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Columnista - 17 junio, 2017

Acorralados

Varios autores investigadores de desarrollo urbano coinciden que las ciudades están en una encrucijada y se enfrentan a desafíos históricos planteados por el crecimiento demográfico, el cambio climático acelerado, la creciente desigualdad y con demasiada frecuencia una habitabilidad deficiente. Estas variables conforman el inventario de adeudos de las ciudades colombianas. La fragilidad urbana de los […]

Varios autores investigadores de desarrollo urbano coinciden que las ciudades están en una encrucijada y se enfrentan a desafíos históricos planteados por el crecimiento demográfico, el cambio climático acelerado, la creciente desigualdad y con demasiada frecuencia una habitabilidad deficiente. Estas variables conforman el inventario de adeudos de las ciudades colombianas.

La fragilidad urbana de los procesos de urbanización representan lados oscuros por las deficiencias en el acceso a los servicios básicos, incluyendo seguridad, transporte público, agua y saneamiento básico; las ciudades que crecen con más rapidez son susceptibles de padecer por estas carencias.

Examinando el estudio realizado por el Instituto Igarapé en Brasil, la Nations University, el Foro Económico Mundial y la organización 100 Resilient Cities, concluyó que Valledupar es una ciudad con características de fragilidad urbana y con desafíos inmediatos: Padece por las debilidades inherentes a los procesos de urbanización rápida, desigualdad, pobreza, desempleo, problemas con el patrullaje policíaco y falta de seguridad. Este último indicador presenta una evolución progresiva y significativa. Los ciudadanos de Valledupar están acorralados, los delincuentes andan al acecho, ni siquiera las rejas logran disuadirlos, incluso no distinguen condición social de las víctimas; lamentablemente, es un peligro sentarse en las terrazas de las casas, la inseguridad se está adueñando de esa vieja tradición.

La inseguridad es un indicador colectivo que describe el clima social en que discurre la vida urbana en las ciudades, Joseph Stigtliz considera que existe una relación entre economía y violencia. La solución al problema es compleja, por sus razones multicausales, sin embargo, el progreso de la ilegalidad se hace insostenible ante la permisividad del estado.

La complejidad de la solución no es asimilada por la ciudadanía, el papel de víctima por atracos, robos a residencias y establecimientos de comercio dificulta comprenderlo, al punto de tomar justicia por su cuenta.

Alcalde Augusto ‘Tuto’ Uhia, usted tiene la obligación de revisar las acciones de la estrategia o política de seguridad ciudadana con el comandante de la policía, porque evidentemente están perdiendo con los delincuentes.

En el marco de las combinaciones relacionadas, las instituciones no pueden seguir evidenciando que el control de los fenómenos de inseguridad les queda grande y eludiendo la responsabilidad con el recurso retórico de la percepción. Mejor comprendan y analicen el crecimiento significativo de la población de Valledupar, el cambio de su estructura y la creciente urbanización, estas variables deben ser atendidas urgentemente y analizadas con actitud proactiva, para advertir las complicaciones inherentes al proceso de desmovilización del paramilitarismo, especialmente, por el advenimiento del proceso de implementación del acuerdo de paz con las Farc, el cual con certeza tendrá lugar en la zona urbana del país.

Señor alcalde, insisto hay que revisar la estrategia, está fallando, sus conciudadanos son acorralados por la inseguridad. Con absoluta determinación es menester crear un bloque de búsqueda para desmantelar las bandas y las ollas de microtráfico que operen en la ciudad, blindar con el ejército las entradas de la ciudad, robustecer el aparato tecnológico del centro de monitoreo, evaluar las labores de inteligencia, aplicar las distintas clases de patrullaje de la policía, particularmente, en sectores identificados con estimaciones altas de ilegalidad (para eso es la dotación), crear frentes de seguridad en los barrios con sirenas o alarmas y mantener comunicación directa y efectiva con los cuadrantes de la policía, con el fin de fundar confianza y apoyo de la ciudadanía. No olviden que una ciudad segura es susceptible de progreso.

