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Columnista - 22 enero, 2012

A quien judicializar

Por: Luis Rafael Nieto Pardo Defensor público nietopardoluisrafael@latinmail.com Tal y como ya se ha vuelto una inveterada costumbre en nuestro país, a alguien se le dio por revisar los gastos e inversiones que se realizaron para llevar a cabo y culminar con éxito (como en efecto ocurrió) el evento del mundial sub-20 de futbol.  Entre […]

Por: Luis Rafael Nieto Pardo
Defensor público

nietopardoluisrafael@latinmail.com

Tal y como ya se ha vuelto una inveterada costumbre en nuestro país, a alguien se le dio por revisar los gastos e inversiones que se realizaron para llevar a cabo y culminar con éxito (como en efecto ocurrió) el evento del mundial sub-20 de futbol.  Entre otras cosas, el acucioso contralor (seguro que no le dieron coima como a Morales Russi), encontró que para el día de la clausura, se le habían cancelado cuatro milloncitos de pesos al señor Juan Elías González, quien resultó ser un humilde campesino nacido hace 65 años en el municipio de Dolores – Tolima, dinero que le fue cancelado (en un presunto escándalo de corrupción que lo involucra), a fin de que prestara sus conocimientos como radiestesista o rabdomancista, y no como chamán, como equivocadamente lo han bautizado algunos medios;  con el fin de evitar que lloviera en el Estadio El Campín el día de la clausura; y a fé que el brujo, zahorí, o adivinador (como lo cataloga el Diccionario Larousse  Ilustrado- no chamán como lo tildan los legos) cumplió con lo pactado , ya que luego de que con días de antelación, manipulando con maestría su péndulo, con varillas o con horquillas, el humilde Jorge Elías logró su cometido de percibir, manejar los estímulos eléctricos, electromagnéticos, magnetismo y radiaciones del cuerpo emisor (léase nubes cargadas de lluvia) ; y así evitó que se perdiera la esa sí, costosa inversión, y se malograra el espectáculo; que a la larga y gracias a la intervención del “científico”, como se le conoce y lo llaman en toda la comarca y sus alrededores.

Pero es que lo que hace el señor Jorge Elías no es nada nuevo;  según lo que pude investigar con la colaboración del colega José L. Castro Machuca, es que la radioestesia o rabdomancia, es una práctica que se lleva a cabo desde hace tiempos remotos ( hace más de 4.500 años, que se sepa), aun cuando hasta ahora no exista prueba científica acerca de su eficacia.

Lo que desde todo punto de vista (lógico y jurídico) resultaría absurdo, por decir lo menos, es que al pobre señor lo vayan a judicializar, involucrándolo en la suscripción, ejecución y cobro de un contrato en el cual, según los acuciosos funcionarios, no hubo observancia de los requisitos legales esenciales ( nos referimos al dudoso objeto del mismo), y cuya pena, según el contenido del artículo 410 del Código Penal, tiene pena de prisión de 4 a 12 años y multa que oscila entre los 50 y 200 salarios mínimos legales mensuales; y por si fuera poco, inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas de 5 a 12 años.  Por fortuna, el señor no es funcionario público, porque sino también el Procurador Ordoñez le arrecuesta la máxima pena de 20 años, como al pobre Ivancito.

Previendo esa posibilidad, y seguro de que el “científico” no tiene los medios necesarios para pagar una defensa letrada de caché (como es común en estos casos en la Capital), desde ya y desde aquí, le ofrezco mis humildes servicios profesionales, no ya como defensor público, sino a gratuidad como particular; y de lógica que alegaré en su favor la aplicación del contenido del artículo 56 del Régimen Penal Colombiano; pues, sin duda alguna, en el concurren las circunstancias de “…marginalidad, ignorancia o pobreza extremas, pues el está y vive convencido de que a través de su péndulo, descifra el repase de las cabañuelas y de esa forma hace el seguimiento de los fenómenos naturales, y así pronostica y controla el clima.  Cómo será de bueno que hasta Santos y Shakira (entre otros) lo han contratado directa o indirectamente.  Suerte señor Jorge, que no chamán.

