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Informe - 13 febrero, 2016

Los Grillos y El Cartucho, empresas del microtráfico

Tras la captura de ‘Los Ñocos’ las autoridades enfilaron sus fuerzas hacia otras organizaciones que se dedican a la venta de estupefacientes al menudeo en Valledupar.

El barrio La Nevada es centro de operaciones de ‘El Cartucho’. Algunos de sus integrantes han sido capturados por la Policía, pero la estructura criminal sigue operando.
El barrio La Nevada es centro de operaciones de ‘El Cartucho’. Algunos de sus integrantes han sido capturados por la Policía, pero la estructura criminal sigue operando.

El pasado 13 de enero la Policía Nacional dio un duro golpe al microtráfico de estupefacientes en Valledupar, con el desmantelamiento de la banda ‘Los Ñocos’, conformada por miembros de una la familia Arias Fernández. Siete personas fueron capturadas y se logró debilitar este negocio en el barrio El Pupo, donde se encontraba su base de operaciones.

Sin embargo, el microtráfico en la ciudad tiene otras organizaciones igual o más poderosas que ‘Los Ñocos’. Se trata de bandas como ‘El Cartucho’ en el barrio La Nevada, al noroccidente de la capital cesarense; y Los Grillos, del barrio El Carmen.

“Esa gente maneja millones de pesos al mes y son muy escurridizos. ‘Los Ñocos’ apenas es una cabeza dentro el negocio”, asegura un investigador de la Policía que ha estado de cerca en el mundo del microtráfico o venta de estupefacientes al menudeo en los barrios populares de Valledupar.

De ‘El Cartucho’ se conoció que tiene cinco cabecillas y de ellos se desprenden los colaboradores, entre ellos menores de edad, quienes tienen la funciones de ‘campana’ (avisar cuando estén cerca las autoridades) y a la venta de marihuana, coca y basuco.

Si bien los integrantes de esta organización no son tan populares y antiguos como ‘Los Ñocos’, que tenían más de 20 años en el negocio de las drogas, sí es temida por los habitantes de barrios de la zona noroccidental: La Nevada, Divino Niño, Bello Horizonte, invasión Los Guasimales y una parte de Garupal.

A pesar del miedo, algunos residentes en esos sectores incrementaron el número de quejas en relación a este grupo delincuencial.

“Es normal ver menores de edad involucrados con esta banda, además, la venta de las drogas las hacen, a veces, a plena luz del día y a la vista de muchas personas”, agregó el investigador.

Luego de un tiempo de seguimientos, en junio de 2015 la unidad de estupefacientes de la Sijín de la Policía Cesar hizo unos allanamientos en Los Guasimales y en La Nevada dando con la detención de algunos de varios integrantes de ‘El Cartucho’, que sigue operando en la zona con sus mismos líderes y por eso no ha salido del radar de las autoridades.

El comandante de la Policía Cesar, coronel Diego Rosero, manifestó que sus hombres están detrás del grupo delincuencial para recopilar toda la información y evidencias posibles, es decir, “cuántas personas la integran y hasta dónde llega su poder. Somos minuciosos y precavidos al momento de entregar información sobre ellos para que la investigación no se caiga”.

Los Grillos de El Carmen

Quienes residen en el barrio El Carmen, zona céntrica de Valledupar, también se han acostumbrado a convivir con la presencia de ‘Los Grillos’, conformada por los miembros de una misma familia tal como ocurría con Los Ñocos en el barrio El Pupo.

Por más de 10 años vienen expendiendo drogas, convirtiéndose en una tradición familiar. Los vecinos saben lo que hacen, pero ninguno habla abiertamente sobre ellos, y si llegan a conversar al respecto lo hacen a puerta cerrada.

“¡Jum! Yo prefiero no hablar sobre eso”, contestó un residente del barrio El Carmen al equipo de investigación de EL PILÓN. Otro hombre consultado por este diario dijo que sabía quiénes eran ‘Los Grillos’, señaló la casa en donde viven, pero se alejó argumentando que no sabía más nada.