Por Luis Elquis Díaz

@LuchoDiaz12

 

 

Columnista
17 junio, 2017

Acorralados

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

Varios autores investigadores de desarrollo urbano coinciden que las ciudades están en una encrucijada y se enfrentan a desafíos históricos planteados por el crecimiento demográfico, el cambio climático acelerado, la creciente desigualdad y con demasiada frecuencia una habitabilidad deficiente. Estas variables conforman el inventario de adeudos de las ciudades colombianas. La fragilidad urbana de los […]


Varios autores investigadores de desarrollo urbano coinciden que las ciudades están en una encrucijada y se enfrentan a desafíos históricos planteados por el crecimiento demográfico, el cambio climático acelerado, la creciente desigualdad y con demasiada frecuencia una habitabilidad deficiente. Estas variables conforman el inventario de adeudos de las ciudades colombianas.

La fragilidad urbana de los procesos de urbanización representan lados oscuros por las deficiencias en el acceso a los servicios básicos, incluyendo seguridad, transporte público, agua y saneamiento básico; las ciudades que crecen con más rapidez son susceptibles de padecer por estas carencias.

Examinando el estudio realizado por el Instituto Igarapé en Brasil, la Nations University, el Foro Económico Mundial y la organización 100 Resilient Cities, concluyó que Valledupar es una ciudad con características de fragilidad urbana y con desafíos inmediatos: Padece por las debilidades inherentes a los procesos de urbanización rápida, desigualdad, pobreza, desempleo, problemas con el patrullaje policíaco y falta de seguridad. Este último indicador presenta una evolución progresiva y significativa. Los ciudadanos de Valledupar están acorralados, los delincuentes andan al acecho, ni siquiera las rejas logran disuadirlos, incluso no distinguen condición social de las víctimas; lamentablemente, es un peligro sentarse en las terrazas de las casas, la inseguridad se está adueñando de esa vieja tradición.

La inseguridad es un indicador colectivo que describe el clima social en que discurre la vida urbana en las ciudades, Joseph Stigtliz considera que existe una relación entre economía y violencia. La solución al problema es compleja, por sus razones multicausales, sin embargo, el progreso de la ilegalidad se hace insostenible ante la permisividad del estado.

La complejidad de la solución no es asimilada por la ciudadanía, el papel de víctima por atracos, robos a residencias y establecimientos de comercio dificulta comprenderlo, al punto de tomar justicia por su cuenta.

Alcalde Augusto ‘Tuto’ Uhia, usted tiene la obligación de revisar las acciones de la estrategia o política de seguridad ciudadana con el comandante de la policía, porque evidentemente están perdiendo con los delincuentes.

En el marco de las combinaciones relacionadas, las instituciones no pueden seguir evidenciando que el control de los fenómenos de inseguridad les queda grande y eludiendo la responsabilidad con el recurso retórico de la percepción. Mejor comprendan y analicen el crecimiento significativo de la población de Valledupar, el cambio de su estructura y la creciente urbanización, estas variables deben ser atendidas urgentemente y analizadas con actitud proactiva, para advertir las complicaciones inherentes al proceso de desmovilización del paramilitarismo, especialmente, por el advenimiento del proceso de implementación del acuerdo de paz con las Farc, el cual con certeza tendrá lugar en la zona urbana del país.

Señor alcalde, insisto hay que revisar la estrategia, está fallando, sus conciudadanos son acorralados por la inseguridad. Con absoluta determinación es menester crear un bloque de búsqueda para desmantelar las bandas y las ollas de microtráfico que operen en la ciudad, blindar con el ejército las entradas de la ciudad, robustecer el aparato tecnológico del centro de monitoreo, evaluar las labores de inteligencia, aplicar las distintas clases de patrullaje de la policía, particularmente, en sectores identificados con estimaciones altas de ilegalidad (para eso es la dotación), crear frentes de seguridad en los barrios con sirenas o alarmas y mantener comunicación directa y efectiva con los cuadrantes de la policía, con el fin de fundar confianza y apoyo de la ciudadanía. No olviden que una ciudad segura es susceptible de progreso.

Por Luis Elquis Díaz

@LuchoDiaz12