Columnista
22 enero, 2012

A quien judicializar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Rafael Nieto Pardo

Por: Luis Rafael Nieto Pardo Defensor público nietopardoluisrafael@latinmail.com Tal y como ya se ha vuelto una inveterada costumbre en nuestro país, a alguien se le dio por revisar los gastos e inversiones que se realizaron para llevar a cabo y culminar con éxito (como en efecto ocurrió) el evento del mundial sub-20 de futbol.  Entre […]


Por: Luis Rafael Nieto Pardo
Defensor público

nietopardoluisrafael@latinmail.com

Tal y como ya se ha vuelto una inveterada costumbre en nuestro país, a alguien se le dio por revisar los gastos e inversiones que se realizaron para llevar a cabo y culminar con éxito (como en efecto ocurrió) el evento del mundial sub-20 de futbol.  Entre otras cosas, el acucioso contralor (seguro que no le dieron coima como a Morales Russi), encontró que para el día de la clausura, se le habían cancelado cuatro milloncitos de pesos al señor Juan Elías González, quien resultó ser un humilde campesino nacido hace 65 años en el municipio de Dolores – Tolima, dinero que le fue cancelado (en un presunto escándalo de corrupción que lo involucra), a fin de que prestara sus conocimientos como radiestesista o rabdomancista, y no como chamán, como equivocadamente lo han bautizado algunos medios;  con el fin de evitar que lloviera en el Estadio El Campín el día de la clausura; y a fé que el brujo, zahorí, o adivinador (como lo cataloga el Diccionario Larousse  Ilustrado- no chamán como lo tildan los legos) cumplió con lo pactado , ya que luego de que con días de antelación, manipulando con maestría su péndulo, con varillas o con horquillas, el humilde Jorge Elías logró su cometido de percibir, manejar los estímulos eléctricos, electromagnéticos, magnetismo y radiaciones del cuerpo emisor (léase nubes cargadas de lluvia) ; y así evitó que se perdiera la esa sí, costosa inversión, y se malograra el espectáculo; que a la larga y gracias a la intervención del “científico”, como se le conoce y lo llaman en toda la comarca y sus alrededores.

Pero es que lo que hace el señor Jorge Elías no es nada nuevo;  según lo que pude investigar con la colaboración del colega José L. Castro Machuca, es que la radioestesia o rabdomancia, es una práctica que se lleva a cabo desde hace tiempos remotos ( hace más de 4.500 años, que se sepa), aun cuando hasta ahora no exista prueba científica acerca de su eficacia.

Lo que desde todo punto de vista (lógico y jurídico) resultaría absurdo, por decir lo menos, es que al pobre señor lo vayan a judicializar, involucrándolo en la suscripción, ejecución y cobro de un contrato en el cual, según los acuciosos funcionarios, no hubo observancia de los requisitos legales esenciales ( nos referimos al dudoso objeto del mismo), y cuya pena, según el contenido del artículo 410 del Código Penal, tiene pena de prisión de 4 a 12 años y multa que oscila entre los 50 y 200 salarios mínimos legales mensuales; y por si fuera poco, inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas de 5 a 12 años.  Por fortuna, el señor no es funcionario público, porque sino también el Procurador Ordoñez le arrecuesta la máxima pena de 20 años, como al pobre Ivancito.

Previendo esa posibilidad, y seguro de que el “científico” no tiene los medios necesarios para pagar una defensa letrada de caché (como es común en estos casos en la Capital), desde ya y desde aquí, le ofrezco mis humildes servicios profesionales, no ya como defensor público, sino a gratuidad como particular; y de lógica que alegaré en su favor la aplicación del contenido del artículo 56 del Régimen Penal Colombiano; pues, sin duda alguna, en el concurren las circunstancias de “…marginalidad, ignorancia o pobreza extremas, pues el está y vive convencido de que a través de su péndulo, descifra el repase de las cabañuelas y de esa forma hace el seguimiento de los fenómenos naturales, y así pronostica y controla el clima.  Cómo será de bueno que hasta Santos y Shakira (entre otros) lo han contratado directa o indirectamente.  Suerte señor Jorge, que no chamán.