La ley del silencio impera. La casa está ubicada en inmediaciones del parque del sector y aunque los vecinos quieren mantenerse en silencio saben exactamente cómo operan, dónde guardan las papeletas de marihuana y cocaína, qué clientes frecuentan la vivienda. Incluso, es normal observarlos en la zona de bares de El Carmen, cerca de la zona donde permanecen las prostitutas.

“Es más, de ese sector de las discotecas llegan clientes a la casa de ‘Los Grillos’ a comprar droga”, manifestó una fuente.

La droga, a veces, no la mantienen dentro de la vivienda, también la guardan en árboles o debajo de piedras mientras la comercializan. La Policía tendría referenciados a cuatro integrantes de la banda, pero no cuentan con las pruebas para desarticularla.

Modus operandis

La forma de comercializar la droga que usan ‘Los Grillos’ es similar a la mayoría de organizaciones expendedoras de drogas al menudeo en Valledupar, uno de los objetivos es evitar a toda costa que sea descubierto el cargamento en las casas cuando la Policía hace allanamientos.

“Hay otros que no quieren involucrar su lugar de vivienda con el negocio y venden la droga en una esquina, esconden la droga en la alcantarilla, bajo la tierra. Un consumidor se acerca a un expendedor, a quien le entrega el dinero, el traficante da una vuelta para ir hacia donde está la caleta, saca la cantidad de droga que quiere y después regresa a donde está el cliente para entregar el producto”, explicó el comandante de la Policía Cesar, coronel Diego Rosero.

Los otros grupos

Si bien ‘Los Grillos’ y ‘El Cartucho’ se han convertido en objetivos primordiales de la Sijín y la Fiscalía, en otros sectores de la ciudad existen otras organizaciones que manejan el tráfico de los estupefacientes.

Están ubicados en barrios como El Páramo, en el sur de Valledupar; Ciudadela 450 Años, en el occidente; el sector de la carrera Cuarta, donde está ‘la gente de alias Gerson’ y La Macarena; el Dangond, Los Fundadores y Primero de Mayo.

Por ejemplo, la Sijín tiene ubicada una casa verde enrejada en la Ciudadela 450 Años, donde los tres encargados de despachar son jóvenes entre los 16 y los 25 años, que solo permiten el ingreso al predio de clientes conocidos y otras personas de su confianza.

En el patio de una casa vecina hay otro expendedor que siempre porta una mochila, según informantes, cargadas con papeletas de marihuana y basuco, que cuestan entre cinco mil y seis mil pesos.

Mientras eso ocurre en el suroccidente, en el sur quienes manejan la droga en El Páramo también mezclan este negocio con el hurto y préstamo de armas de fuego, generando más problemas de inseguridad. La Policía señaló a Yaneth Rojano Mendoza, alias ‘La Guare’, como la presunta líder de una banda que traficaba estupefacientes y al tráfico de armas de fuego para que se cometieran hurtos; en septiembre de 2014 fue capturada en una casa de ese barrio luego que los efectivos de la Sijín encontraran un revólver calibre 32 y un cargamento de 50 dosis de base de coca.

La droga y el abastecimiento

Estos grupos dedicados al microtráfico, no mantienen en sus casas más de seis kilos de marihuana o más de 500 gramos de basuco, y esto lo hacen para que a las autoridades se les haga difícil encontrar la mercancía. Es decir, tienen cargamento para comercializarlo en dos o tres días y cuando se les termina hacen el mismo procedimiento con la red mayoritaria de drogas que los abastece.

“Hay una cadena criminal que suministra estas drogas y está ubicada en otros lugares, algunas de ellas en zonas rurales”, informó el comandante de la Policía Cesar.

