En la Décima Feria Equina todos dirigen su mirada a Milano, un ejemplar fuera de competencia que llama la atención del público asistente. “Milano tiene mucho Pedigrí, es de mejor familia que nosotros”, dijo Edgardo Espinoza Ochoa, propietario del equino árabe que es la sensación en la feria de su especie que se realiza en Valledupar.

Y no es para menos, la descendencia materna y paterna de este caballo es de campeones, según cuenta su propietario. El tatarabuelo fue elegido el caballo árabe más hermoso del siglo XX, el bisabuelo fue campeón en EE.UU, el abuelo campeón de Chile, El Papá campeón dos veces en Colombia y la mamá también fue varias veces campeona.

Espinoza Ochoa, dueño del ejemplar es un paisa con corazón vallenato, médico-oftalmólogo, aficionado a los caballos, en particular los de la raza Árabe por tener particularidades diferentes al caballo criollo. Llegó a estas tierras hace más de 20 años y cuando no está en su laboratorio atendiendo pacientes se dedica a cuidar de sus caballos.

“El caballo Árabe siempre ha sido íntimamente relacionado con el humano, son muy sociables, algunas dicen incluso que es una mezcla de perro y caballo por su inteligencia”, sostuvo Espinoza quien al tiempo hizo énfasis en que esta raza ha estado íntimamente relacionada con los beduinos que lo consideraban un miembro más de la familia.

Milano y su historia
Edgardo Espinoza Ochoa considera a Milano como un hijo, pero el más necio de todos. Hace seis meses lo compró en Bogotá y maneja un linaje particular, especial; hoy cumple sus seis años.
Además de Milano tiene varios ejemplares criollos y comenta que más que concursar llegó a la Feria para apoyar y respaldar a sus amigos caballistas.

El dueño del ejemplar es un paisa con corazón vallenato, médico-oftalmólogo, aficionado a los caballos, en particular los de la raza Árabe por tener particularidades diferentes al caballo criollo.

Letty Polo Thomas
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