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Crónica - 23 mayo, 2011

A Alcides Manjarrés la nostalgia le ganó a verso limpio

Por Juan Rincón Vanegas [email protected] Cuando estaba en el cuarto de su casa ubicada en el barrio ‘El retorno’ de Fonseca, La Guajira, el verseador Alcides Manjarrés, recibió la mayor descarga de nostalgia y todo porque en su pequeño radio escuchaba el inicio del 44° Festival de la Leyenda Vallenata y la canción ‘Ausencia sentimental’. […]

Por Juan Rincón Vanegas
[email protected]

Cuando estaba en el cuarto de su casa ubicada en el barrio ‘El retorno’ de Fonseca, La Guajira, el verseador Alcides Manjarrés, recibió la mayor descarga de nostalgia y todo porque en su pequeño radio escuchaba el inicio del 44° Festival de la Leyenda Vallenata y la canción ‘Ausencia sentimental’.
No quiso venir al Festival Vallenato, por querer guardar un año de reposo, pero  la medicina fue peor que el mal, debido a que través de las ondas hertzianas supo lo que era estar lejos de lo que ha sido parte de su vida, el concurso de la piqueria, donde ha sido protagonista por muchos años.
“Este año no fui y entonces me di a la tarea de escuchar el Festival Vallenato por Radio Guatapurí. Desde la primera noche sentí una nostalgia única, cuando escuché la canción de Rafa Manjarrés, ‘Ausencia sentimental’. Periodista, le confieso que lloré y lo que faltaba…”, comienza narrando Alcides Manjarrés.
Esa noche no pudo casi conciliar el sueño. No estaba arrepentido, porque ya era tarde para hacerlo y le tocaba por primera vez vivir el festival a la distancia, donde voces amigas y contendores conocidos, lo pusieran al tanto de todo y hasta de jurado, sin voz ni voto.
“El primer día de competencia escuché a los acordeoneros profesionales, luego las canciones inéditas y finalmente a los verseadores. No pude esconder las lágrimas y no eran de dolor, sino de vivir ese momento glorioso estando ausente”, expresa el verseador ciego que se ha ganado tres veces el concurso de la piqueria en el Festival de la Leyenda Vallenata.
Es entonces cuando hace una pequeña parada e indica que “la verdad de todo, es que la nostalgia me ganó a verso limpio y ni modo de defenderme”. Lo invitó a lanzar un verso y enseguida lo suelta:

Yo muy triste me inspiré
de una manera legal,
y con nostalgia lloré
por no está en el festival.

Y para corroborar que su memoria sigue intacta y lista para dar la batalla en los distintos festivales añade:

Yo le voy a da una pista
de manera inteligente,
los ciegos no tiene vista
pero les sobra la mente.

Lo recordaron

La llama de la nostalgia estaba ardiendo a fuego lento, pero el segundo día de competencia en la estación radial dijeron que él hacía falta en la piqueria y su corazón latió más fuerte, nuevas lágrimas visitaron su rostro y no tuvo otra alternativa que atraparlas con su pañuelo. El mismo lo afirmó: “Pasé el trago amargo con un sorbo de tinto”.
Alcides, se la pasó los cinco días y noches del evento entre el patio debajo de un palo de limón, la terraza y el cuarto de su casa, con el radio pequeño en su oreja derecha y de esta manera estuvo al tanto de todo, hasta cuando se dieron los fallos finales.
Como todo un experto señala: “William Felizzola ganó bien la piqueria, Almes Granados no tenía pierde y la canción ‘Ciegos nosotros’ desde que la escuché era la fija a ocupar el primer puesto. Soberano mensaje que tiene esa canción. No puedo olvidar el gran homenaje a los maestros Lorenzo y Leandro, bien merecido. Se lo habían ganado por sus proezas a favor de la música vallenata”.
Sin parar entregó un concepto sobre el nivel de la piqueria. “Este concurso estuvo bajo de nivel, siempre los mismos llegando a la final. Nosotros, no tenemos la culpa de que no surjan nuevos verseadores y cada vez que subimos a la tarima hacemos nuestro aporte. Respecto a la piqueria, no lo digo yo, los medios de comunicación hace rato están llamando la atención en este sentido y que sucederá cuando los viejos algún día por diversas circunstancias, colguemos los versos, esa es mi pregunta”.