Según el oficial, los grandes cargamentos algunas veces son procesados en zonas cercanas a Valledupar, ayudando a que el abastecimiento de estupefacientes sea más inmediato y no pueda ser obstaculizado por la Policía.

“De dos kilogramos de base de coca que pueden trabajar en un laboratorio esa cantidad se multiplica por tres de bazuco”, agregó.

El trabajo contra el microtráfico

La Policía tiene claro que el microtráfico es un problema que aqueja a la ciudad y no se acaba con solo desmantelar a una banda como ‘Los Ñocos’, así esta haya sido una de las más importantes.

“Queremos hacer algo similar a lo ocurrido con ‘Los Ñocos’, quienes aceptaron sus cargos tras ser capturados. La idea es que las evidencias sean fuertes para que todo aquel que sea detenido se allane. Sé que hay otras comunas de la ciudad donde tenemos esta problemática, pero debemos decir que seremos implacables ante los delincuentes. La Policía tiene esta misión importante”, concluyó el coronel Diego Rosero.

Mientras las autoridades trabajan contra el flagelo de las drogas, el negocio muta porque cuando capturan a expendedores llegan otras para asumir los terrenos vacíos, en una cadena ‘blindada’ por la ignominia de algunos miembros de la fuerza pública, autoridades civiles y la misma comunidad que con su silencio, motivado por diferentes factores, parecen sus cómplices.

“Queremos que el 2016 aumenten los allanamientos, para que de esta manera hayan más capturas e incautaciones de drogas, y poder quebrarle la espina dorsal a estas estructuras dedicadas al tráfico de estupefacientes”: coronel Diego Rosero, comandante de la Policía Cesar.
“Si queremos infiltrarnos tenemos que ganarnos la confianza de ellos para ver cómo operan”: investigador.
“Hay una cadena criminal que suministra estas drogas y está ubicada en otros lugares, algunas de ellas en zonas rurales”, comandante de la Policía Cesar, coronel Diego Rosero.

 

Por Rennier Asprilla
Twitter: @rasut

Informe
13 febrero, 2016

Los Grillos y El Cartucho, empresas del microtráfico

Tras la captura de ‘Los Ñocos’ las autoridades enfilaron sus fuerzas hacia otras organizaciones que se dedican a la venta de estupefacientes al menudeo en Valledupar.


El barrio La Nevada es centro de operaciones de ‘El Cartucho’. Algunos de sus integrantes han sido capturados por la Policía, pero la estructura criminal sigue operando.
El barrio La Nevada es centro de operaciones de ‘El Cartucho’. Algunos de sus integrantes han sido capturados por la Policía, pero la estructura criminal sigue operando.

El pasado 13 de enero la Policía Nacional dio un duro golpe al microtráfico de estupefacientes en Valledupar, con el desmantelamiento de la banda ‘Los Ñocos’, conformada por miembros de una la familia Arias Fernández. Siete personas fueron capturadas y se logró debilitar este negocio en el barrio El Pupo, donde se encontraba su base de operaciones.

Sin embargo, el microtráfico en la ciudad tiene otras organizaciones igual o más poderosas que ‘Los Ñocos’. Se trata de bandas como ‘El Cartucho’ en el barrio La Nevada, al noroccidente de la capital cesarense; y Los Grillos, del barrio El Carmen.

“Esa gente maneja millones de pesos al mes y son muy escurridizos. ‘Los Ñocos’ apenas es una cabeza dentro el negocio”, asegura un investigador de la Policía que ha estado de cerca en el mundo del microtráfico o venta de estupefacientes al menudeo en los barrios populares de Valledupar.

De ‘El Cartucho’ se conoció que tiene cinco cabecillas y de ellos se desprenden los colaboradores, entre ellos menores de edad, quienes tienen la funciones de ‘campana’ (avisar cuando estén cerca las autoridades) y a la venta de marihuana, coca y basuco.

Si bien los integrantes de esta organización no son tan populares y antiguos como ‘Los Ñocos’, que tenían más de 20 años en el negocio de las drogas, sí es temida por los habitantes de barrios de la zona noroccidental: La Nevada, Divino Niño, Bello Horizonte, invasión Los Guasimales y una parte de Garupal.

A pesar del miedo, algunos residentes en esos sectores incrementaron el número de quejas en relación a este grupo delincuencial.

“Es normal ver menores de edad involucrados con esta banda, además, la venta de las drogas las hacen, a veces, a plena luz del día y a la vista de muchas personas”, agregó el investigador.

Luego de un tiempo de seguimientos, en junio de 2015 la unidad de estupefacientes de la Sijín de la Policía Cesar hizo unos allanamientos en Los Guasimales y en La Nevada dando con la detención de algunos de varios integrantes de ‘El Cartucho’, que sigue operando en la zona con sus mismos líderes y por eso no ha salido del radar de las autoridades.

El comandante de la Policía Cesar, coronel Diego Rosero, manifestó que sus hombres están detrás del grupo delincuencial para recopilar toda la información y evidencias posibles, es decir, “cuántas personas la integran y hasta dónde llega su poder. Somos minuciosos y precavidos al momento de entregar información sobre ellos para que la investigación no se caiga”.

Los Grillos de El Carmen

Quienes residen en el barrio El Carmen, zona céntrica de Valledupar, también se han acostumbrado a convivir con la presencia de ‘Los Grillos’, conformada por los miembros de una misma familia tal como ocurría con Los Ñocos en el barrio El Pupo.

Por más de 10 años vienen expendiendo drogas, convirtiéndose en una tradición familiar. Los vecinos saben lo que hacen, pero ninguno habla abiertamente sobre ellos, y si llegan a conversar al respecto lo hacen a puerta cerrada.

“¡Jum! Yo prefiero no hablar sobre eso”, contestó un residente del barrio El Carmen al equipo de investigación de EL PILÓN. Otro hombre consultado por este diario dijo que sabía quiénes eran ‘Los Grillos’, señaló la casa en donde viven, pero se alejó argumentando que no sabía más nada.

La ley del silencio impera. La casa está ubicada en inmediaciones del parque del sector y aunque los vecinos quieren mantenerse en silencio saben exactamente cómo operan, dónde guardan las papeletas de marihuana y cocaína, qué clientes frecuentan la vivienda. Incluso, es normal observarlos en la zona de bares de El Carmen, cerca de la zona donde permanecen las prostitutas.

“Es más, de ese sector de las discotecas llegan clientes a la casa de ‘Los Grillos’ a comprar droga”, manifestó una fuente.

La droga, a veces, no la mantienen dentro de la vivienda, también la guardan en árboles o debajo de piedras mientras la comercializan. La Policía tendría referenciados a cuatro integrantes de la banda, pero no cuentan con las pruebas para desarticularla.

Modus operandis

La forma de comercializar la droga que usan ‘Los Grillos’ es similar a la mayoría de organizaciones expendedoras de drogas al menudeo en Valledupar, uno de los objetivos es evitar a toda costa que sea descubierto el cargamento en las casas cuando la Policía hace allanamientos.

“Hay otros que no quieren involucrar su lugar de vivienda con el negocio y venden la droga en una esquina, esconden la droga en la alcantarilla, bajo la tierra. Un consumidor se acerca a un expendedor, a quien le entrega el dinero, el traficante da una vuelta para ir hacia donde está la caleta, saca la cantidad de droga que quiere y después regresa a donde está el cliente para entregar el producto”, explicó el comandante de la Policía Cesar, coronel Diego Rosero.

Los otros grupos

Si bien ‘Los Grillos’ y ‘El Cartucho’ se han convertido en objetivos primordiales de la Sijín y la Fiscalía, en otros sectores de la ciudad existen otras organizaciones que manejan el tráfico de los estupefacientes.

