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Columnista - 27 agosto, 2016

Agosto de 1989, para recordar y también para olvidar

“El partido Liberal tiene empuje, en la plaza de Bolívar se grita, López el Pollo…”. Hemos recordado a propósito de un aniversario más del magnicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento la canción titulada ‘López el pollo’, de la autoría de Rafael Escalona, la cual fue grabada por Alfredo Gutiérrez e incluida en el LP ‘Alfredo […]

“El partido Liberal tiene empuje, en la plaza de Bolívar se grita, López el Pollo…”.

Hemos recordado a propósito de un aniversario más del magnicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento la canción titulada ‘López el pollo’, de la autoría de Rafael Escalona, la cual fue grabada por Alfredo Gutiérrez e incluida en el LP ‘Alfredo en carnaval’, en el año 1974, de la cual trascribimos el aparte que antecede.

Imposible olvidar que en el mes de agosto de 1989 culminé mis estudios en la Universidad del Atlántico y por tal motivo organicé viaje para el pueblo para el día 19 con el fin de descansar unos días y regresar para enfrentarme a los cuatro exámenes preparatorios que me faltaban, pues antes de terminar materias había realizado el de Derecho Público, fue un mes que comenzó colmado de agradables sorpresas para mí, pues había recibido el reconocimiento por haber obtenido durante el quinto año el máximo puntaje entre los doscientos estudiantes de la facultad de Derecho en sus jornadas diurnas y nocturnas, con cuatro de las once materias con promedio de cinco, y para redondear había terminado mi tesis sobre la venganza personal en La Guajira, por la cual obtuve posteriormente mención honorifica.

Más contento que puerco en tiempos de aguacate, la víspera de mi viaje de retorno, es decir el 18 de agosto, me fui con quien era mi novia entonces, mi actual esposa, a una tabernita barata que quedaba muy cerca de la U. Allí estuvimos más o menos hasta las diez de la noche sin saber que mientras bailábamos y corcoveábamos al ritmo de la música a alto volumen en medio del usual olor a cervezas y cigarrillos, afuera el mundo se estaba acabando.

Cuando salimos de allí la sorpresa fue espeluznante, un silencio largo, espantoso e sinuoso de que algo muy grave estaba pasando, pues no transitaban civiles por allí, solo nos tropezamos de frente con un pelotón de soldados con cascos de guerra marcados con la PM y uniformados con el color caqui. Vino a mi mente en aquel instante el documental que había visto en la Universidad sobre el golpe de Estado a Salvador Allende en Chile.

Lo primero que pensé fue que se había presentado un golpe de estado contra el presidente Barco, pues intentamos acercarnos a uno de los soldados y ni siquiera nos miró, pasó raudo, lo que aumentó mis temores de que alguna vaina grave había en el canto de la cabuya, seguimos caminando y no encontrábamos ni una alma circulando, solo volvimos a ver gente en una esquina de venta de perros donde varias personas tenían la oreja pegá a un radio, les pregunté qué pasó y me dijeron que habían herido a Galán, nunca creí que la cosa pasara a mayores, pero me extrañaba que se hubiera paralizado la ciudad, pasaban muy pocos taxi a los que nunca intenté detener porque estaba estrictico para el pasaje al día siguiente, ya me enteré que había fallecido cuando llegué a la pensión donde vivía.

Hice la reflexión aquella noche, que coincidencialmente llegué a Barranquilla para iniciar mis estudios, el día del sepelio de Rodrigo Lara Bonilla, asesinado por la mafia del narcotráfico y mi regreso al culminarlos el día del sepelio de Galán, también asesinado por los mismos actores.

Luis Carlos Galán en la U era visto con desconfianza porque se decía que su discurso era proclive a los gringos por monotemático antidrogas y se le veía como un pechichón del establecimiento, tenía mejor imagen Ernesto Samper porque Hernando Durán Dussan, el otro precandidato, era considerado como un halcón de extrema derecha. Son vainas que no se olvidan.

