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Columnista - 17 enero, 2018

Algo sobre las campañas políticas y sus candidatos

Un tanto agitado ha estado por estos días el avispero político y acaso por discreción y aun por temor, más valga no acercárnosle mucho para evitar así el riesgo de cualquier picadura, ya que los candidatos se vuelven muy sensibles a cualquier comentario político. Pero quizás alguien cargado de algunos añitos como yo, más no […]

Un tanto agitado ha estado por estos días el avispero político y acaso por discreción y aun por temor, más valga no acercárnosle mucho para evitar así el riesgo de cualquier picadura, ya que los candidatos se vuelven muy sensibles a cualquier comentario político. Pero quizás alguien cargado de algunos añitos como yo, más no ajeno a inquietudes y preocupaciones, le sea dado a observar el espectáculo y deducir de él variadas recomendaciones o indicaciones, tal vez ni fútiles ni inútiles.

Para comenzar, podríamos decir que a pocos meses de que se elija un nuevo Congreso muchos vallenatos estarán preguntándose qué hacer para no perderse en la espesa selva de candidatos. En el Cesar hay varias listas al Senado y muchas a la Cámara, en esta última usted consigue de todo como en botica y muchos de ellos desconocidos que no sé cómo van a capturar los votos de un electorado escéptico y cada día más confundido y apático. Me pregunto ¿para qué muchos de ellos se ponen de burla?

Tan urgente es transformar el Congreso como difícil hacerlo. Por eso es bueno que evaluemos las hojas de vida de algunos candidatos. El ideal es obtener un parlamento impuesto por ciudadanos incontaminados y mucha solvencia moral.

El otro tema es la del Senado de la República. Lograr una curul al Senado se está convirtiendo en una ardua lucha, no sólo porque la Circunscripción Nacional permite la “pesca” de votos entre regiones, sino por la gran invasión de candidatos al Senado de otros departamentos que vienen al Cesar con la “tula” en los bolsillos. He venido cuestionando esta inclusión de candidatos interioranos y costeños (Cepeda, Gerlein, los Name, etc., etc.) porque ellos ponen en peligro la representación de nuestro departamento en el ámbito nacional. Si no nos ponemos las pilas y nos avispamos, se esfumarían muchos votos. En la próxima columna, tocaré este tema.

Y para terminar y sé que no es fácil hacerlo, voy a mencionar algunos nombres de candidatos para Senado y Cámara; pues muchos de ellos se resienten si uno no los nombra o no los pone de primero en las listas. Así que el orden como los voy a mencionar no es por preferencia.

Por su idoneidad, honestidad y algunos de ellos por su trayectoria, no todos, me voy a atrever a recomendar algunos nombres, en la seguridad de que, de salir elegidos, miraremos con ojo muy crítico sus desempeños. Y ahí van, para el Senado: José Alfredo Gnecco por el Partido de la U, excelente candidato. Actual senador. Para la Cámara: ‘Ape’ Cuello por el Equipo Azul, Partido Conservador Colombiano; Eloy Quintero Romero por Cambio Radical; Arturo Calderón Rivadeneira por el Partido Liberal. Otros: Jorge Eliécer Salazar, Iván Murgas, Delwin Jiménez, Fawzi Muvdi y Gonzalo Gómez, entre otros. Tengo la seguridad que entre estos nombres saldrán los representantes y senadores del Cesar.

La campaña se torna interesante, con matices ingeniosos, inteligentes y nuevos. Seguramente con planteamiento y propuestas abundantes, aunque algunos dicen sus mentirillas que a la larga no hacen daño porque es la costumbre de algunos políticos y eso está bien. Fortalece la política, la hace más llamativa para los indiferentes y más interesante para los activos. Pero, eso sí, es urgente que sea una campaña con altura, si se quiere, pero con respeto por las ideas y por las personas sin panfletos ofensivos ni términos hirientes. Esa debe ser una norma de oro no sólo de los candidatos sino de sus seguidores.