No se repetirá

Después de medio sacudirse de la nostalgia y emitir sus conceptos al vivir el festival a kilómetros de distancia, manifiesta que esta historia no volverá a repetirse.
“Regresaré al Festival Vallenato por la cuarta corona. He estado por casi todo el país verseando y donde quiera voy recibo mi mayor alimento, que son los aplausos y el día que esto no suceda como dice Leandro Díaz, agarro mi camino y me voy, pero creo, no sucederá porque en cada subida que hago a una tarima el cariño de la gente se multiplica”.
Entonces entra en el campo de las anécdotas donde cuenta que una vez peleó con su hermano Luis, también invidente, y un vecino al ver la discusión dijo: “Le voy al del cuchillo”. Enseguida todo terminó.
También indica que hace algunos años cuando no estaba dedicado a enfrentarse a verso limpio con cualquier contendor, atendía una cantina donde vendía cerveza, ron y ponía la mejor música del momento. Sobre su singular trabajo anota: “Con mi hermano Luis, tuvimos un conjunto vallenato y teníamos una pequeña amplificación de sonido y al retirarnos de esa actividad musical decidimos meternos al negocio de montar una cantina, nos fue bien y nadie se volaba debiéndonos. La mayoría de veces, cuando no estaban nuestros familiares nosotros mismos vendíamos y poníamos la música. En cuanto a los billetes les pasábamos los dedos y conocíamos su valor”.

Agradecido con Dios

Alcides Antonio Manjarrés, quien ostenta con orgullo el apellido de su mamá, porque su papá Pablo Enrique Solano, lo quiso registrar cuando él tenía 22 años y se negó contestándole: “Gracias, ya ha pasado mucha agua debajo del puente y mi mamá es todo para mi”.
Ahora a sus 54 años, se siente agradecido con Dios porque sabe que ha sido premiado con mucha sabiduría y su nombre está inscrito en las páginas de todos los festivales vallenatos que se realizan en Colombia. Además, vive feliz con sus hijas Enelice y María y más con sus cuatro nietos.
No se quiso despedir sin antes expresar en verso todo lo que significa la piqueria en su largo recorrido por los versos, teniendo a su lado un rival.

Soy experto en la materia
le voy a decí enseguida,
el concurso de la piqueria
forma parte de mi vida.

  • Alcides ‘Chide’ Manjarrés hace una pequeña parada e indica que “la verdad de todo, es que la nostalgia me ganó a verso limpio y ni modo de defenderme”.

 

Crónica
23 mayo, 2011

A Alcides Manjarrés la nostalgia le ganó a verso limpio

Por Juan Rincón Vanegas [email protected] Cuando estaba en el cuarto de su casa ubicada en el barrio ‘El retorno’ de Fonseca, La Guajira, el verseador Alcides Manjarrés, recibió la mayor descarga de nostalgia y todo porque en su pequeño radio escuchaba el inicio del 44° Festival de la Leyenda Vallenata y la canción ‘Ausencia sentimental’. […]


Por Juan Rincón Vanegas
[email protected]

Cuando estaba en el cuarto de su casa ubicada en el barrio ‘El retorno’ de Fonseca, La Guajira, el verseador Alcides Manjarrés, recibió la mayor descarga de nostalgia y todo porque en su pequeño radio escuchaba el inicio del 44° Festival de la Leyenda Vallenata y la canción ‘Ausencia sentimental’.
No quiso venir al Festival Vallenato, por querer guardar un año de reposo, pero  la medicina fue peor que el mal, debido a que través de las ondas hertzianas supo lo que era estar lejos de lo que ha sido parte de su vida, el concurso de la piqueria, donde ha sido protagonista por muchos años.
“Este año no fui y entonces me di a la tarea de escuchar el Festival Vallenato por Radio Guatapurí. Desde la primera noche sentí una nostalgia única, cuando escuché la canción de Rafa Manjarrés, ‘Ausencia sentimental’. Periodista, le confieso que lloré y lo que faltaba…”, comienza narrando Alcides Manjarrés.
Esa noche no pudo casi conciliar el sueño. No estaba arrepentido, porque ya era tarde para hacerlo y le tocaba por primera vez vivir el festival a la distancia, donde voces amigas y contendores conocidos, lo pusieran al tanto de todo y hasta de jurado, sin voz ni voto.
“El primer día de competencia escuché a los acordeoneros profesionales, luego las canciones inéditas y finalmente a los verseadores. No pude esconder las lágrimas y no eran de dolor, sino de vivir ese momento glorioso estando ausente”, expresa el verseador ciego que se ha ganado tres veces el concurso de la piqueria en el Festival de la Leyenda Vallenata.
Es entonces cuando hace una pequeña parada e indica que “la verdad de todo, es que la nostalgia me ganó a verso limpio y ni modo de defenderme”. Lo invitó a lanzar un verso y enseguida lo suelta:

Yo muy triste me inspiré
de una manera legal,
y con nostalgia lloré
por no está en el festival.