Columnista
27 agosto, 2016

Agosto de 1989, para recordar y también para olvidar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Eduardo Acosta Medina

“El partido Liberal tiene empuje, en la plaza de Bolívar se grita, López el Pollo…”. Hemos recordado a propósito de un aniversario más del magnicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento la canción titulada ‘López el pollo’, de la autoría de Rafael Escalona, la cual fue grabada por Alfredo Gutiérrez e incluida en el LP ‘Alfredo […]


“El partido Liberal tiene empuje, en la plaza de Bolívar se grita, López el Pollo…”.

Hemos recordado a propósito de un aniversario más del magnicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento la canción titulada ‘López el pollo’, de la autoría de Rafael Escalona, la cual fue grabada por Alfredo Gutiérrez e incluida en el LP ‘Alfredo en carnaval’, en el año 1974, de la cual trascribimos el aparte que antecede.

Imposible olvidar que en el mes de agosto de 1989 culminé mis estudios en la Universidad del Atlántico y por tal motivo organicé viaje para el pueblo para el día 19 con el fin de descansar unos días y regresar para enfrentarme a los cuatro exámenes preparatorios que me faltaban, pues antes de terminar materias había realizado el de Derecho Público, fue un mes que comenzó colmado de agradables sorpresas para mí, pues había recibido el reconocimiento por haber obtenido durante el quinto año el máximo puntaje entre los doscientos estudiantes de la facultad de Derecho en sus jornadas diurnas y nocturnas, con cuatro de las once materias con promedio de cinco, y para redondear había terminado mi tesis sobre la venganza personal en La Guajira, por la cual obtuve posteriormente mención honorifica.

Más contento que puerco en tiempos de aguacate, la víspera de mi viaje de retorno, es decir el 18 de agosto, me fui con quien era mi novia entonces, mi actual esposa, a una tabernita barata que quedaba muy cerca de la U. Allí estuvimos más o menos hasta las diez de la noche sin saber que mientras bailábamos y corcoveábamos al ritmo de la música a alto volumen en medio del usual olor a cervezas y cigarrillos, afuera el mundo se estaba acabando.

Cuando salimos de allí la sorpresa fue espeluznante, un silencio largo, espantoso e sinuoso de que algo muy grave estaba pasando, pues no transitaban civiles por allí, solo nos tropezamos de frente con un pelotón de soldados con cascos de guerra marcados con la PM y uniformados con el color caqui. Vino a mi mente en aquel instante el documental que había visto en la Universidad sobre el golpe de Estado a Salvador Allende en Chile.

Lo primero que pensé fue que se había presentado un golpe de estado contra el presidente Barco, pues intentamos acercarnos a uno de los soldados y ni siquiera nos miró, pasó raudo, lo que aumentó mis temores de que alguna vaina grave había en el canto de la cabuya, seguimos caminando y no encontrábamos ni una alma circulando, solo volvimos a ver gente en una esquina de venta de perros donde varias personas tenían la oreja pegá a un radio, les pregunté qué pasó y me dijeron que habían herido a Galán, nunca creí que la cosa pasara a mayores, pero me extrañaba que se hubiera paralizado la ciudad, pasaban muy pocos taxi a los que nunca intenté detener porque estaba estrictico para el pasaje al día siguiente, ya me enteré que había fallecido cuando llegué a la pensión donde vivía.

Hice la reflexión aquella noche, que coincidencialmente llegué a Barranquilla para iniciar mis estudios, el día del sepelio de Rodrigo Lara Bonilla, asesinado por la mafia del narcotráfico y mi regreso al culminarlos el día del sepelio de Galán, también asesinado por los mismos actores.

Luis Carlos Galán en la U era visto con desconfianza porque se decía que su discurso era proclive a los gringos por monotemático antidrogas y se le veía como un pechichón del establecimiento, tenía mejor imagen Ernesto Samper porque Hernando Durán Dussan, el otro precandidato, era considerado como un halcón de extrema derecha. Son vainas que no se olvidan.