Columnista
17 enero, 2018

Algo sobre las campañas políticas y sus candidatos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

Un tanto agitado ha estado por estos días el avispero político y acaso por discreción y aun por temor, más valga no acercárnosle mucho para evitar así el riesgo de cualquier picadura, ya que los candidatos se vuelven muy sensibles a cualquier comentario político. Pero quizás alguien cargado de algunos añitos como yo, más no […]


Un tanto agitado ha estado por estos días el avispero político y acaso por discreción y aun por temor, más valga no acercárnosle mucho para evitar así el riesgo de cualquier picadura, ya que los candidatos se vuelven muy sensibles a cualquier comentario político. Pero quizás alguien cargado de algunos añitos como yo, más no ajeno a inquietudes y preocupaciones, le sea dado a observar el espectáculo y deducir de él variadas recomendaciones o indicaciones, tal vez ni fútiles ni inútiles.

Para comenzar, podríamos decir que a pocos meses de que se elija un nuevo Congreso muchos vallenatos estarán preguntándose qué hacer para no perderse en la espesa selva de candidatos. En el Cesar hay varias listas al Senado y muchas a la Cámara, en esta última usted consigue de todo como en botica y muchos de ellos desconocidos que no sé cómo van a capturar los votos de un electorado escéptico y cada día más confundido y apático. Me pregunto ¿para qué muchos de ellos se ponen de burla?

Tan urgente es transformar el Congreso como difícil hacerlo. Por eso es bueno que evaluemos las hojas de vida de algunos candidatos. El ideal es obtener un parlamento impuesto por ciudadanos incontaminados y mucha solvencia moral.

El otro tema es la del Senado de la República. Lograr una curul al Senado se está convirtiendo en una ardua lucha, no sólo porque la Circunscripción Nacional permite la “pesca” de votos entre regiones, sino por la gran invasión de candidatos al Senado de otros departamentos que vienen al Cesar con la “tula” en los bolsillos. He venido cuestionando esta inclusión de candidatos interioranos y costeños (Cepeda, Gerlein, los Name, etc., etc.) porque ellos ponen en peligro la representación de nuestro departamento en el ámbito nacional. Si no nos ponemos las pilas y nos avispamos, se esfumarían muchos votos. En la próxima columna, tocaré este tema.

Y para terminar y sé que no es fácil hacerlo, voy a mencionar algunos nombres de candidatos para Senado y Cámara; pues muchos de ellos se resienten si uno no los nombra o no los pone de primero en las listas. Así que el orden como los voy a mencionar no es por preferencia.

Por su idoneidad, honestidad y algunos de ellos por su trayectoria, no todos, me voy a atrever a recomendar algunos nombres, en la seguridad de que, de salir elegidos, miraremos con ojo muy crítico sus desempeños. Y ahí van, para el Senado: José Alfredo Gnecco por el Partido de la U, excelente candidato. Actual senador. Para la Cámara: ‘Ape’ Cuello por el Equipo Azul, Partido Conservador Colombiano; Eloy Quintero Romero por Cambio Radical; Arturo Calderón Rivadeneira por el Partido Liberal. Otros: Jorge Eliécer Salazar, Iván Murgas, Delwin Jiménez, Fawzi Muvdi y Gonzalo Gómez, entre otros. Tengo la seguridad que entre estos nombres saldrán los representantes y senadores del Cesar.

La campaña se torna interesante, con matices ingeniosos, inteligentes y nuevos. Seguramente con planteamiento y propuestas abundantes, aunque algunos dicen sus mentirillas que a la larga no hacen daño porque es la costumbre de algunos políticos y eso está bien. Fortalece la política, la hace más llamativa para los indiferentes y más interesante para los activos. Pero, eso sí, es urgente que sea una campaña con altura, si se quiere, pero con respeto por las ideas y por las personas sin panfletos ofensivos ni términos hirientes. Esa debe ser una norma de oro no sólo de los candidatos sino de sus seguidores.