Y para corroborar que su memoria sigue intacta y lista para dar la batalla en los distintos festivales añade:

Yo le voy a da una pista
de manera inteligente,
los ciegos no tiene vista
pero les sobra la mente.

Lo recordaron

La llama de la nostalgia estaba ardiendo a fuego lento, pero el segundo día de competencia en la estación radial dijeron que él hacía falta en la piqueria y su corazón latió más fuerte, nuevas lágrimas visitaron su rostro y no tuvo otra alternativa que atraparlas con su pañuelo. El mismo lo afirmó: “Pasé el trago amargo con un sorbo de tinto”.
Alcides, se la pasó los cinco días y noches del evento entre el patio debajo de un palo de limón, la terraza y el cuarto de su casa, con el radio pequeño en su oreja derecha y de esta manera estuvo al tanto de todo, hasta cuando se dieron los fallos finales.
Como todo un experto señala: “William Felizzola ganó bien la piqueria, Almes Granados no tenía pierde y la canción ‘Ciegos nosotros’ desde que la escuché era la fija a ocupar el primer puesto. Soberano mensaje que tiene esa canción. No puedo olvidar el gran homenaje a los maestros Lorenzo y Leandro, bien merecido. Se lo habían ganado por sus proezas a favor de la música vallenata”.
Sin parar entregó un concepto sobre el nivel de la piqueria. “Este concurso estuvo bajo de nivel, siempre los mismos llegando a la final. Nosotros, no tenemos la culpa de que no surjan nuevos verseadores y cada vez que subimos a la tarima hacemos nuestro aporte. Respecto a la piqueria, no lo digo yo, los medios de comunicación hace rato están llamando la atención en este sentido y que sucederá cuando los viejos algún día por diversas circunstancias, colguemos los versos, esa es mi pregunta”.

No se repetirá

Después de medio sacudirse de la nostalgia y emitir sus conceptos al vivir el festival a kilómetros de distancia, manifiesta que esta historia no volverá a repetirse.
“Regresaré al Festival Vallenato por la cuarta corona. He estado por casi todo el país verseando y donde quiera voy recibo mi mayor alimento, que son los aplausos y el día que esto no suceda como dice Leandro Díaz, agarro mi camino y me voy, pero creo, no sucederá porque en cada subida que hago a una tarima el cariño de la gente se multiplica”.
Entonces entra en el campo de las anécdotas donde cuenta que una vez peleó con su hermano Luis, también invidente, y un vecino al ver la discusión dijo: “Le voy al del cuchillo”. Enseguida todo terminó.
También indica que hace algunos años cuando no estaba dedicado a enfrentarse a verso limpio con cualquier contendor, atendía una cantina donde vendía cerveza, ron y ponía la mejor música del momento. Sobre su singular trabajo anota: “Con mi hermano Luis, tuvimos un conjunto vallenato y teníamos una pequeña amplificación de sonido y al retirarnos de esa actividad musical decidimos meternos al negocio de montar una cantina, nos fue bien y nadie se volaba debiéndonos. La mayoría de veces, cuando no estaban nuestros familiares nosotros mismos vendíamos y poníamos la música. En cuanto a los billetes les pasábamos los dedos y conocíamos su valor”.

Agradecido con Dios

Alcides Antonio Manjarrés, quien ostenta con orgullo el apellido de su mamá, porque su papá Pablo Enrique Solano, lo quiso registrar cuando él tenía 22 años y se negó contestándole: “Gracias, ya ha pasado mucha agua debajo del puente y mi mamá es todo para mi”.
Ahora a sus 54 años, se siente agradecido con Dios porque sabe que ha sido premiado con mucha sabiduría y su nombre está inscrito en las páginas de todos los festivales vallenatos que se realizan en Colombia. Además, vive feliz con sus hijas Enelice y María y más con sus cuatro nietos.
No se quiso despedir sin antes expresar en verso todo lo que significa la piqueria en su largo recorrido por los versos, teniendo a su lado un rival.

Soy experto en la materia
le voy a decí enseguida,
el concurso de la piqueria
forma parte de mi vida.

  • Alcides ‘Chide’ Manjarrés hace una pequeña parada e indica que “la verdad de todo, es que la nostalgia me ganó a verso limpio y ni modo de defenderme”.