Están ubicados en barrios como El Páramo, en el sur de Valledupar; Ciudadela 450 Años, en el occidente; el sector de la carrera Cuarta, donde está ‘la gente de alias Gerson’ y La Macarena; el Dangond, Los Fundadores y Primero de Mayo.

Por ejemplo, la Sijín tiene ubicada una casa verde enrejada en la Ciudadela 450 Años, donde los tres encargados de despachar son jóvenes entre los 16 y los 25 años, que solo permiten el ingreso al predio de clientes conocidos y otras personas de su confianza.

En el patio de una casa vecina hay otro expendedor que siempre porta una mochila, según informantes, cargadas con papeletas de marihuana y basuco, que cuestan entre cinco mil y seis mil pesos.

Mientras eso ocurre en el suroccidente, en el sur quienes manejan la droga en El Páramo también mezclan este negocio con el hurto y préstamo de armas de fuego, generando más problemas de inseguridad. La Policía señaló a Yaneth Rojano Mendoza, alias ‘La Guare’, como la presunta líder de una banda que traficaba estupefacientes y al tráfico de armas de fuego para que se cometieran hurtos; en septiembre de 2014 fue capturada en una casa de ese barrio luego que los efectivos de la Sijín encontraran un revólver calibre 32 y un cargamento de 50 dosis de base de coca.

La droga y el abastecimiento

Estos grupos dedicados al microtráfico, no mantienen en sus casas más de seis kilos de marihuana o más de 500 gramos de basuco, y esto lo hacen para que a las autoridades se les haga difícil encontrar la mercancía. Es decir, tienen cargamento para comercializarlo en dos o tres días y cuando se les termina hacen el mismo procedimiento con la red mayoritaria de drogas que los abastece.

“Hay una cadena criminal que suministra estas drogas y está ubicada en otros lugares, algunas de ellas en zonas rurales”, informó el comandante de la Policía Cesar.

Según el oficial, los grandes cargamentos algunas veces son procesados en zonas cercanas a Valledupar, ayudando a que el abastecimiento de estupefacientes sea más inmediato y no pueda ser obstaculizado por la Policía.

“De dos kilogramos de base de coca que pueden trabajar en un laboratorio esa cantidad se multiplica por tres de bazuco”, agregó.

El trabajo contra el microtráfico

La Policía tiene claro que el microtráfico es un problema que aqueja a la ciudad y no se acaba con solo desmantelar a una banda como ‘Los Ñocos’, así esta haya sido una de las más importantes.

“Queremos hacer algo similar a lo ocurrido con ‘Los Ñocos’, quienes aceptaron sus cargos tras ser capturados. La idea es que las evidencias sean fuertes para que todo aquel que sea detenido se allane. Sé que hay otras comunas de la ciudad donde tenemos esta problemática, pero debemos decir que seremos implacables ante los delincuentes. La Policía tiene esta misión importante”, concluyó el coronel Diego Rosero.

Mientras las autoridades trabajan contra el flagelo de las drogas, el negocio muta porque cuando capturan a expendedores llegan otras para asumir los terrenos vacíos, en una cadena ‘blindada’ por la ignominia de algunos miembros de la fuerza pública, autoridades civiles y la misma comunidad que con su silencio, motivado por diferentes factores, parecen sus cómplices.

“Queremos que el 2016 aumenten los allanamientos, para que de esta manera hayan más capturas e incautaciones de drogas, y poder quebrarle la espina dorsal a estas estructuras dedicadas al tráfico de estupefacientes”: coronel Diego Rosero, comandante de la Policía Cesar.
“Si queremos infiltrarnos tenemos que ganarnos la confianza de ellos para ver cómo operan”: investigador.
“Hay una cadena criminal que suministra estas drogas y está ubicada en otros lugares, algunas de ellas en zonas rurales”, comandante de la Policía Cesar, coronel Diego Rosero.

 

Por Rennier Asprilla
Twitter: @rasut