. Esto no debe darnos razones para creer que porque hay diferencias, los que piensan diferente a mí, son mis enemigos o son deshonestos.

No. Lo importante es llevar un adecuado proceso de paz, es necesario hablar del tema, será siempre importante e interesante hablar de Paz. La idea es llenarnos de motivos para dar un abrazo y una palabra amable, mucho mejor que ser déspota e indiferente ante tanta maldad emitida por los corazones oscuros. La razón es sencilla, a todos nos interesa vivir en paz, en armonía con la naturaleza, con la vida. Es interesante amar al vecino, seguir cultivando los valores: amor, justicia, humildad, equidad, discreción, solidaridad, entrega; y muchos más, que se nos escapan del sentir, pero son realmente interesantes. Importante es que los cuidemos y cultivemos como el más preciado jardín.

Hoy encontramos a los más versados opositores de los acuerdos con las Farc, no entendemos, enemigos de diálogos para la paz, pero no enemigos de la paz, con calculadora en mano sacando cuentas de cuánto nos cuesta cada guerrillero desmovilizado, diciéndole a la gente que los guerrilleros van a llenar las curules del Congreso; espacios dados a dedo, como si esto fuera novedad. Sin que sea verdad. No tiene sentido, a la luz de la honestidad, que haya personas que se aferren tanto a desmeritar una loable gestión de paz. Una de las cosas que se nos olvida, en la reciente historia de desmovilización -AUC- vivida en nuestro país, es que el proceso de reintegración sigue invirtiendo dinero en estos personajes, eso nos ha costado mucho dinero del presupuesto nacional, nuestro recurso; y no ha sido ni será en vano. Mejor invertir en ese tipo de procesos y no darle más de nuestros recursos a la guerra. Muertes, humillaciones, desalojos de tierras productivas, campesinos perdidos en la ciudad.

Revisemos, es más sano un mal acuerdo para una paz, tanto anhelada, que mil razones para seguir en la guerra. Mirar por el espejo retrovisor y creer que la única opción de vida es empuñar un arma y hacerle daño a un hermano no es sano. La guerra es costosa, es cruel, hay casos individuales que nos ponen a dudar, no es impunidad, es que debemos mirar hacia el futuro, y cerrar brechas de odio y desesperanza.

El campesino se debe a su tierra, para cultivar y generar vida. Ama al vecino, con sus diferencias y las tuyas. Si a la Paz. Sólo Eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara.